El texto que publiqué el sábado pasado en Hoja por Hoja ha provocado algunas respuestas en contra. En una ocasión futura me detendré en un diálogo con ellas.
De momento, distingo cierta imprecisión en esas lecturas: como resulta obvio en el texto, era mi interés, antes que reseñar el Diccionario de escritores mexicanos de Aurora Ocampo exclusivamente, hacer el examen de la forma, según yo, nociva, como algunas de las características distinguibles y naturales en un listado bibliográfico como es esa obra de consulta son compartidas por el medio académico en su mayoría, sin ninguna responsabilidad ética. La novedad de los argumentos me parece, como diría Borges, menos importante que su pertinencia o actualidad.En todo caso, ésta es una buena coyuntura para una reflexión más extendida sobre las distintas modalidades de la crítica, y una defensa de aquella que, percibo, está ausente en los medios académicos. Pero ahora estoy con un pie en las vacaciones. Hay tiempo para todo. Más adelante regresaré al tema.