lunes, noviembre 17, 2008

Eduardo Rabasa sobre Páramo


Generosamente, Eduardo Rabasa, director editorial de Editorial Sexto Piso, comenta el surgimiento de Páramo Ediciones en un texto publicado el sábado pasado en Público, de Grupo Milenio. El texto, aquí, y acá:


Páramo Ediciones

"Lo único seguro de una editorial independiente es que va a desaparecer". Esta lapidaria frase se le atribuye al mítico Jorge Herralde, ícono mundial de un exitoso ejemplo de editorial independiente devenida rentable negocio. Durante muchos años pareció ser la sentencia predominante en el paisaje editorial mexicano, dominado de manera aplastante por los grandes grupos extranjeros y por la presencia de magníficas editoriales independientes como Anagrama, Tusquets, Siruela, etc., que parecían estrellas polares cuyo ejemplo era tan loable como impensable para una editorial mexicana, con honrosas excepciones como la legendaria Era. Quizá aún es muy temprano para advertir un cambio en el panorama, pero desde hace algún tiempo se percibe un movimiento de editoriales que rompen con el discurso tradicional de la edición independiente, el de la queja inane ante las imposibles condiciones del mundo del libro en México, el que considera que hacer libros es una empresa romántica, condenada al fracaso de manera irremediable.
Bajo la premisa de construir un sólido catálogo literario surge Páramo Ediciones, editorial dirigida por el escritor, editor y crítico Geney Beltrán. Sus dos primeros títulos son Angustia, del clásico brasileño Graciliano Ramos y Diecisiete tomates, del narrador indocanadiense Jaspreet Singh, y ya hay otros siete títulos en preparación. Se aprecia con nitidez la intención de ir dando forma y concreción a un gusto literario orientado por la calidad. El diseño concede primacía a la estética del libro como objeto, pero toma en cuenta desde ahora la importancia de la identidad del proyecto como un todo. Es de celebrarse el surgimiento de Páramo Ediciones, una sólida apuesta que se suma al pequeño grupo de editoriales empeñadas en demostrar que en nuestro país, al igual que en casi todos los demás, la supervivencia de un proyecto editorial en última instancia no depende más que de la capacidad de conectar con los lectores necesarios para hacer viable el proyecto.

Eduardo Rabasa