«Con la muerte, Jurek ha visto truncado todo —se dijo—, se ha ido sin tan siquiera sospechar que cuanto hace y decide el hombre de modo consciente no significa nada, mientras que todo lo importante que realizamos a espaldas de nuestra voluntad queda en alguna parte detrás de nosotros, persiguiéndonos, y a veces, en el peor de los casos, somos nosotros quienes lo perseguimos».
Jaroslav Iwaszkiewicz, Las señoritas de Wilko