viernes, enero 30, 2009

Todo aquí es polvo


Nadie camina por estos pedregales. Algunas alimañas de piel terrosa corren, se esconden del sol atronador en agujeros, buscan algún jugo en cualquier raíz perseverante, vomitan plastas pegajosas, desaparecen. Aunque no es sólo tierra aquí, este mundo. Hay bloques de concreto, fueron paredes, fueron muros de edificios erguidos y tan bulliciosos siglos atrás, cuando hacia delante estaba fijo todo el presente, tan sustentado en las confianzas de quienes asumían el mañana una cerca siempre amable que se vence sin retraso. Hay restos de columnas, tienen los contornos desgastados, dejan que el viento las escarapele y haga transitar sus partículas de concreto y mezcla vieja por los aires como un regalo vencido; he aquí la piedra plural como una fila de cadáveres amputados.

jueves, enero 29, 2009

Lección del gran narrador realista


De lo más disfruto, en esta mi participación editorial en el suplemento Hoja por Hoja, es compartir el entusiasmo por un libro... aunque, claro, en 980 caracteres con espacios. Ejercicio de síntesis crítica, estas notas permiten, cierto, poco lugar al matiz, pero queda el registro pasajero de una efusión, o por lo menos la invitación para, de entre la avalancha de novedades no siempre graciosas que vemos en las librerías, volver los ojos a algunos títulos, algunos autores. Como éste:

En manos de un narrador insuficiente, El cupón falso habría sido insoportable y proselitista: dos adolescentes falsifican un cupón de dos rublos y provocan así, ajenos a toda previsión ética, hechos que acaban con la vida de varias personas. La moraleja —la responsabilidad individual debe estar por encima de los apetitos egoístas— es menos pertinente que la lección literaria del gran narrador realista, quien presenta una galería de personajes secundarios e historias derivadas siempre con pocas líneas, demostrando genial poder fabulador, gran capacidad de observación y una visión matizada del carácter humano. Una nueva traducción de cualquier obra de Tolstói es un anzuelo razonablemente inaplazable para cualquier rusófilo. Y este volumen no decepciona. Incluye una de las muchas obras maestras del autor, Jadzhi Murat, la historia trágica de un líder checheno quien, a mediados del xix, durante la guerra del Cáucaso, se entrega a los rusos para encontrar la muerte.



Jadzhi Murat. El cupón falso, Lev Tolstói, traducción de Víctor Gallego, Madrid, Nórdica, 2008, Otras Latitudes, 301 pp.

martes, enero 27, 2009

El complejo Fitzgerald

El nuevo libro de José Mariano Leyva, El complejo Fitzgerald. La realidad y los jóvenes escritores a finales del siglo XX (Tierra Adentro, 2008), se presenta mañana miércoles, a las 19 horas, en el Museo Mural Diego Rivera (Colón 7, esq. Balderas, en el Centro Histórico de la ciudad de México), con los comentarios de Álvaro Enrigue, el autor y elgeney. Modera Vicente Alfonso.

lunes, enero 26, 2009

Violencia, en Guatemala


Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) es un narrador excepcional de fuste clasicista. Sus relatos, piezas raramente imperfectas, se fincan en un pulso eficaz y firme al describir acciones y personajes: no hay elementos que sobren, y siempre resultan notables su fuerza para delinear entornos amenazantes y su precisión en el decir —es el suyo un estilo que nace como intuido del hálito de la misma historia y da cuenta, muy a menudo, de un punto de vista infantil—. Muchas de sus narraciones son fieles, sin incurrir en la denuncia unívoca, a una deriva constante de la literatura hispanoamericana: la lucha —y, frecuentemente, la derrota— del individuo ante un marco de violencia, desigualdad e injusticia, incluso desde la mirada de quienes ni siquiera se saben verdugos. Esta antología, que coincide, en algunos textos, con el volumen Con cinco barajas, compilación publicada por la UNAM en 1996, comprende un rico panorama de escritura de más de dos décadas, entre 1985 y 2007.

Siempre juntos y otros cuentos, Rodrigo Rey Rosa, Oaxaca, Almadía, 2008, Mar Abierto, 277 pp.

Nota publicada en el suplemento Hoja por Hoja (enero de 2009).

jueves, enero 22, 2009

Presentación y taller en Irapuato

Mañana viernes, a las 19:00 horas, en Irapuato, Guanajuato, se presenta el libro ¿Te gusta el látex, cielo?, de Nadia Villafuerte, publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro. Participan Luis Felipe Pérez, la autora y elgeney. El acto tendrá lugar en la Casa de la Cultura de Irapuato (Álvaro Obregón 16, Centro Histórico).
El sábado, por mi parte, daré un taller de ensayo, también en la Casa de la Cultura, de 10 a 1 de la tarde.

Aprovecho la ocasión para recomendar entusiastamente el número actual (155) de la revista Tierra Adentro (diciembre 2008-marzo 2009). Entre otros textos, vienen tres muy interesantes ensayos sobre tema científico. Los autores son Francisco González Crussí, el Montaigne de nuestra época, uno de los mayores ensayistas contemporáneos, y los jóvenes Pablo Martínez Lozada y Luis Felipe Lomelí.


Francisco González Crussí, el autor de Notas de un anatomista, Los cinco sentidos, Nacer y otras dificultades y varios excelentes libros más

lunes, enero 19, 2009

Con palabras de otro


«Intento leer novelas, completamente distintas, desde la de un autor francés muy renombrado, Michel Tournier, hasta autores de América Latina desconocidos, como mi viejo amigo R.R. Laborioso empeño por avanzar e interesarme por lo que dicen. ¿A qué se debe?, me pregunto. Quizás a que ambos son escritores meritorios, pero no grandes escritores. En Tournier hay algo que me irrita. Es un hombre lleno de ideas, demasiadas ideas. Filósofo convertido en novelista y ya sabemos lo que esto da generalmente. R.R. en cambio, aventurero metido a literato, nos arroja su escrito a la cara como un pedazo de bistec crudo. Ambos encarnan defectos que aquejan a los narradores contemporáneos. Defectos diferentes: el hombre llegado a la novela desde la universidad y al que llega a ella desde la vida. El primero me molesta por su excesivo afán de mostrarse inteligente, el segundo por disimularlo y aparecer como el hombre vital que se caga en la tapa del órgano. Pero la novela es otra cosa y ambos, sumando sus cualidades, hubieran dado seguramente un novelista ideal. Defecto común: creer que se puede llegar a la novela burlándose de la novela, el primero valiéndose de su savoir faire y su propósito metafísico, el segundo de su desdén por la literatura. Cuando en realidad sólo se puede ser gran novelista cuando no se quiere escribir otra cosa que una novela, con todos los riesgos que esto implica, cuando se la respeta y se admite por anticipado la posibilidad del fracaso, sin excusa ni defensa posible, pues de lo contrario la novela termina burlándose de nosotros.»

Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas

viernes, enero 16, 2009

Sobre crítica literaria


A partir de una generosa invitación de Pablo Duarte, hace como tres meses tuve esta charla sobre crítica literaria con Rafael Lemus. Ya se encuentra en el sitio web de la revista Letras Libres.

jueves, enero 15, 2009

Todos los miedos


La mayoría de los libros escritos en la historia de la humanidad son inferiores a la novela El desierto de los tártaros (1940), de Dino Buzzati. El colombre (1966) no se rebela a esa circunstancia. Posterior a Sesenta relatos (1958), en donde abundan los textos geniales, El colombre, no siempre de estilo preciso, vuelve a un tratamiento de lo fantástico y lo simbólico, emparentado con una ilógica kafkiana —se ha dicho mucho—, en la que ciertos motivos, como el miedo —siempre el miedo—, la espera del perplejo o la destrucción, condicionan el accionar de los personajes, muy frecuentemente vistos desde la ironía y cierta compasión. Aunque no todos, varios textos aquí son excelentes, como “El colombre”, “La creación” y “Viaje a los infiernos del siglo”.

El colombre, Dino Buzzati. Traducción de Mercedes Corral, Barcelona, Acantilado, 2008, Narrativa del Acantilado 131, 380 p.

Nota publicada en Hoja por Hoja de enero.

miércoles, enero 14, 2009

Releyendo a Martí


«No alcanza el tiempo para dar forma a lo que se piensa. Se pierden unas en otras las ideas en el mar mental, como cuando una piedra hiere el agua azul, se pierden unos en otros los círculos del agua. Antes las ideas se erguían en silencio en la mente como recias torres, por lo que, cuando surgían, se las veía de lejos: hoy se salen en tropel de los labios, como semillas de oro, que caen en suelo hirviente; se quiebran, se radifican, se evaporan, se malogran —¡oh hermoso sacrificio!— para el que las crea; se deshacen en chispas encendidas; se desmigajan. De aquí pequeñas obras fúlgidas, de aquí la ausencia de aquellas grandes obras culminantes, sostenidas, majestuosas, concentradas.»

José Martí, «Prólogo al Poema del Niágara».

martes, enero 13, 2009

De mujeres desesperadas


Ahora, un breve comentario (publicado en la edición de enero del suplemento Hoja por Hoja) a la reedición de Inés, novela de las últimas publicadas por la gran Elena Garro:

La última Elena Garro tiende a ser vista como una autora reiterada en sus obsesiones. La inmovilidad y el miedo se enfocan en un personaje que a cada novela cambia de nombre y escenario mas no de un destino adverso: se trata de una mujer perseguida por la conspiración de los hombres. En ese ciclo —que arrancaría con Andamos huyendo Lola (1980)— predominan el temor y el desaliento: la rebelde Julia de Los recuerdos del porvenir, que merced a un milagro logra escapar del varón, deja su lugar a mujeres que no terminan de adivinar si el enemigo que tanto temen no reside más bien en sí mismas, y quienes, eso sí, lucen variaciones de una obra a otra que vuelven falsa la acusación de una Garro repetitiva. Aunque no es precursora de ningún narcorrealismo (la contraportada miente con impudicia), Inés, obra menor publicada originalmente en 1995, presenta un personaje cuya inocencia es vulnerada por varones malévolos en quienes, aquí sí, se echan de menos los matices.


Inés, Elena Garro, México, Joaquín Mortiz, 2008, 172 pp.

lunes, enero 12, 2009

La ciudad sin Racine


La Revista de la Universidad de México publica este mes (número 59, enero de 2009) mi ensayo «La ciudad sin Racine», a partir de una idea de Steiner en torno a la lectura de los libros clásicos: de ahí, discrepando, reviso la literatura contemporánea como un canon mutable y autófago y la relación de la literatura clásica con la sociedad en un entorno de violencia, de más está decir, desde mi experiencia de lector y escritor.



Dos párrafos del texto, aquí:

Ahora sonrío. ¡Buscar un tomo francés de Racine! Y no, no lo encontré en ningún lado. Lo mismo habría de pasar con otros autores y títulos, traducidos y ya no digamos en su lengua original: de Conrad a De Quincey a Coleridge a Paul Celan... A lo que iba: no hubo manera de que un lector adolescente encontrara un libro de Racine en su ciudad de origen.
Comparado con tragedias mayores, ésa es una minucia. Pero habla de una época desprovista de esa exigencia de educación humanista, de ese syllabus ilustrado. Habla además de una ciudad sin razón, que no respeta ni valora la inteligencia y la vida del espíritu, encerrada en sus orgullosos referentes regionales de cultura popular y en valores excluyente y fascistamente empresariales, con escasos y despoblados lugares para la reflexión literaria y el disfrute de las artes, desdeñosa de lo universal y nulamente concernida por la formación humanista de sus nuevas generaciones. De eso habla una ciudad sin Racine. La bastardía intelectual vendría como consecuencia.

jueves, enero 08, 2009

La revolución en la prosa


Sobre libro de Boris Pilniak recientemente reeditado, he aquí una nota brevísima publicada en el suplemento Hoja por Hoja de enero de 2009:

De cara a los tiempos convulsos de la revolución rusa, Boris Pilniak (1884-¿1937?) escribió un puñado de textos de ficción de una temática virada hacia el presente y, más aún, de una técnica novedosa en la que incorpora, en la estructura misma, los destinos dislocados e inciertos de sus contemporáneos. Sus relatos tienden a estar exentos de un eje dramático nuclear; antes bien, como sucede en “Caoba”, una pieza reconocidamente maestra, el hilo narrativo, en que no faltan digresiones ensayísticas, compacta y distiende los tiempos de la acción y salta de un personaje a otro, enriqueciendo con cada distinta percepción un cuadro ficcional complejo en que varias líneas se alternan: la ebanistería, el comunismo, la sexualidad, la moral, la revolución misma. Y, como se concluye por esta traducción de Sergio Pitol, el arte prosístico de Pilniak no es de desdeñarse: hay en estos relatos un rico tejido verbal que da pie a la confluencia de numerosos tonos y matices expresivos.


Boris Pilniak, Pedro, Su Majestad, Emperador. Prólogo y traducción de Sergio Pitol, Xalapa, Universidad Veracruzana, 2008, Sergio Pitol Traductor, 196 pp.

miércoles, enero 07, 2009

Páramo en los medios


Buena respuesta ha tenido Páramo ediciones en los medios. El seguimiento, en el blog. Y en la foto, uno de nuestros autores: Jaspreet Singh.

lunes, enero 05, 2009

El conocimiento de las hienas

La revista Letras Libres publica en su número de este enero de 2009 mi texto crítico «El conocimiento de las hienas», sobre el libro El jardín devastado. Una memoria, de Jorge Volpi.



Aquí, un párrafo:

El saldo es desigual: al apoyarse demasiado en el fragmento desnarrativizado y aforístico, Volpi logra frases memorables pero páginas insuficientes para crear un artefacto verbal que estalle en la conciencia del lector, al negarse a hundir la pala más tercamente en la carne de su personaje, que al final revela pocos matices y cierta propensión a la grandilocuencia. Hay, sí, el intento de dejar unas páginas “viles” en que, a veces, el narrador logra saltar de la vergüenza y hace corresponder su memoria con la memoria entrecortada de la especie, a partir de temas como el amor, el sexo, la solidaridad, la imaginación, la guerra. No me parece inapropiada la búsqueda, aunque sí, en esta novela, veo escaso el resultado: frente a las posibilidades del entretenimiento y el solipsismo del lenguaje, la novela de conocimiento, ésa en que el personaje es lanzado a una deriva que revele sin recato un país interior de hienas y fantasmas, es por entero necesaria.

domingo, enero 04, 2009

Una novela así

Una novela que vomite. Que vocifere su furia, que respire con enojo, hastiada de seguirle creyendo a la escritura sus ímpetus pudibundos. Que convoque en su prosa distintos niveles de la existencia, que vaya de lo elevado a lo sórdido, del lirismo a la crudeza, del estrépito al laconismo. Una novela que no use guantes de seda, que no tome el té de las cinco. En cambio, un libro áspero, que lacere y perturbe, que tense las palabras no con el estruendo fácil del amarillismo sino a partir del asedio de una violencia interior, solapada: una sintaxis que se vulnere sin gratuidad, sólo tácitamente y desde adentro, y que ése, inmaduro pero necesario, sea su estilo, a raíz del silencio que asfixia, y que en la página estalla.

Una novela así, por una intuición solitaria.


sábado, enero 03, 2009

Otra forma de epilepsia

La revista Nexos, que inicia nueva época, con Héctor de Mauleón como subdirector, incluye en su número de enero mi texto crítico «Otra forma de epilepsia», sobre la novela Electricidad, del narrador británico Ray Robinson (Sexto Piso, 2008).



Aquí, un párrafo:

Una pregunta final: ¿qué quiere decir “epilepsia”? Electricidad no encubre alegorías, pero ese desorden parece referirse a la interiorización de los demonios familiares que se recolectan en la infancia. Ese propio rostro convulso, que Lily ve en las fotografías tomadas por el novio, le recuerda el de su madre. La epilepsia funcionaría —odio incurrir en conclusiones trascendentales pero no me resisto a perpetrar la siguiente— como una metáfora del pasado que vive en el presente. Esa electricidad que estremece los músculos viene de muy lejos, y es el peso de la herencia y la infancia, que hace trastabillar al individuo aunque sin condenarlo al fracaso ni a la inmovilidad. En efecto: ¿qué es narrar sino revivir, como ataques de musculosa energía, los hechos pretéritos? ¿Qué sería de la ficción sin el pasado? A diferencia de quienes, marinettianamente, buscan negar en literatura cualquier nexo con lo anterior, creo que toda narrativa es pasatista en un sentido ineludible: cualquier relato inmiscuido en el diálogo belicoso con el presente desarrolla una conciencia inquietada sobre la fuerza del pasado —el ayer que vuelve— en cada respiro actual, en cada simple paso. Narramos porque el pasado a fuerzas y de todas formas permanece, y en el relato está la posibilidad, no de darle oxígeno a un cadáver enemigo, sino de revelar aquello que, disfrazado en el ahora, continúa transmitiendo su violencia, una epilepsia no física: memoriosa, emocional. No es la letra, al revivirlo, cómplice inconsciente del pasado; es su testimonio, pruebas para el conocimiento en torno de la identidad humana.

viernes, enero 02, 2009

De ninguna parte

Venir de ninguna parte, venir de la raíz no conocida. Abandonarla y echar una raíz propia sin la voluntad de hacerlo. Añorar el desarraigo de la extranjería.

La fábula del hombre de repente liberado en tierra extraña. Una ciudad muy grande, donde la gente habla otro idioma, usa un alfabeto jeroglífico, es indiferente. Nadie entiende nada, ninguna lengua conocida. Los demás son también cuerpos humanos, pero no hay el menor vínculo con nuestro héroe. El fin de la noción de identidad.

El fin del ser uno.

El fin.