martes, mayo 31, 2005

Aquiles según Calasso

Achille è l'unico, quindi anche il figlio unico, «enfant gâté della natura»: sei fratelli prima di lui sono morti nelle pratiche immortalizzanti della madre Teti. Non hanno retto al fuoco. La fiamma che ha lambito Achille lo ha reso quasi immortale. E questo vuol dire: più mortale dei mortali. Gli toccò la vita più breve perché sostituiva, per Teti, il fliglio che avrebbe dovuto soppiantare Zeus e non nacque mai. Invece di un dio dalla vita più lunga di altri dèi, fu un uomo dalla vita più corta di altri uomini, ma il più vicino, fra di loro, a un dio. Per aver preso il posto di colui che avrebbe dato un termine a Zeus, il termine si era conficcato in lui con evidenza imperiosa. Achille è tempo allo stato puro, che scalpita via. Contratte sino a una frazione lancinante della durata, ebbe le qualità più vicine a quelle che respirano gli esseri dell’Olimpo: l’intensità e la facilità. La sua furia, che avvia l’Iliade, è più intensa rispetto a quella di ogni altro guerriero, e la velocità del suo piede è di chi fende l’aria senza destare l’attrito.

Roberto Calasso, Le nozze di Cadmo e Armonia

jueves, mayo 26, 2005

Tierra Adentro

El número nuevo de Tierra Adentro (134, junio-julio) está dedicado a María Luisa Puga y Francisco Cervantes. Sobre el último, resulta de especial interés el ensayo de las páginas 86-91.

Unos van por un sendero recto...

Unos van por un sendero recto,
Otros caminan en círculo,
Añoran el regreso a la casa paterna
Y esperan a la amiga de otros tiempos.
Mi camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
Llevo conmigo el infortunio,
Voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
Como un tren sobre el abismo.

Anna Ajmátova

lunes, mayo 23, 2005

Peripecias de un bloguero ingenuo

Mi amigo E. me invitó a participar en su blog colectivo. Acepté. Escribí dos entradas con tema amoroso. A la segunda, B., otro de los autores de la citada página, me regaña. Que ese blog, cuyo nombre llevaba la palabra amor, no era un confesionario personal, sino un espacio para ejercer la crítica mordaz.
E. me habló por teléfono: ¿ya viste los comentarios de B. a tu último post?
No, déjame veo -le dije.
Cualquiera habrá de pensar que somos unos desokupados bohemios güevones, pero no: aunque de B. nada sé, de E. tengo entendido que trabaja en una oficina de gobierno, tiene un horario de tiempo completo y de vez en cuando dedica tiempo a flirtear con las muchachas de otros pisos en el mismo edificio donde trabaja.
En fin: el regaño de B. me llevó a decirle a E. que me retiraba del blog colectivo. Apenas me doy abasto con este No Blog, donde pongo lo que me da mi regalada gana, con todo y que mi lector Augusto se pase pitorreando de mi cursilería. Mucho de esto son «palabras de otros», como diría Carlos Oliva Mendoza. Por eso es un No Blog, quiero decir, al menos, un No Blog Literario, porque aquí meto cualquier cosa, sin detenerme a pensar en si literariamente va a satisfacer el exigente criterio de mi seudoamigo Augusto: confesionario de adolescente, ingenuas y rimbombantes declaraciones de un escritor novato, antología de frases y textos ajenos, cartitas personales, fragmentos de mis textos narrativos inéditos, lo que sea, todo lo que me venga en gana. La delicia de ser tu propio editor no tiene límites ni vergüenza.

sábado, mayo 21, 2005

El lenguaje de los poetas

«Ojos, bellos ojos, profundos y luminosos ojos».
–No, no es eso de ningún modo lo que queréis dar a entender. Es más bien este otro: «Suave, ardiente, aterciopelado sexo».
La literatura es así.

Francisco Tario, Equinoccio

martes, mayo 17, 2005

Escribir porque

La pregunta no es: «¿para qué escribes?» El dinero, el afán de venganza o la expresión de un rencor, la búsqueda de la inmortalidad, el reconocimiento en vida, la defensa de una causa, no, no importan: cualquier finalidad puede ser tan válida o tan espuria. En sí, no son la respuesta. La literatura, como el amor, no será nunca desinteresada.
La respuesta será siempre, como quería Marina Tsvietáieva: «¿Para qué escribo? Escribo porque no puedo no escribir. A una pregunta sobre la finalidad - una respuesta sobre el motivo, no puede haber otra».

Marina Tsvietáieva (1894-1941)

lunes, mayo 16, 2005

El biógrafo de su lector, en palabras de Socorro Venegas

En Tierra Adentro (126, febrero-marzo 2004, pp. 92-93) se publicó la siguiente reseña de Socorro Venegas a mi libro El biógrafo de su lector.

Socorro Venegas

Percibir a Macedonio Fernández, en palabras de Borges, puede ser tan simple y complejo como percibir “un sabor o como un dolor; si el otro no ha visto ese color, si el otro no ha percibido ese sabor, las definiciones son inútiles”. Por ello resulta oportuno y particularmente valioso el estudio de Geney Beltrán Félix: El biógrafo de su lector. Guía para leer y entender a Macedonio Fernández. Nos llega este libro, pues, de primerísima mano, es decir, de alguien que ha logrado percibir al gran Macedonio.
El autor, que se define a sí mismo como “un joven crítico que por su solo y tan raro nombre de pila” bien podría ser personaje de alguna novela de Macedonio Fernández, se ocupa en este libro de este personaje singular de las letras hispanoamericanas. Analiza fundamentalmente dos de sus obras: No toda es vigilia la de los ojos abiertos y Museo de la novela de la Eterna, que, como explica Geney Beltrán en su “único y serio prólogo”, fueron escritas en la “semioscuridad de una vida desarreglada y bohemia”.
Podría decirse que Macedonio, en sus obras, propuso a un lector muy activo, un poco quizás a imagen y semejanza suya: si, como dice Geney, Macedonio era más un “pensador que escribe” que un “escritor que piensa”, paradójicamente el lector ideal para la literatura de Macedonio es un lector que piensa, más que un lector que lee. De hecho, asienta Geney, a Macedonio no le interesaba mucho ser leído, no guardaba sus borradores o las servilletas donde escribía alguna idea ni perseguía editores. No: era más una mano etérea tanteando en lo invisible que una mano de escritor.

El gran Macedonio (1874-1952)



Borges también alude a este afán de Macedonio por permanecer apócrifo, como Sócrates, Pitágoras o Buda, y remata: “¡Qué raro! La gente que ha influido más en la humanidad ha sido la gente que ha conversado y no ha gente que ha escrito”.
La obra de Macedonio es lúdica, y uno de sus juegos más divertidos es el metaliterario. Dice Geney Beltrán, refiriéndose a Museo: “La Novela es un personaje que lee la novela: se lee a sí misma”. Así, Macedonio dialoga: con su lector, con sus personajes, con su obra en el momento en que está creándola. Y el análisis de estas y otras peculiaridades es presentado con un estilo muy claro y fresco por el ensayista. No son cualidades menores, pues El biógrafo de su lector está muy lejos de ser uno de esos inaccesibles ensayos para especialistas, se trata por el contrario de una obra que invita amablemente a leer a Macedonio Fernández. Geney Beltrán logra presentarnos a este complejo autor, revela y descifra claves imprescindibles para comprender a Macedonio y a su obra: “Sólo con el conocimiento de sus ideas metafísicas se ilumina ventajosamente la comprensión de sus ideas estéticas y de su exigente literatura”, dice Geney Beltrán.
Además, el ensayista constantemente se dirige al probable lector con guiños que consiguen mantener vigente el interés por continuar la lectura. Así, resulta que Geney Beltrán también dialoga, con cierto acento lúdico, con su lector, en un ejercicio que lo aproxima aun más a Macedonio.
Este libro, merecedor por cierto del Premio Nacional de Ensayo Joven José Vasconcelos 2002, nos sumerge en ese universo excepcional de Macedonio, donde todo parece estarse creando y mirando por primera vez en el instante en que es nombrado. Es bueno recordar que Borges comparó a Adán con dos hombres. Uno era Whitman. El otro, desde luego, Macedonio Fernández.

viernes, mayo 13, 2005

De la víctima como cómplice de su verdugo

«era la fragilidad de sus víctimas la que inevitablemente lo convertía en un malhechor. Así las cosas, en este mundo hay seres frágiles, seres aplastables, seres combustibles, seres con posibilidad de sangrar, y de morir; y en tanto que existan tales seres, posibles víctimas de delitos, al monstruo no le queda otra opción que seguir cometiendo delitos sin fin.»

Kôbô Abe, El rostro ajeno

jueves, mayo 12, 2005

Refutación del ensayo literario

No hay manera de llegar al corazón de un texto grandioso a través de los ensayos que hablen de él. No hay manera de atisbar su grandeza con otras palabras que las de su lectura directa. El ensayo literario es un texto parásito y perecedero, reduccionista e incompleto. Cuando mucho, si revela un criterio personal sólido y gozoso de la literatura, puede servir como invitación de lectura o relectura, puede iluminar acercamientos sensibles y novedosos.
Si de por sí escribir (ficción, poesía, drama) ya es una ociosidad o, mejor aún, una inutilidad, escribir sobre inutilidades ociosas es doblemente ocioso e inútil. Los ensayos literarios salen sobrando en la existencia del mundo. Frecuentemente son sólo ajustes de cuentas entre mafias de escritores o alabanzas a compañeros de equipo y de ruta.
Y sin embargo el deseo está ahí: hablar de literatura, la pasión solitaria más inútil del mundo.

miércoles, mayo 11, 2005

Personaje de Kertész

"¿Cómo podía explicarle a mi mujer que mi bolígrafo era mi pala? ¿Que sólo escribo porque tengo que escribir, porque me llaman cada día con un silbido para que hinque más hondo la pala, toque más sombríamente el violín, más dulcemente a la muerte? ¿Cómo explicarle que no podía concluir mi autoliquidación, mi única misión en la tierra, mientras abrigara en mi interior falsas segundas intenciones, tales como resultado, literatura e incluso éxito?"

Imre Kertész, Kaddish por el hijo no nacido

martes, mayo 10, 2005

Ensayistas brasileños



Esta antología, Ensayistas brasileños. Literatura, cultura y sociedad, acaba de ser publicada por la UNAM. Los compiladores son Regina Crespo y Rodolfo Mata. Incluye textos de escritores de los siglos XIX y XX, como José Veríssimo, Euclides da Cunha, Lima Barreto, Monteiro Lobato, Oswald y Mário de Andrade, Gilberto Freyre, Carlos Drummond de Andrade, João Cabral de Melo Neto, Antonio Candido, Haroldo de Campos, etcétera. Es una selección cuidadosa, amplia y polifacética de la literatura de ideas en Brasil. Los traductores son varios (entre ellos, tu servilleta).

viernes, mayo 06, 2005

Carta a Loulou, 3

Loulou, sonríe. Han sido días frenéticos, días no razonados estos últimos. Pero nada ha sucedido, nada radical, cambiante, nada que defina en nada la existencia. Sigue la espera.
"Eres libre", ella me dijo.
"No, la libertad no existe. La existencia es ya una esclavitud".
Mariana y Daniel me recomendaron ayer la película La casa de los cuchillos. Pensé en ir hoy, pero la abulia me detiene. A las 7 debo estar (debo, ¿entiendes?) en La Guadalupana de Coyoacán. Veré a Zamná, Marco, Elena, algunos otros del ya extinto Club del Tobi Renegado. Invité a Augusto, pero no me ha respondido.
Nada sucede. Sí, sí ha sucedido ya: volveré al pasado. Esta vez, no obstante, se llamará futuro, es decir, presente.

miércoles, mayo 04, 2005

Libro de la quincena: La conquista de México-Tenochtitlan, de Jaime Montell

En 2001 la editorial de Miguel Ángel Porrúa publicó un volumen de casi mil páginas: La conquista de México-Tenochtitlan, de Jaime Montell. En su momento la aparición de este volumen pasó casi inadvertida, pero en febrero de 2003 Jean Meyer publicó en Letras Libres una reseña extremadamente elogiosa. Meyer llamó al libro “crónica de crónicas” y de Montell señaló, entre otras cosas, que “ha tenido el feliz atrevimiento de darnos una historia actualizada y la más completa posible sobre la Conquista”. Jean Meyer resaltó en esa ocasión la solidez documental del libro de Montell, que “presenta, coteja, compara, discute todos los informes, documentos, relatos, historias, paso a paso, para cada episodio del reinado de Moctezuma y de la Conquista... sin prejuicio ni preferencia”.
Montell es el primer historiador mexicano desde Alfredo Chavero (que en 1884 publicó su Historia antigua y de la Conquista) en dedicarse a la escritura de una versión ambiciosa, completa y analítica de la Conquista. Frente al desdén que gran parte de los historiadores académicos mexicanos muestra hacia la divulgación, Jaime Montell se ha esmerado por ofrecer en La conquista de México-Tenochtitlan un resumen riguroso y amplio, pero sustancioso y ágil de la Conquista, dirigido no a públicos especializados sino al lector común.
Esta hazaña no es menor ni desdeñable, pues Montell no forma parte de la academia universitaria: se trata de un ranchero apicultor del norte de Veracruz, un lector voraz que durante muchos años, con cargo a su propio bolsillo, se dedicó a recopilar y estudiar toda la información documental existente sobre la Conquista. Mientras la historiografía académica mexicana, como ha señalado Enrique Florescano, se mantiene divorciada de la “memoria nacional”, Montell, quizá gracias a su propio distanciamiento del cenáculo universitario, en su acercamiento al tema de la Conquista ha logrado conjugar un sólido rigor documental con una capacidad narrativa muy vivaz y agradecible.

martes, mayo 03, 2005

Carta a Loulou, 2

Loulou, sonríe. Ya llegó mayo, cumpliré 29 en un mes y, ahora sí, las cosas cambiarán.
Por lo demás, acepto que hay más dudas que certidumbres. Probablemente, al final no haré nada. Dirás en todo caso que cometería una estupidez si vuelvo al pasado, pero ¿has visto que el 101 por ciento de las cosas que hago pueden recibir ese nombre? El amor nunca es desinteresado. ¿No son el miedo a la soledad y el deseo sexual los motivos normales para crearse esa ficción real que llaman amor? ¿Qué hay de malo en aceptarlo? Lo otro es que, no, el amor quizá no sea un acto de la voluntad. O, por lo menos, la voluntad humana no es enteramente racional. Participan en ella impulsos que van más allá de nuestra conciencia y conocimiento.
Loulou, sonríe. Mucha suerte a Caro en sus clases.