jueves, febrero 26, 2009

Pliego 16 en Minería


Pliego 16, revista de la Fundación para las Letras Mexicanas, se presenta mañana viernes 27, a las 14:00 horas, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en el Auditorio 4. Comentan Paola Velasco y elgeney. Modera Eduardo Langagne.

lunes, febrero 23, 2009

Esther Seligson en Palacio

Este sábado 28, a las 13:00 horas, en el ciclo Escritores en Palacio de la Feria del Libro del Palacio de Minería (Tacuba 5, Centro Histórico, Ciudad de México), Esther Seligson, una de las mayores estilistas de la lengua española, será entrevistada, torpemente, por elgeney, quien conoce y admira mucho su obra literaria. Esta charla será en la Galería de Rectores.

viernes, febrero 20, 2009

Palabras de Fina

Ahora siento menos que en la adolescencia ese imperio de la memoria y el deseo. El hoy humilde me parece el verdadero alimento. Pan nuestro de cada día, no lo excepcional, sino lo diario que no cansa, ni estraga, y que sustenta. Vivir en esa especie de disparadero del proyecto incesante, menudo o magno, escamotea muchas veces su maná precioso sosteniéndonos. Que ningún acto que realicemos en el día, ni aún el más modesto, sea mecánico. Que podamos tender la cama con la misma inspiración con que antes se iba a ver la caída del crepúsculo. La mujer que cose un roto, la que enciende el fuego, la que barre el polvo, contribuye también al orden del mundo, a la caridad más misteriosa: sirve a la luz. Esto no excluye otros órdenes y otras órdenes de más vasto alcance. Se trata de rescatarlo todo, no sólo lo que no poseemos aún sino lo que poseíamos sin darnos cuenta. Se trata también del servicio misterioso.
No se debiera tener “una” poética. En la poética personal debieran entrar todas las otras poéticas posibles... Que el arte directo no excluya el viejo preciosismo. La naturaleza crea el ala para el vuelo pero, después, la decora. El realismo verdadero debiera abarcar el sueño y el no-sueño, lo que tiene un fin y lo que no tiene ninguno, el cacharro doméstico y la Vía Láctea. Ningún otro realismo que el de la misericordia.
Fina García Marruz, Hablar de la poesía

viernes, febrero 13, 2009

En la feria

Mañana sábado estaré en la Feria Internacional de Lectura, de Tonantzintla, Puebla, presentando los libros de Páramo Ediciones, gracias a la invitación generosa de Érika Burgos y el Consejo Puebla de Lectura. El acto tendrá verificativo (como se decía antes) a las 14:00 horas. La sede de la Filec es el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), ubicado en la calle Luis Enrique Erro 1, Santa María Tonantzintla, Puebla.

lunes, febrero 09, 2009

Noticia importante sobre Hoja por Hoja

Dejo aquí una breve comunicación de mi admirado y respetado Tomás Granados Salinas, líder brillante y director de Hoja por Hoja y la casa editorial Libraria, sobre la situación actual del suplemento en que, gracias a su confianza, he venido participando como jefe de redacción desde octubre pasado.



A nuestros lectores:
Lamentamos informar que con el número 141 de Hoja por Hoja, fechado el 7 de febrero de este año, llegamos al final de un capítulo. Debido al elevado tipo de cambio del dólar y al alto precio del papel, Grupo Reforma decidió interrumpir la publicación de Hoja por Hoja en sus tres diarios; sin la participación de esos periódicos, cuyo tiraje conjunto ronda los 250 mil ejemplares, el esquema comercial del suplemento es inviable. Estamos en busca de una alternativa que nos permita mantener a flote esta aventura, que en junio próximo cumpliría 12 años de vida. No concibo esto como el cierre de Hoja por Hoja sino como una hibernación de pronóstico incierto.



Quiero compartir este acre momento con ustedes, pues de una u otra manera su participación en el suplemento permitió que publicáramos más de 140 números mensuales, 12 ediciones especiales en la FIL de Guadalajara y dos en ferias internacionales, que en conjunto suponen unos 4 mil libros comentados.
Va un abrazo y mi agradecimiento,

Tomás Granados Salinas

viernes, febrero 06, 2009

Sobre Angustia, de Graciliano Ramos

El ensayista y editor Pablo Duarte ha publicado en la revista Letras Libres el texto «Diez maneras de mirar a un despechado», sobre la novela Angustia, del brasileño Graciliano Ramos, publicada por Páramo Ediciones, con el apoyo del Fonca-Conaculta.
He aquí el texto:

1

¿Hay más encanto en el hecho o en su insinuación? Esta pregunta, formulada con mucho mayor hondura por Wallace Stevens en su poema “Thirteen ways of looking at a blackbird”, parece central. Sin duda es exagerado, casi caricaturesco, pretender adscribirle a cada texto una pregunta, como si de signos zodiacales se tratara. Sin embargo, en el caso de esta novela, una interrogante parece estar siendo arrastrada: ¿la aparición o la sugerencia?

2

Graciliano Ramos nace y muere dentro del territorio brasileño. Publica en 1936 su segunda novela, Angustia. En ella, un pobre diablo sufre por amor en un pueblo al norte de Brasil. Una experiencia universal, el desamor: no caduca porque sigue sucediendo y cuando sucede parece que lo hace por primera vez. Grandes catálogos de cursilerías se han escrito bajo el auspicio del desamor pero esta novela no es de esas. Aquí, la rabia puede más que el embeleso; si fuera el caso hacer la distinción, esta novela no es un bolero, es una canción ranchera.

3

No es gratuito lo de canción ranchera: en Angustia el terruño está presente. La experiencia universal inserta en una región particular, protagónica. Importa dónde es que Luis da Silva agoniza porque, mientras lo hace, recuerda víboras y sertoneros, mulatos con idiosincrasias reveladoras y venganzas al estilo campesino. La agonía de Luis da Silva es un ajuste de cuentas con la región. Lejos de hallar consuelo, el paisaje encierra aún más al protagonista. Porque la manera en que Graciliano Ramos escribe el terruño se asemeja a quien escribe la asfixia. Ningún consuelo para Luis da Silva.

4

Graciliano Ramos no es cándido con su personaje: de todas las maneras posibles lo encierra. No tendría por qué serlo: el desamor es, entre otras cosas, ahogo. Y el autor, muerto en 1953, le va creando círculos cada vez más apretados. Pero tampoco es cándido con sus lectores, ni tendría por qué serlo; nos encierra. Para salvar el escollo de la cursilería, nos encierra en Luis da Silva, misántropo y descorazonado.

5

Qué necesidad hay del costumbrismo, de ser fiel a sus dictados. Qué necesidad de serle fiel al orden casto, a la secuencia lógica. Si Graciliano Ramos lo hubiera intentado, tendríamos entre manos una exposición del amor no correspondido –aquí, el primer encuentro; allá, los escarceos furtivos; aquel, el enemigo; estos, los planes de venganza. Entraríamos a la galería del dolor más común por repetitivo. Sucede a diario, el desengaño; pero no precisamos reparar en la secuencia de sus partes para reconocerlo. El desorden delata nuestro estado.


6

La escritura de Graciliano Ramos estorba, se repite y se contradice. Si fue un autor radical lo fue, en esta novela, por su fidelidad al lenguaje del trastorno. Para Luis da Silva, y para quien lo lee, no hay palabras de aliento. No hay sosiego, porque cualquier complacencia sería una traición a la experiencia universal del desamor. El lenguaje hace gárgaras, boquea, se angustia. El espacio pierde solidez, cede. El tiempo se vuelve posibilidad y ensoñación, Luis da Silva parece incapaz de mirar el mundo en otro tiempo que no sea el condicional simple. Todo podría haber sido. Graciliano Ramos no miente. Por momentos aburre, colma la paciencia, pero no miente. El trastorno del desengañado se construye con repeticiones, tedio y todo lo que podría haber sido.

7

De vuelta a la pregunta, ¿aparición o sugerencia? El relato de un hombre trastornado por un desamor es por necesidad aparición. Es el relato de una exposición. A falta de trama, motivos. No importa que las razones sean dudosas, es preciso que aparezcan, que sean rumiadas, roídas. La escritura de Graciliano Ramos está hecha del sonido que hacen las palabras al ser roídas.

8

No hay manera de engañarse, Angustia es un pueblo en el norte de Brasil. Y sin embargo uno se engaña: Graciliano Ramos crea un mundo aparte. Un mundo, en palabras de James Wood, “de humillaciones, afrentas, duelos y desdenes”. El crítico inglés habla del mundo que inauguró Dostoievski con Memorias del subsuelo (1864). Incluso le pone un nombre, “el mundo de la bofetada”. Para Wood, lo que está en juego en aquella novela es una pugna irresoluble entre el orgullo y la humildad. Luis da Silva no escatima al momento de mostrarse altivo. Se finge suficiente. Se dice a sí mismo que es capaz de desdeñar a cualquiera. Y el mundo actúa en consecuencia. Las afrentas abundan. Las humillaciones son constantes. Angustia no es una novela de folclor, porque el folclor, para funcionar, pide contemplación, asombro.

9

“Me preocupaba, sobre todo, el silencio.” Y silencio es lo que hace falta. No hay respiro para Luis da Silva y tampoco para el lector. Prerrogativa del humillado: temer no a las humillaciones, sino al silencio. Porque el silencio, en este caso, no es descanso. Graciliano Ramos ha encerrado a Luis da Silva de tal modo que el silencio ni siquiera es el silencio de la muerte. No hay resolución. En el extremo de su delirio, tumbado en cama por la angustia, Luis da Silva confiesa: “Yo me deslizaba en esos silencios, flotaba, subía, bajaba hasta el fondo, volvía a la superficie, intentaba asirme a una rama.” El silencio es eso que impide asir la rama.

10

Pero, insisto, la disyuntiva entre aparición y sugerencia es una pregunta que se arrastra por toda la novela. Tal vez ahí está su encanto. No hay duda de que logra hacer aparecer al trastornado, que lo revela en toda su intrincada obstinación. Pero el lenguaje, tan expuesto, termina por desgastarse. Como si fuera una clave de lectura, el protagonista gasta el tiempo escribiendo el nombre de su objeto de deseo. Después de tanta repetición, el nombre se deshace. Entonces, construye palabras nuevas con los despojos. Y cuando esas nuevas palabras se agotan, garabatea cualquier cosa. “Al final desaparece todo”, dice Luis da Silva, “[...] hasta que dejo en el papel algunos borrones apretados, unos rebordes muy negros”. De la angustia va quedando sólo lo sugerible, lo inenarrable. ~

jueves, febrero 05, 2009

Número de febrero


El próximo sábado 3 de enero se pondrá en circulación el número 140 de Hoja por Hoja, suplemento de Libros, publicación de Libraria.
En su apartado central, bajo el título “Tronco común. Medio siglo de libros de texto gratuitos”, la investigadora Lorenza Villa Lever recorre la historia de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, en el contexto de los 50 años su fundación, y revisa los cambios y polémicas por los que han pasado los libros de texto gratuitos en México. Por su parte, el escritor y editor Felipe Garrido comparte su experiencia como autor de un libro de texto de historia de México, realizado hace casi dos décadas, y que sigue vigente.

Reseñas:
J.M. Servín escribe sobre Qué es el qué, de Dave Eggers, y El traductor, de Daoud Hari.



Hernán Lara Zavala sobre Ágape se paga, de William Gaddis.
Absalom García Chow sobre La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes.


Vicente Alfonso sobre Gente así, de Vicente Leñero
Arnoldo Kraus sobre De eso se trata, de Juan Villoro
Vivian Abenshushan sobre Elogio de la vagancia, de Guillermo Fadanelli


Héctor Vera sobre Los best-sellers prohibidos en Francia antes de la revolución, de Robert Darnton
Fernando García Ramírez sobre Los cómplices del presidente, de Anabel Hernández
Francisco Noreña sobre Matemáticas simplificadas, publicación del Consejo Nacional de Matemáticas

En el Librero: el budismo, por Camila Krauss

Además, trae notas sobre muchas otras novedades editoriales (sobre La grande, de Juan José Saer, por ejemplo), y la sección Hoja por Hoja para Niños y Jóvenes.
El suplemento aparece encartado en los periódicos Reforma (ciudad de México, edición para suscriptores), AZ (Xalapa y Veracruz), Crónica (Campeche), Noreste (Poza Rica), Prensa de Reynosa (Reynosa) y El Sur (Acapulco).

lunes, febrero 02, 2009

Historia de un sacrificio


En el centro de Un cuerpo, novela corta de Diego José (1973), se halla el cuerpo asesinado de una adolescente. Alrededor, las voces de los personajes en quienes esa violencia ha dejado su signo: parientes, amigos, vecinos. Proclive en su dicción a la imagen poética, Un cuerpo consiste en una serie de monólogos que escarban en los antes y después del hecho. Así, la novela gana en concentración dramática lo que se niega a la extensión narrativa, si bien algunos monólogos presentan una insuficiente diferencia en el tono. Paralelamente, el cuerpo asesinado funciona también como el espejo de una sociedad que defiende su corrupción; esta lectura, por el dejo panfletario al que nos llevaría, sería problemática pero, por la fuerza con que se trata el tema, tampoco se deja soslayar fácilmente, lo que permite a Un cuerpo incorporarse a esa vertiente narrativa latinoamericana que hace, de manera lograda, no una crónica sino un examen moral de la violencia.

Un cuerpo, Diego José, Madrid, 451 Editores, 2008, Colección 451.http://, 127 p.

Nota publicada en Hoja por Hoja (enero de 2009)