miércoles, diciembre 31, 2008

Gaza y el Año Nuevo


Carta abierta del director de orquesta hispanoargentino Daniel Barenboim ante los bombardeos de Israel en Gaza

Sólo tengo tres deseos para el próximo año. El primero de ellos es que el Gobierno israelí se dé cuenta de una vez por todas de que el conflicto en Oriente Próximo no puede ser resuelto por la vía militar. El segundo es para que Hamás tenga presente que sus intereses no se imponen con la violencia, y que Israel está aquí para quedarse. El tercero es para que el mundo reconozca que este conflicto no tiene parangón en la Historia. Es complejo y delicado; es un conflicto humano entre dos personas profundamente convencidas de su derecho a vivir en el mismo y minúsculo pedazo de tierra. Es por esto que ninguna diplomacia o acción militar puede resolver este conflicto.

Los hechos de los días pasados me preocupan en exceso por muchos motivos humanos y políticos. Es evidente que Israel tiene el derecho a defenderse, que no puede y no debe tolerar los continuos ataques con misil en contra de sus ciudadanos, pero el incesante y brutal bombardeo del Ejército israelí en Gaza me ha despertado algunas interrogantes.

La primera pregunta es ¿tiene derecho el Gobierno israelí a culpar a todos los palestinos por las acciones de Hamás? ¿Debe ser culpable toda la población de Gaza por los pecados de un grupo terrorista? Nosotros los judíos, debemos saber y sentir más agudamente que otras poblaciones lo inaceptable e inhumano del asesinato de civiles inocentes. El Ejército israelí ha argumentado pobremente que la franja de Gaza está tan superpoblada que es imposible evitar la muerte de civiles durante los ataques.

Nuevas preguntas

La debilidad del argumento me lleva a formular nuevas preguntas: ¿Si la muerte de civiles es inevitable, cuál es el propósito del bombardeo? ¿Cuál es -si la hay- la lógica de la violencia y qué espera lograr Israel a través de ella? Si el objetivo de la ofensiva es destruir a Hamás, la pregunta más importante es si esto es una meta alcanzable. Si no, los bombardeos no son sólo crueles, bárbaros y reprensibles, sino también absurdos.

Si, por otro lado, es realmente posible destruir a Hamás con operaciones militares, ¿cómo imagina Israel la reacción en Gaza después de ello? Un millón y medio de residentes de la Franja no se arrodillarán reverencialmente ante el poderío del Ejército israelí. No debemos olvidar que antes de que los palestinos eligieran a Hamás, Israel los apoyaba en una táctica para debilitar a Arafat. La historia reciente de Israel me lleva a creer que si Hamás es bombardeado hasta su desaparición, otro grupo ocupará su sitio, una formación más radical, más violenta y más llena de odio hacia Israel.

Israel no puede permitirse una derrota militar por miedo a desaparecer del mapa, pero la Historia ha probado que toda victoria militar ha debilitado políticamente a Israel por la aparición de grupos radicales. No subestimo la dificultad de las decisiones que debe de tomar el Gobierno israelí a diario, ni subestimo la importancia de la seguridad de Israel. No obstante, me aferro a mi convicción de que el único plan viable para la seguridad de Israel es ganarse la aceptación de todos sus vecinos. Deseo que en 2009 regrese la inteligencia siempre atribuida a los judíos. Deseo el regreso de la sabiduría del rey Salomón para que aquellos que toman decisiones en Israel la usen para entender que los palestinos e israelíes tienen los mismos derechos humanos.

La violencia palestina atormenta a Israel y no sirve a la causa; la venganza militar de Israel es inhumana, inmoral y no garantiza la seguridad. Como he dicho anteriormente, los destinos de dos personas cuyos destinos están relacionados inextricablemente, lo que les obliga a vivir lado a lado. Son ellos los que deciden si quieren hacer de esto una bendición o una maldición.

Daniel Barenboim. Texto procedente de El País.

martes, diciembre 30, 2008

Este sábado


Este sábado 3 de enero aparece el número 140 del suplemento de libros Hoja por Hoja, publicación de la casa editorial Libraria. Trae textos de Carmen Bonet (sobre libros en Braille), Jorge Fernández Granados (sobre la lectura por medio de otras tecnologías) y Cecilia Buzali (sobre libros de astrología).
Vienen textos críticos de:
Jorge Ortega (sobre Poesía reunida de Enriqueta Ochoa)
Mijail Lamas (sobre Runas del deseo de Cristina Peri Rossi)
Jaime Mesa (sobre Casi nunca de Daniel Sada)
Mayra Luna (sobre La frontera más distante de Cristina Rivera Garza)
Jezreel Salazar (sobre Crónicas escogidas de Joaquim Maria Machado de Assis)
Irad Nieto (sobre El hombre desplazado de Tzvetan Todorov)
Édgar Amador (sobre El nuevo paradigma de los mercados financieros de George Soros)
Luz Sepúlveda (sobre La inteligencia del arte de Thomas Crow)
Roberto Pliego (sobre Cómo sobrevivir a cualquier cosa en cualquier lugar).
Además, trae notas sobre muchas otras novedades editoriales, y la sección Hoja por Hoja para Niños y Jóvenes.
El suplemento aparece encartado en los periódicos Reforma (ciudad de México), Mural (Guadalajara), El Norte (Monterrey), AZ (Xalapa y Veracruz), Crónica (Campeche), Noreste (Poza Rica), Prensa de Reynosa (Reynosa) y El Sur (Acapulco).

domingo, diciembre 28, 2008

Los elementos del estilo tipográfico, de Robert Bringhurst

Cuando en 1992 apareció la primera edición de Los elementos del estilo tipográfico, la respuesta de los lectores fue unánimemente entusiasta; el gran diseñador de letras Hermann Zapf, por ejemplo, afirmó con optimismo: “Espero ver a este libro convertido en la biblia de los tipógrafos.” Esta tercera edición —la primera que llega al español— confirma el carácter de clásico instantáneo de la obra, en la que, a decir del editor David R. Levine, el autor “combina acertadamente lo personal con lo práctico, lo filosófico con lo verdaderamente útil”.

Para Robert Bringhurst, la tipografía es el arte de dotar al lenguaje de una forma visual duradera. Este volumen es una guía de campo que se puede llevar en el bolsillo mientras se contemplan las maravillas vivientes del territorio tipográfico y también una meditación sobre los principios ecológicos, las técnicas de supervivencia y la ética que se aplican en él. Escrito con la sensibilidad de un poeta y el cariño del traductor por todas las lenguas, el libro presenta entre otros los siguientes temas:

Esta obra se adentra en temas como:

  • origen y transformaciones históricas de los tipos,
  • ritmo y proporción tipográficas,
  • armonía y contrapunto en el uso de fuentes,
  • elementos estructurales de las letras,
  • uso de símbolos no alfabéticos,
  • selección y combinación de tipos,
  • composición de páginas,
  • lconsideraciones tecnológicas y
  • refinamientos de las fuentes.
Los elementos del estilo tipográfico se cierra con varios apéndices: uno que presenta los caracteres más utilizados en la práctica, otro que describe letras y signos, un glosario tipográfico y dos listas comentadas de diseñadores de tipos y fundiciones tipográficas.



Robert Bringhurst, Los elementos del estilo tipográfico, México, Libraria-Fondo de Cultura Económica, 2008, Colección Libros sobre Libros, 448 p., 13 × 23 cm, ISBN 978-968-16-8549-2
Encuadernación rústica cosida, con solapas
Traducción de Márgara Averbach
Precio de venta al público: $320.00
www.libraria.com.mx

sábado, diciembre 27, 2008

Auch


They were all in their early thirties. An age at which it it sometimes hard to admit that what you are living is your life.

Alice Munro, «Accident», The Moons of Jupiter

viernes, diciembre 26, 2008

Tario en Páramo


Procedente del archivo familiar, he aquí una foto de Francisco Tario (1911-1977) tocando un piano, allá por los años cuarenta: de este escritor fantástico Páramo ediciones publicará, según es fama, tres libros en 2009.

jueves, diciembre 25, 2008

Sobre Alice Munro


De Alice Munro (1931), la notable escritora canadiense, se publicó este 2008 la traducción castellana de La vista desde Castle Rock, en RBA. Sobre esa obra, Nadia Villafuerte, la brillantísima autora del libro de relatos ¿Te gusta el látex, cielo?, publicó este excelente texto en la Revista de la Universidad de México, en noviembre.

sábado, diciembre 20, 2008

«Keppel Croft»


El suplemento Laberinto, del periódico Milenio, publica en su edición de hoy mi relato «Keppel Croft». Van aquí los primeros dos párrafos.

Empezó todo una tarde (era sábado). Estaba ahí de repente: era el contorno de su cuerpo, atrás del cortinaje, ella desnuda frente a la ventana. Él sólo veía su piel sanguínea, el brazo derecho. Sintió mucho frío.
En el cuarto de Clara y suyo, rutinario: la pared blanca, el mismo clóset al abrir los ojos de mañana, el espejo al lado de la puerta. Pero ahora ella surgía con la realidad de un sueño que se sabe una burla. O un llamamiento: la luz apenas roída por las sombras dibujaba la orilla de su cuerpo, la piel rosada, su cabellera que se iba adivinando un fulgor espeso a través de la cortina. El hombre dio dos pasos. No quería hablarle.

jueves, diciembre 11, 2008

Luisa Valenzuela


Conocí el martes pasado a una escritora a quien admiro enormidades: Luisa Valenzuela. Anoto aquí una breve nota que escribí para la edición especial de Hoja por Hoja, para la FIL de Guadalajara, sobre Generosos inconvenientes, una antología publicada por la editorial española Menoscuarto.


Hay una violencia que no se refiere estrechamente al reporte cronístico de lo que pasa en el mundo exterior, y que ha sido una nota dominante en mucha de la literatura latinoamericana, incluso desde antes del Facundo de Sarmiento y El matadero de Echeverría; es otra, de índole textual, que surge y se mimetiza en el mismo lenguaje. La narradora y ensayista argentina Luisa Valenzuela (1938) ha recurrido a la ironía y la polifonía para crear textos que se relacionan violenta, disruptivamente con el decir literario. Impropia e híbrida, su prosa narativa se alimenta del magma coloquial, infantil, distorsionado de la cotidianidad, con el objeto de esbozar parábolas sorpresivas (y a menudo siniestras) en torno de las relaciones políticas, sociales, familiares, íntimas. No es una estilista que apunte hacia un preciosismo sintácticamente correcto; es, sí, dueña de un estilo incómodo que confronta las dicciones estandarizadas del presente, ensuciando la sintaxis, combinando voces dispares, fracturando las nociones de identidad y punto de vista. Esta antología, lanzada al mercado por la editorial española Menoscuarto, es un verdadero regalo: incluye algunos relatos auténticamente geniales —el adjetivo es una descripción, no un elogio—, como “Verbo matar”, “Si esto es la vida, yo soy Caperucita Roja” o “El don de la palabra”.



(Generosos inconvenientes. Antología de cuentos, Luisa Valenzuela. Edición de Francisca Noguerol Jiménez, Palencia, Menoscuarto, 2008, Reloj de Arena 35, 266 pp.)

viernes, diciembre 05, 2008

Libros de Páramo ediciones en la FIL

En la Feria Internacional de Libro de Guadalajara, los libros de Páramo ediciones están a la venta en el stand L2, de nuestra distribuidora, SP Distribuiciones.

De vuelta de la FIL

Se publicó el sábado pasado (29 de noviembre) mi texto crítico «La mirada visceral», sobre la novela Partitura para mujer muerta, de Vicente Alfonso, en el suplemento Laberinto, de Milenio.

jueves, noviembre 27, 2008

Gran noticia


Claro, una gran noticia: Juan Marsé obtuvo el Premio Cervantes. Lo cual me da un enorme gusto.

lunes, noviembre 17, 2008

Eduardo Rabasa sobre Páramo


Generosamente, Eduardo Rabasa, director editorial de Editorial Sexto Piso, comenta el surgimiento de Páramo Ediciones en un texto publicado el sábado pasado en Público, de Grupo Milenio. El texto, aquí, y acá:


Páramo Ediciones

"Lo único seguro de una editorial independiente es que va a desaparecer". Esta lapidaria frase se le atribuye al mítico Jorge Herralde, ícono mundial de un exitoso ejemplo de editorial independiente devenida rentable negocio. Durante muchos años pareció ser la sentencia predominante en el paisaje editorial mexicano, dominado de manera aplastante por los grandes grupos extranjeros y por la presencia de magníficas editoriales independientes como Anagrama, Tusquets, Siruela, etc., que parecían estrellas polares cuyo ejemplo era tan loable como impensable para una editorial mexicana, con honrosas excepciones como la legendaria Era. Quizá aún es muy temprano para advertir un cambio en el panorama, pero desde hace algún tiempo se percibe un movimiento de editoriales que rompen con el discurso tradicional de la edición independiente, el de la queja inane ante las imposibles condiciones del mundo del libro en México, el que considera que hacer libros es una empresa romántica, condenada al fracaso de manera irremediable.
Bajo la premisa de construir un sólido catálogo literario surge Páramo Ediciones, editorial dirigida por el escritor, editor y crítico Geney Beltrán. Sus dos primeros títulos son Angustia, del clásico brasileño Graciliano Ramos y Diecisiete tomates, del narrador indocanadiense Jaspreet Singh, y ya hay otros siete títulos en preparación. Se aprecia con nitidez la intención de ir dando forma y concreción a un gusto literario orientado por la calidad. El diseño concede primacía a la estética del libro como objeto, pero toma en cuenta desde ahora la importancia de la identidad del proyecto como un todo. Es de celebrarse el surgimiento de Páramo Ediciones, una sólida apuesta que se suma al pequeño grupo de editoriales empeñadas en demostrar que en nuestro país, al igual que en casi todos los demás, la supervivencia de un proyecto editorial en última instancia no depende más que de la capacidad de conectar con los lectores necesarios para hacer viable el proyecto.

Eduardo Rabasa

jueves, noviembre 13, 2008

He aquí los dos primeros libros de Páramo Ediciones

El comienzo de una nueva editorial literaria.

Angustia, de Graciliano Ramos


En una ciudad del noreste brasileño, un burócrata sin futuro se enamora de una joven muy hermosa. Frívola, ella no tarda en rechazarlo para lanzarse a los brazos de un tipo arrogante y, por supuesto, con dinero. La trama austera de Angustia da lugar al despliegue de ese estado de convulsión adelantado en el título del libro. El valor de Angustia, considerada una obra maestra de la literatura brasileña, se halla en la capacidad de su autor para convertir a su protagonista (un pobre diablo) en un personaje universal, un paradigma de las aspiraciones frustradas.
Luego de su primer libro, Graciliano Ramos publicó tres obras maestras: San Bernardo (1934), Angustia (1936) y Vidas secas (1938), novelas que desde perspectivas distintas conforman un retrato plural del noreste brasileño: la burguesía arribista, la burocracia con aspiraciones letradas, los campesinos expulsados por la sequía y el hambre. Sin embargo, más que un retrato social, ese tríptico es una inmersión en los temas del poder y el amor en conflicto, de los celos y la obsesión voyerista, de la prostitución de la palabra escrita, de la mezquindad y la búsqueda de la supervivencia. Graciliano Ramos, cuya obra ha sido traducida a quince lenguas, en la década de 1930 apostó por una expresión pulida y depurada que le permitiera una introspección, por decir lo menos, perturbadora. No en vano expresó: “La palabra no fue hecha para embellecer o brillar como oro falso. La palabra fue hecha para decir”.

Graciliano Ramos (1892-1953) nació en Quebrângulo, Alagoas, y murió en Rio de Janeiro. Fue también autor de narraciones infantiles, de un libro de cuentos (Insónia, 1947) y los tomos autobiográficos Infância (1945) y Memórias do cárcere (1953). Su obra se ha impuesto en la narrativa brasileña del siglo XX como una de las más sólidas y perdurables, al lado de las de João Guimarães Rosa y Clarice Lispector.

Graciliano Ramos, Angustia. Traducción de Cristina Peri Rossi. México, Páramo Ediciones, Conaculta-Fonca, 2008. 198 pp.

martes, noviembre 11, 2008

Diecisiete tomates, de Jaspreet Singh


El primer libro de Jaspreet Singh, Diecisiete tomates y otras historias de Cachemira, ha tenido una recepción crítica excepcional en Canadá. Al igual que otros autores originarios de la India, como Salman Rushdie y Vikram Chandra, Singh trata el tema de la realidad poscolonial de su país, y lo hace valiéndose de un lenguaje elegante y sencillo que da fuerza y ritmo a la ficción, mientras como trasfondo se conoce, desde el punto de vista infantil, la violenta crueldad de la guerra entre India y Pakistán por la región de Cachemira.
Irónicas, puntillosas y llenas de comicidad, las historias reunidas en este volumen muestran el carácter de personajes tan disímiles como Adi y Arjuna (inseparables amigos que conocen muchas aventuras), un árbitro de críquet que se enfrenta a grupos rebeldes y una niña que devora sus tomates en la escuela para varones. Todos ellos evocan la esencia mística y poco explorada de la India, al lado de sus conflictos políticos y humanos, sin caer en el exotismo.

Jaspreet Singh (1969) creció en la India y Cachemira y se mudó a Canadá en 1990, donde se graduó como doctor en ingeniería química por la Universidad McGill. Algunos de sus cuentos han aparecido en publicaciones como Walrus, World Cup Cricket Anthology, Aids Sutra y Zoetrope, ésta última dirigida por Francis Ford Coppola. Su obra también ha sido leída en la CBC Radio. Es autor de la obra teatral Speak, Oppenheimer y de la novela Chef. Diecisiete tomates ganó el premio Hugh MacLennan 2008 al primer libro publicado.

Jaspreet Singh, Diecisiete tomates y otras historias de Cachemira. Traducción de Edith Verónica Luna. México, Páramo Ediciones, Conaculta-Fonca, 2008, 140 pp.

viernes, noviembre 07, 2008

Páramo Ediciones


Todo está saliendo muy bien. Ya están los dos primeros libros de Páramo Ediciones. ¡Cómo hemos batallado! Ni he tenido tiempo de actualizar la página. Ha habido mucho trabajo en mi vida últimamente (crítica, docencia, edición, escritura), pero me siento muy bien, salvo porque extraño mucho a mis hijos, que ahora viven en otra ciudad. ¿Los libros de Páramo, cuáles son? Una novela de un brasileño clásico, muerto en 1953, y un libro de cuentos de un indocanadiense de casi 40 años. Traducciones excelentes. ¿Que por qué no subo las portadas? Es que voy de salida a Tlaxcala, a dar el taller de ensayo, pero date una vuelta por acá la semana quentra, y aquí tendrás toda la información. ¿Cuándo en librerías? En dos semanas, yo creo. (Y, bueno, ese tronco seco es el logotipo de la editorial. Chulísimos, los libros.)

domingo, noviembre 02, 2008

Sobre Soler Frost


La revista Letras Libres publica mi texto crítico «La imaginación erudita», sobre la obra narrativa de Pablo Soler Frost, en particular sobre su novela reciente, Yerba americana.

jueves, octubre 30, 2008

Eduardo Montagner

Eduardo Montagner es autor de la novela Toda esa gran verdad. Tiene dos blogs, éste en español, y este otro en véneto: aquí

martes, octubre 14, 2008

Libro sobre Coetzee



Mañana se presenta el libro Amigo o enemigo, de Elisa Corona Aguilar, publicado por Tierra Adentro y merecedor del Premio José Vasconcelos. Presentan Ana Elena González Treviño, Charlotte Broad y la autora; modera elgeney. Es en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, a las 19:00 horas.

lunes, octubre 13, 2008

Campobello y Garro, Garro y Campobello


Daré una charla sobre dos autoras mexicanas: Nellie Campobello y Elena Garro, mañana martes, a las 18 horas, en la Biblioteca Amalia González Caballero (en el Parque México, en la colonia Condesa de la ciudad de México), dentro del Ciclo La Letra Viva. (La de la foto es, por supuesto, Elena Garro.)

jueves, octubre 02, 2008

Texto crítico en octubre


El número nuevo de la revista Nexos (octubre) incluye mi texto crítico "La prosa que no incomoda a nadie", sobre Ciencias morales de Martín Kohan.

miércoles, octubre 01, 2008

Presentación de Los sonámbulos


Anoto aquí la invitación a la presentación del libro Los sonámbulos. Origen y desarrollo de la cosmología, de Arthur Koestler, coeditado por Libraria y el Conaculta en su colección QED.
La cita es el jueves 9 de octubre de 2008, a las 13:00 horas, en el Auditorio Carlos Graef, en el Conjunto Amoxcalli, de la Facultad de Ciencias, UNAM, en la ciudad de México.
Presentan David Huerta, Juan Manuel Echevarría Román (del Instituto de Astronomía) y José Marquina (de la Facultad de Ciencias).

martes, septiembre 09, 2008

Marina Ivánovna y Ósip Emélich de visita en el cementerio


¡Pobres muertos! ¡Nadie piensa en ustedes! Todos piensan en sí mismos, en quién podría yacer aquí y quién allá. En sí mismos, yaciendo aquí. ¡No basta con que Dios les haya quitado la vida, la gente — Mandelstam con su “miedo” y yo con mi “bienestar” — les quitamos también la muerte! ¡No basta con que Dios les haya quitado la tierra toda, nosotros les quitamos las últimas tres arshinas que les quedan!
... No nos basta la tierra toda con sus colinas y casas, queremos además la colina de ustedes, su casa. Habituarse, aprender, temer, salvarse... Todos — a probar. Y luego nos asombramos cándidamente cuando en alguna vuelta del camino o del corredor...
Si hay que asombrarse de algo, es de la rareza de sus visitas, de su modestia, de su delicadeza... Si yo estuviera en su lugar...
Una respuesta silenciosa: “Si nosotros estuviéramos en el tuyo...”

Marina Tsvietáieva, Una dedicatoria

jueves, septiembre 04, 2008

Nexhmije Hoxha, viuda de Enver Hoxha, dictador de Albania, habla en su celda de Tirana sobre Kadaré

La sonrisa desapareció cuando mencioné el nombre de Ismaíl Kadaré. El célebre escritor, antiguo amigo de los Hoxha, había huido a París un par de años después de la muerte de Enver. Contrariamente a los demás albaneses, Kadaré tenía pasaporte. Una vez en el exilio, se reveló como un ardiente adversario político. ¿Era un traidor? Por primera vez, la Viuda negra vaciló. En el fondo, el refinado Kadaré había demostrado al mundo que Albania no era el país inculto que tanta gente creía. Al final, eligió una contestación diplomática:
—No lo considero ya un amigo. Ha escrito cosas monstruosas sobre mi marido después de que durante veinte años lo tratáramos como a un hermano. Sin embargo, es un gran escritor.

Riccardo Orizio, Hablando con el diablo

martes, septiembre 02, 2008

Autor lusitano


Escribo para ti desde que empecé, sin lisonjearte, evidentemente, pero también sin ser insensible a tus reacciones. Formamos parte de un mismo presente temporal y, lo quieras o no, de un mismo futuro intemporal. Ahora sufrimos las vicisitudes que el presente nos impone, compañeros como somos en la apremiante realidad cotidiana; más tarde seremos el polvo de la Historia, el ejemplo prometedor y maldito, el pretérito que se cumplió bien o mal. Si yo hoy olvidase tus angustias y tú las mías, seríamos ambos traidores a una solidaridad de cuna, umbilical y cósmica; si mañana no estuviésemos unidos en los hechos fundamentales que la posteridad ha de juzgar, estos años pasados perderían todo significado, porque donde está o ha estado un hombre es necesario que esté o haya estado toda la humanidad.
Miguel Torga, Bichos

lunes, agosto 18, 2008

Lectura en Bellas Artes

En el ciclo Nuevas voces de la literatura mexicana, viene la lectura de los narradores. Será este domingo 24, a las 12:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Participan Nadia Villafuerte, Vicente Alfonso, Mayra Inzunza, Édgar Omar Avilés y elgeney. Modera Pablo Soler Frost.

sábado, agosto 16, 2008

Del monólogo del príncipe de Saurau

"Siempre relacionamos a nuestro hijo con desgracias. Cuando alguien se ha caído al barranco, pensemos que nuestro hijo se ha caído al barranco."

"Yo, refugiado en alegorías científicas, creía haber vencido para siempre a mi padre, como se vence a una enfermedad infecciosa. Hoy, sin embargo, veo que esa enfermedad es una enfermedad mortal —estremecedora en sentido elemental— de la que todos sin excepción mueren."

"Lo terrible lo ejerce el hombre siempre en los otros, pero pocas en (o sobre) sí mismo."
Thomas Bernhard, Trastorno

miércoles, agosto 13, 2008

Cita de autor polaco

«Con la muerte, Jurek ha visto truncado todo —se dijo—, se ha ido sin tan siquiera sospechar que cuanto hace y decide el hombre de modo consciente no significa nada, mientras que todo lo importante que realizamos a espaldas de nuestra voluntad queda en alguna parte detrás de nosotros, persiguiéndonos, y a veces, en el peor de los casos, somos nosotros quienes lo perseguimos».

Jaroslav Iwaszkiewicz, Las señoritas de Wilko

miércoles, agosto 06, 2008

En la revista de mi alma máter

La Revista de la Universidad de México publica en su nuevo número (agosto 2008) mi relato «La celda en la Ciudad», en un dossier de literatura joven que incluye también poemas de Francisco Alcaraz, Mijail Lamas y Daniel Saldaña París, ensayos de Enrique Díaz Álvarez, Alejandro García Abreu, Mayra Luna y Paola Velasco y un relato de Vicente Alfonso.

lunes, agosto 04, 2008

Réplicas y contrarréplicas

En Hoja por hoja de julio pasado publiqué el texto crítico «Diccionario acrítico» sobre el Diccionario de escritores mexicanos. Siglo XX, coordinado por Aurora Ocampo. Uno de los corresponsables del proyecto, Jesús Gómez Morán, envió a Hoja por Hoja esta réplica, que aparece con una respuesta mía en la nueva sección «Después del temblor, las réplicas» de la página digital del suplemento. Antes, Mauricio Salvador había posteado un comentario crítico en su blog The Art of Fiction. En Laberinto de Milenio (19 de julio) publicó Pável Granados esta otra réplica. He venido escribiendo un ensayo donde continúo, a partir pero más allá de la coyuntura, esa inicial reflexión sobre crítica literaria y democracia.

viernes, agosto 01, 2008

Lentitud y víscera

La revista Letras Libres, en su número 116 (agosto de 2008), incluye mi texto de crítica «Lentitud y víscera», sobre la antología Grandes hits, compilada por Tryno Maldonado para la Editorial Almadía.

La Palanca, 9

El número 9 de la revista La Palanca (julio de 2008), dirigida por Diego José y Pablo Mayans, incluye mi texto de narrativa «Sonreía, desde la muerte».

martes, julio 22, 2008

Es un privilegio sufrir por amor, porque no hay consuelo.

Esther Seligson

jueves, julio 10, 2008

Réplicas


El texto que publiqué el sábado pasado en Hoja por Hoja ha provocado algunas respuestas en contra. En una ocasión futura me detendré en un diálogo con ellas.
De momento, distingo cierta imprecisión en esas lecturas: como resulta obvio en el texto, era mi interés, antes que reseñar el Diccionario de escritores mexicanos de Aurora Ocampo exclusivamente, hacer el examen de la forma, según yo, nociva, como algunas de las características distinguibles y naturales en un listado bibliográfico como es esa obra de consulta son compartidas por el medio académico en su mayoría, sin ninguna responsabilidad ética. La novedad de los argumentos me parece, como diría Borges, menos importante que su pertinencia o actualidad.
En todo caso, ésta es una buena coyuntura para una reflexión más extendida sobre las distintas modalidades de la crítica, y una defensa de aquella que, percibo, está ausente en los medios académicos. Pero ahora estoy con un pie en las vacaciones. Hay tiempo para todo. Más adelante regresaré al tema.

miércoles, julio 09, 2008

Siglo, de Hugo Alfredo Hinojosa


El libro Siglo, de Hugo Alfredo Hinojosa, acaba de salir de la imprenta. Viene con el sello de Ediciones El Milagro, una de las editoriales más prestigadas de teatro en lengua española. Me permito llamar la atención sobre este volumen, por la simple razón de que se trata de una de las obras más innovadoras y desafiantes de la dramaturgia contemporánea, que pide a gritos su puesta en escena. Hay aquí una apropiación fertilísima de ciertos rasgos identificables en la obra de Müller y de Koltès, así como de recursos de la narrativa actual (Coetzee, Kadaré). El tratamiento que da el autor a los temas de la violencia (familiar, sexual, política) en el contexto de un ambiente progresivamente degradado, alcanza una sordidez y un lirismo a partes iguales que al mismo tiempo impide una atmósfera unívoca, exenta de redención. «Las Iluminaciones de Hinojosa son audaces, feroces pero curiosamente tiernas», señala Caridad Svich. El volumen incluye el tríptico Días felices (Flores, Diversiones, Oasis), y las obras Iluminaciones [0] y Siglo.

lunes, julio 07, 2008

Sobre Contraverano

Esta publicación que tanto aprecio, la Gaceta del Fondo de Cultura Económica, incluye en la página 30 de su número de este mes (julio 2008, núm. 451 ) mi texto crítico «La difícil nostalgia del verano», sobre el libro Contraverano, de Mijail Lamas.

sábado, julio 05, 2008

Contra la ausencia de crítica


El suplemento de libros Hoja por Hoja publica hoy (número 134, julio 2008) mi texto «Diccionario acrítico», sobre el último tomo de un Diccionario de escritores mexicanos publicado por mi alma máter, la UNAM.

jueves, julio 03, 2008

No narrarás


En la revista Nexos de este mes se publica mi ensayo «No narrarás», sobre varios temas relacionados con la ficción: la experimentación, el compromiso moral, la búsqueda de conocimiento.

miércoles, julio 02, 2008

Historias para un país inexistente

[El texto que sigue, «Historias para un país inexistente», se publicó en la revista Blanco Móvil, de invierno 2004-2005. Lo recupero aquí ahora que ha surgido una discusión sobre los nuevos narradores mexicanos.]

Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta. Con nosotros, eso pasó.
Juan Rulfo, «¡Diles que no me maten!»

I

El acta de defunción la levantó Juan Rulfo en 1955. No quedaban ya sino muertos, almas en pena, susurros de historias antiguas. «Este pueblo está lleno de ecos». Nada más. Juan Preciado era un huérfano en todos los sentidos: sin familia, sin terruño, sin futuro y sin vida. Sin tumba propia, incluso. Pedro Páramo nació, acaso, de la más íntima pulsación del autor —la muerte del padre—, pero puede también ser vista como una densa metáfora sobre la pérdida de una nación, es decir, la pérdida del sentido de pertenencia a una tierra protectora. Sólo quedaba escuchar y narrar la Única Historia Posible, la de un lugar y una gente que fueron pero que ya no son más.
Podría mencionarse de igual modo a Francisco Tario; en algunos de los relatos de La noche, de 1943, hace hablar no a gente común de la «realidad», sino a los féretros, las gallinas, los trajes y los locos, uno de los cuales advierte: «Y escribiré libros... Libros que expondrán con precisión inigualable... lo mugroso de la familia y lo nauseabundo del amor, de la piedad, del patriotismo y de cualquier otra fe o mito. Libros, en fin, que estrangulen las conciencias... que sepulten los principios y trituren las verdades...»
Tiempo después, escritores como Sergio Pitol, Salvador Elizondo y Juan García Ponce se alojaron en la extranjería, la escritura y el erotismo como si se tratara de patrias posibles. Esther Seligson, Verónica Murguía, Pablo Soler Frost y varios más han reavivado la tradición fabuladora de la geografía y la historia extranjera, ya incipiente en los Infortunios de Alonso Ramírez, de Carlos de Sigüenza y Góngora.
Total: no había país, no hay país. La ficción de la literatura ha venido señalando que el cuentito de La Nación se derrumbó hace tiempo, que tal vez no existió nunca. La Historia es poco menos que sólo una historia, la invención de una comunidad falsamente unida en hitos y mitos inciertos y vacuos.
Pero no. Aún pulularon un buen tiempo quienes la nombraban, la pintaban, la psicoanalizaban. Desde la Revolución los pintores y literatos se lanzaron a la obra colectiva de dar forma simbólica a una identidad que fuera de los muros pintados de Palacio Nacional, los billetes y los libros de texto, las películas del Indio Fernández, las páginas de El laberinto de la soledad o La región más transparente no conocía sino un sostén demasiado endeble. México fue en último término la novela más exitosa y fallida de la literatura y la cultura de casi un siglo. Tan famosa, que las tehuanas, el día de muertos, el mole, el mestizaje, la Revolución, el no-vale-nada-la-vida, los dioses antiguos y tantas otras fábulas se convirtieron en la imagen del país que, a la manera de cuentas de vidrio, todavía siguen algunos exportando, a veces con éxito.
Desafortunadamente, esa novela no tiene interés para nosotros, los nietos de Rulfo, tan huérfanos de nación como él. México, sabemos bien, es eso: una ficción pétrea, malograda, inútil. Olvidable.

II

¿A qué viene todo esto?
Viene a que, al parecer, hubo en algún momento un país. Según se dice, el nacimiento de la idea de nación tuvo como causa el desastre de 1847, cuando México —que no existía sino en el papel— perdió la mitad de su territorio en una guerra contra su vecino poderoso. Este periodo llegó a su momento supremo en la celebración del Primer Centenario de la Independencia, cuando La Nación —blanquita, afrancesada y racista— se transustanciaba en la persona del dictador Porfirio Díaz, un mestizo renegado. Al estallar la Revolución ese mismo 1910, México se «descubrió» a sí mismo: la fase novelesca de la anagnórisis. Hubo artistas que se dedicaron a dibujar y a nombrar ese país, y lo hicieron con tanto éxito que fijaron los hitos de su historia y los mitos de su (supuesto) ser profundo en murales, libros de texto, ensayos y novelas, al grado de que los cachorros de la Revolución, entre 1940 y 1970, creyeron encontrar un mundo hecho. Tuvieron un país construido, confiado, próspero y munífico. Fueron los consentidos de un nuevo Porfiriato.
Mas no. He aquí la sorpresa: pasaron los años y la ficción se empezó a resquebrajar con ostentosa perseverancia. Más allá de los símbolos, crecía con feracidad una multitud circunscrita, por razones demagógicas, en un solo nombre.
¿Cuándo se acabó el teatrito en definitiva? ¿En 1968, 1971, 1976?
No importa. Lo que ya habían intuido literariamente Tario y Rulfo resultó la experiencia real para las generaciones nacidas a partir de finales de la década de 1960, que heredaron la nada de un país pesadillesco y terrible, con los problemas asediantes del fin del siglo: la explosión demográfica, la falta de democracia, la corrupción, la discriminación, la pobreza y la desigualdad, la violación a los derechos humanos, el crimen y la impunidad. Se trataba de un país multitudinario y asfixiante, corrompido hasta en sus actos más nimios por una casta —política, empresarial, delincuencial— y por una colectividad trepadora, injusta y cínica, una tierra y un futuro propiedad de unos pocos, un mundo sin más oportunidades para la mayoría que irse de mojados al patio vecino o ser empleados de Elektra, Wal-Mart o McDonald’s, ciudades donde tantas mujeres son violadas y asesinadas, los niños secuestrados por las redes de pornografía, prostitución y tráfico de órganos y los viejos abandonados a la indiferencia, el maltrato y la miseria a través de jubilaciones vergonzosas.
Ahora sí, por fin y sin folclorismos: un país donde la vida no vale nada.
Sólo queda esperar, si no el desmembramiento geográfico, sí la degradación social incesante.

III

Corolario: el principal o quizá único rasgo común a la amplia Generación de la Crisis, la No Generación de escritores nacidos a partir de finales de la década de 1960 es la constatación de que es ésta una tierra huérfana.
Se trata de una circunstancia reiterada: el aprendizaje del fracaso. Crecimos en un país en continua Crisis e irreversible debacle. Crecimos y nos dimos cuenta de que éramos muchos, demasiados los que heredábamos un país en ruinas. Ha sido una época de quiebre moral. Durante las tres últimas décadas del siglo se nos quiso dar un falso sentido de pertenencia a una nación de la que no había manera de sentirse orgullosos. Sólo existía —lo supimos pronto— el petróleo gracias al cual los bisnietos hacinados y empobrecidos de la Caricaturesca Revolución pudimos estudiar en las escuelas y universidades públicas (a veces ni eso). Lo que pervive ahora a la manera de emociones o lecciones fijas, quizá inconscientes, son el desánimo, el cinismo, la mezquindad, el escepticismo, la negación. Algo así como la clausura del futuro. Son nuestras las palabras de Octavio Paz: «Sabe la tierra a tierra envejecida».
Y no, no creo que mi visión sea catastrofista en exceso, aunque sé que no todos de entre mis coetáneos compartirán esta noción del «aprendizaje del fracaso», esa sensación de envejecimiento y derrota prematura. Acaso exagero, sí, pero éste es mi punto de partida. No hay comunidad, no hay el formar-parte-de-una-nación, no hay la raíz válida de una sociedad benefactora y paternal. No hay nada, y entonces surgen dos cuestiones importante para quien se enterca, quién sabe cómo, en escribir.

IV

Primera pregunta. Ante la muerte de México, ¿qué nueva ficción escribiremos? Frente a la orfandad de la Patria (¡ah, esa mayúscula tan chantajista!), la narrativa de esta No Generación ha de hablar no del «ser mexicano», entelequia dudosa y demagógica, sino, como Rulfo, como Tario, de la Condición Humana, por más etérea o fanfarrona que a algunos les parezca esa frase. Los temas serán y son los de siempre, los de la literatura a secas: los territorios de la infancia, el amor, el desamor, el erotismo, la muerte, la identidad y sus destrucciones, la soledad, el arte, lo irracional, el otro, la violencia (hoy urbana), la ficción misma. Al librarnos de la idea y el compromiso de nación, podemos desatendernos de cualquier necedad ontológica limitada al gentilicio. La materia de toda narración estrictamente poderosa es lo humano, a secas.
Y si bien ningún escritor debe redactar una frase que contenga seguidas las palabras «el escritor debe» o «el escritor no debe», acaso se exigiría hablar de autenticidad, otro concepto huidizo y complicado. El escritor debe ser auténtico al mentir, al construir un mundo ficticio, al saquear la «realidad» (la interior, la «real», la fantástica, alegórica, erótica, memoriosa...) para dar forma a una irrealidad textual más inclemente y de mayor orfandad, y quizá sólo así habrá de trascender toda frontera del espacio o del tiempo.
El escritor debe ser inclemente con su mundo. Más todavía si ese mundo no existe.

V

Segunda pregunta. Si las narraciones más antiguas surgieron para dar cohesión y sentido de identidad —héroes, gestas— a un grupo humano, ¿para quién escribimos ahora, a quién le daremos sentido de identidad si el país no existe, si aquí la letra no vale nada? Con lectores o sin ellos, hay que concluir llanamente: la necesidad personal de la escritura es más impetuosa que la conciencia del escribir para una comunidad inexistente. Esta orfandad —contracara de la nostalgia, o forma desobediente de una nostalgia que no sabe mascullar su nombre— será el punto de partida más fértil. Se trata de otros lectores posibles: los únicos que importan, los que aún no están. La única comunidad viable para el escritor es la que él formará en torno de sus textos.
Porque toda narración refiere supuestos hechos del pasado con la perspectiva virada hacia el futuro. Todo narrar es hacia mañana, todo relato tiene como escenario de concreción posible el día que viene. Narramos el pasado o el presente porque lo que pasó en otro tiempo puede pasar mañana o incluso ahora, lo que sucedió en otro lugar puede suceder aquí, lo que le ocurrió a otras personas puede ocurrirnos a nosotros. Todo narrar del pasado es un atisbar las desasosegantes posibilidades del futuro, único tiempo real de la obra literaria.
El ejemplo de Kafka.

VI

No es del todo justo hablar de «generaciones». Las generaciones son las etiquetas que inventan los estudiosos de la literatura para justificar su salario y sus doctorados. Las otras, las elegidas por los mismos grupos literarios, existen porque entre nosotros todo pasa por el corporativismo: como medida de ataque para obtener puestos en la burocracia (los olvidables estridentistas) o de defensa (los cosmopolitas Contemporáneos).
Para los escritores de esta No Generación —Generación de la Crisis, grupo de narradores para un país inexistente, comunidad de soledades en la escritura— ni siquiera ese privilegio existe. El último grupo literario, el del Crack, ha anulado con sus procederes la validez siquiera de una propuesta parecida. Además, la pérdida del sentido de nación ha desarrollado un proceso importante: la descentralización. Siguiendo el ejemplo de algunos pioneros —en Sinaloa, Chihuahua, Baja California—, numerosos escritores se dedican a la carrera literaria en sus lugares de origen, sin mudarse a la capital de la república; algunos de ellos han incluso realizado estancias en el extranjero sin haber pasado por la aduana vivencial de la ciudad de México. Esta disgregación impide establecer una etiqueta única. Ahora sólo existe la perspectiva personal, desunida, libre y en soledad: y esto va desde la creación de un lugar múltiple y desafiante —el blog, periódico mural o diario público, bitácora de creación de una identidad literaria que se nutre del aforismo, el ensayo, la narrativa, la imagen, la agenda, la correspondencia, el artículo periodístico, la interacción inmediata con el lector y tantos otros elementos— hasta, por encima de todo, la ambición elemental de la obra maestra, justificación mayor para la escritura en cualquier tiempo, y sobre todo en medio de una comunidad ruinosa, expoliada, inexistente. ¿Para qué escribir si no es para emular a Flaubert, a Proust, a Rulfo?
Sí: la ficción de un país ha muerto. La búsqueda es crear otras ficciones —más poderosas, éstas sí universales.

martes, junio 17, 2008

Novela de Vicente Alfonso

Mañana miércoles a las 19:30 horas se presenta la novela Partitura para mujer muerta, de Vicente Alfonso (Mondadori, 2008). La cita es en el Teatro El Milagro (Milán 24, colonia Juárez de la ciudad de México). Los comentarios serán de Federico Campbell, el autor y elgeney.

lunes, mayo 26, 2008

Autopsia a un copo de nieve

La obra Autopsia a un copo de nieve, de Luis Santillán, codirigida por Richard Viqueira y José Alberto Gallardo, está en el Teatro Santa Catarina de la Dirección de Teatro de la UNAM (Jardín Santa Catarina, Coyoacán, en la ciudad de México). Las funciones son los viernes a las 8:00, los sábados a las 7:00 y los domingos a las 6:00 de la tarde. Actúan Surya Macgrégor, Isabel Piquer y Marijo Fernández.

viernes, mayo 23, 2008

Una de esas reflexiones serias que el escritor novato tiene al viajar en trolebús por el Eje Central

¿Los libros nacen de los libros? ¿Para escribir un libro no se requiere tener experiencias en la vida?
Los libros nacen de los libros y nacen de la vida. Uno escribe de la vida, al amparo de los libros que ha leído. Uno escribe de los libros, a partir de la experiencia de la vida que ha tenido. Pero eso sí: un libro que no está tocado por la vida, no es un libro. Es sólo papel y tinta.

miércoles, mayo 21, 2008

Soltero en el Bella Época

Mañana jueves, a las 18:30 horas, se presenta la novela Sus ojos son fuego, de Gonzalo Soltero, en el Centro Cultural Bella Época del Fondo de Cultura Económica (Tamaulipas 202, esq. Benjamín Hill, colonia Condesa, en la ciudad de México). Los comentarios serán de Sergio González Rodríguez, Daniela Tarazona y el autor. Modera elgeney.

jueves, mayo 08, 2008

Bitácora rabiosa

Jaime Mesa, autor de la novela Rabia (Alfaguara, 2008), tiene este blog.

Siberia, de David Olguín, en el nuevo Teatro El Milagro


La obra Siberia, del dramaturgo y director mexicano David Olguín, está en temporada en el nuevo Teatro El Milagro (Milán 24, entre General Prim y Lucerna, colonia Juárez de la ciudad de México), los jueves y viernes a las 21:00 horas, los sábados a las 19:00 y las 21:00, y los domingos a las 18:00 horas. El reparto está formado por Laura Almela, Rodrigo Espinosa, Mariana Giménez y Juan Carlos Vives. Los boletos están a 200, 100 y 50 pesos; los jueves es el día del espectador y cuestan (los boletos, no los espectadores) 50 pesos. Más informes al teléfono 5592 0338, o al correo teatro@elmilagro.org.mx.

miércoles, mayo 07, 2008

Desiertos, hoy


El libro Desiertos, de Hugo Alfredo Honojosa (Tijuana, 1977), publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro, se presenta hoy miércoles, a las 19 horas, en el Museo Nacional de San Carlos (Av. Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera, en la ciudad de México). Los comentarios serán de Vicente Alfonso, el autor y elgeney.

martes, mayo 06, 2008

Días de introversión


En el número 47 de Fractal, la revista dirigida por Ilán Semo, aparece mi texto de narrativa «Días de introversión».
He aquí los primeros párrafos:

Al dejar el Parque Francisco Niebla —ese viernes de finales de febrero—, se topó de frente Marioralio con una papelería. Revisó la cartera y en el local pidió un frasco de pegamento. Después caminó a su casa. Al entrar a su cuarto levantó el colchón y tiró todas las cartas al suelo. Una a una las empezó a pegar en las paredes ya nunca más blancas de la recámara: toda la correspondencia de tantos meses habría de convertirse ahora en el diario tapiz que le recordaría sus deudas, su expectación, Omar, la niña, su padre, Beata María. Y la casera, ¿qué? ¿No diría acaso Está usted loco, señor Espósito, ésta es mi casa y por más que usted pague la renta de este cuarto no puede echarme a perder las paredes con ese cochinero, ese caudal de páginas absurdas? Pero ese pensamiento ni de lejos lo pudo inquietar. De alguna manera entendía, por lo demás, que la vida no estaba en esas cartas, sino afuera, en las calles, en las casas ajenas, en la gente como Lauro Gumersindo y Beata María, vidas rudas y lejanas que él no podría siquiera vislumbrar si seguía en su aislamiento de cartas leídas secretamente.
Esa misma noche tuvo Marioralio un sueño que habría de reiterarse una y otra vez con muy leves cambios. Estaban los tres (Lauro Gumersindo y Beata María y él) sentados a la mesa de una mañana soleada, en una sala grande de paredes blancas. Vivos y sonrientes, los tres comían y, como si nada hubiese pasado nunca en esa fastidiosa vigilia adyacente, hablaban de temas triviales e inmediatos, de ir al súper o cortarse el pelo, como si fueran ellos su amante y padre desde hacía ya tanto, y vivieran juntos y muy felices. Cambiaban cada noche en sus sueños uno o dos detalles: los temas de la charla, los lugares que ocupaban a la mesa, si acaso las prendas que vestían. Durante el día de repente —a media mañana en la Oficina, a la hora de la comida, mientras iba por la calle de regreso a su casa— recordaba Marioralio del sueño las preguntas y gestos y respuestas, y en esos momentos sentía una incómoda (por inmerecida) ola de bienaventuranza correr por su piel, justo en estos tiempos de gran soledad y desazón.
En la vigilia se dedicó pronto a buscar —como sucedió a partir del secuestro de su padre— una respuesta a su inquieta sensación de espera. Necesitaba la claridad de una señal: Haz esto, ahora. ¿Qué era esto? ¿Cuándo sería el ahora? Durante varios fines de semana se subió a los microbuses y recorrió las rutas completas de un extremo a otro de la gran Ciudad, llegaba a barrios remotos y aunque casi no hablaba con nadie en sus trayectos sí observaba los rostros de la gente, las fachadas de las casas y comercios, el pavimento, las banquetas, los perros y los autos, sin comprender bien a bien si acaso esta urbe degradada conocía no sólo una frontera geográfica —el comienzo del campo— sino, más aún, un límite a su violencia. Al atardecer o ya de noche regresaba a su cuarto cansado pero con un sentimiento de oxigenada y viva saciedad.

viernes, mayo 02, 2008

Narrar el norte


El nuevo número de Letras Libres (mayo de 2008) incluye mi texto «Narrar el norte», a partir de una lectura de la novela Balas de plata, de Élmer Mendoza.

martes, abril 22, 2008

Contraverano, de Mijail Lamas


Mañana miércoles se presenta el libro Contraverano, de Mijail Lamas (Culiacán, 1979), publicado por el Fondo Tierra Adentro. Comentan Édgar Amador, el autor y elgeney. Modera Josué Ramírez. La cita es a las 19 horas, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.

viernes, abril 18, 2008

Encuentro de Escritores Latinoamericanos


Estaré leyendo en la mesa 4 del IV Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la Universidad del Claustro de Sor Juana y coordinado por Sandra Lorenzano. La cita es el viernes 25 de este mes, a las 12:00 horas, en Izazaga 92, Centro Histórico, 06080 México, D.F.
Aquí va el programa completo:
IV Encuentro de Escritores Latinoamericanos
“Pasiones y obsesiones”
Dedicado a Octavio Paz
24 – 26 abril de 2008
Sandra Lorenzano, Coordinadora

JUEVES 24

Inauguración. 10:30 – 11:00 hrs.
María Teresa Franco, Consuelo Sáizar, Jorge Volpi, Carmen B. López-Portillo, Alejandra Frausto, Mario Bellatin, Enzia Verducchi, José Ramón Ruisánchez, Sandra Lorenzano.

Mesa 1. 11:00 – 13:00 hrs.
Jorge Volpi
Anamari Gomís
Eduardo Antonio Parra
Enzia Verducchi
Daniel Link (Argentina)

Mesa 2. 13:00 – 15:00 hrs.
Santiago Vaquera (Estados Unidos)
Rafael Lemus
Rosa Beltrán
Claudia Guillén
Alexandre Vidal-Porto (Brasil)

Comida. 15:00 – 16:00 hrs.

Mesa 3. 16:00 – 18:00 hrs.
Nicolás Poblete (Chile)
Sergio González Rodríguez
Tryno Maldonado
Igor Barreto (Venezuela)
Claudia Posadas

Inauguración de “La persistencia de la mirada. 25 retratos del rostro de las letras”, exposición de Rogelio Cuéllar. 19:00 hrs.

VIERNES 25

Mesa 4. 12:00 – 14:00 hrs.

Jorge Fernández Granados
Martín Kohan (Argentina)
José Ramón Ruisánchez
Iván Thays (Perú)
Geney Beltrán Félix

Conferencia “Pasado en claro”, Adolfo Castañón. 14:00 –15:00 hrs.

Comida. 15:00 – 16:00 hrs.

Mesa 5. 16:00 – 18:00 hrs.

Sealtiel Alatriste
Álvaro Enrigue
José María Espinasa
Daniela Abade (Brasil)
Héctor de Mauleón

Mesa 6. 18:00 – 20:00 hrs.
Julieta García
David Medina Portillo
Darío Jaramillo (Colombia)
Ignacio Solares
Arturo Arias (Guatemala)
Heriberto Yépez

Espectáculo “Blanco”. Circo Raus. 20:00 hrs.

SÁBADO 26

Mesa 7. 15:30 – 17:30 hrs.
María Alzira Brum (Brasil)
Bernardo Esquinca
Mauricio Montiel
Mario Bellatin
Nicolás Cabral
Mesa 8. 17:30 – 19:30 hrs.

Mauricio Molina
Lina Meruane (Chile)
Pablo Boullosa
Roxana Elvridge-Thomas
Myriam Moscona
Fran Ilich

Inauguración de la exposición “Los indígenas mexicanos en la mirada de Octavio Paz”. Colección de Indumentaria Mexicana “Luis Márquez Romay”. 19:30 hrs.
Inaugura Marie Jose Paz

Coctel de cierre del Encuentro.

jueves, abril 17, 2008

Conferencia en Culiacán

Mañana viernes 18, a las 6:00 p.m., en el Casino de la Cultura (Zaragoza y Álvaro Obregón, en Culiacán), hablaré sobre el libro y su relación con los problemas sociales. Compartiré la mesa con Everardo Mendoza.

lunes, abril 07, 2008

La Palanca trae «El Libro de Gabriel»

La Palanca, revista editada por Diego José y Pablo Mayans, publica en su número 8 mi texto de narrativa «El Libro de Gabriel». El número circula desde diciembre. Aquí los primeros párrafos del texto:

En el exterior de los sobres se veía el nombre de ella, la destinataria: María Aspettani, luego la dirección. Cada día él recargaba la bicicleta en la verja, sacaba la carta del morral y se la extendía, sin verla a los ojos. Ella estaba ahí con una expresión cansada y un poco (también) expectante. Sin sorpresa, como si se tratara de un ritual exacto, María tomaba la carta, con los ojos lanzaba un «Gracias» mudo que para Sicrano equivaldría a un Cualquier carta, cualquiera me basta, y cruzaba el jardín hacia la puerta mientras rompía con ávido descuido el sobre, y él proseguía su ruta, sintiéndose, al principio, sagaz, satisfecho tal vez —y ya después débil, tembloroso sin duda.
Y pasaban los días: y pasaron los meses.
Luego de varias semanas había aceptado Sicrano su imposibilidad de hablarle a María Aspettani. Durante muchos días se planteó, como una inquietud recurrente y pecaminosa, lanzarle una pregunta, matar sin miedo este silencio cómplice e invencido que los separaba con mayores hierros que la verja negra. Deseaba saber más de ella, si estaba enferma, de qué sufría, sobre todo qué pensaba de su Libro, y en el mismo instante en que cruzaba la calle, sabía que nada saldría de sus labios, se imponía callar, mejor no hablarle, no tender hacia ella ni siquiera una sonrisa por el temor obtuso a causarle daño, a que a través de la verja sus labios con sus palabras vivas y llenas del afecto o la preocupación lo hicieran lastimarla.
Por lo demás durante las primeras semanas llegó a aceptar Sicrano ante sí mismo que su mudo nexo con María Aspettani era una ficción débil, un absurdo vulnerable. Muchas otras jovencitas podrían tener el mismo parecido con su personaje Marialba, quien a su vez no era sino —y él lo aceptaba— la refracción posible de sus hijas muertas en un solo cuerpo del presente, pero él entendía que esa vez de finales de marzo lo que vio en María fue, más que solamente el físico: fue la expresión enferma de Marialba en uno de los pasajes que algún día, más adelante, escribiría de su Libro pero que ya bullía en su mente: cuando el heredero Léster sube a buscarla a la Sala de Extracción del Ministerio... Eso había sido.
En todo caso, ¿cuál era su propia relación con la María Aspettani verdadera —la de carne y hueso, que habría de tener parientes, amigos, una historia tras de sí—, no con la figurilla esbelta de la muchacha silenciosa de todos los mediodías? ¿Qué era ella para él, más allá de la similitud escabrosa con su personaje? ¿Había tal vez exagerado al pensar que, más que de una enfermedad, de lo que ella sufría era de un estado de indolencia o depresión protosuicida?
Cualquiera podría pensar (llegó a decirse) que todo esto se trataría más bien del asedio de un viejillo calenturiento que se hace ilusiones con una chamaquita: Mete hilo —sus cartitas— para ya luego sacar hebra: echársela un buen día. No, eso no: era ridículo. Además, sería casi el incesto. Si bien el ejercicio diario en la bicicleta había logrado mantenerlo con una sana fortaleza, era su senil, sombría mente la que lo hacía sentir por dentro casi un moribundo. Y como tal, había renunciado al sexo. Y además, ¡no, María no! ¿Qué sentía por ella? ¿Cómo sentir algo genuino por alguien de quien se ignora todo, o casi todo? ¿Cómo alegar afectos —sí— filiales por una persona a quien no le hablas? Y sin embargo con las semanas llegó a ver el cartero en María Aspettani a una especie de hija, sobrina por lo menos. Debía protegerla. Quizá exageraba. ¿Qué podía hacer? Su impotencia ante sí mismo, su imposibilidad para hablarle era una suerte de barrera instintiva. ¿O acaso repetía con ella la frialdad distante de su padre, cuando él era niño, y su propio no-estar-nunca-cerca de sus hijas, antes de que ellas muriesen? ¡Pero cuánto era ya de eso!
Aun así, a menudo se imaginaba Gabriel Sicrano que la muchacha —ella— habría por fin de interrogarlo. Entre el temor y la alegría posible, trataba de no levantar los ojos al momento de extenderle el sobre, si bien a veces llegaba a hacer una mínima pausa antes de dar media vuelta y subirse de nuevo a la bicicleta, en silencio inviolado. Ella le podría preguntar —pensaba el buen cartero— no las cosas lógicas de ¿Por qué me escribe a mí todo esto? o ¿Qué quiere, qué busca en mí con tanta página ficticia?, sino, ya más profundo: ¿Cuál es su necesidad, la suya, la íntima, la ineludible, de narrar estas historias, no importa si es a mí o a quien usted desee? ¿Por qué escribe...? Y él no habría sabido entonces responderle, ¿cómo podría explicar tan fácilmente, ahí sobre la acera, que no hay razón ninguna que sustente o justifique el necio luchar diario con la inútil escritura, o que en todo caso ese Libro lo había venido escribiendo desde hacía ya seis años sin saber quién lo leería, que nunca se planteó siquiera —como ahora— que podría estar cerca de terminarlo? Lo había visto, sin decírselo del todo, como un Libro para el Resto de su Vida, una escritura sin fin que se confundiese con su propia existencia, su pensar, su piel, su cuerpo, lo que sea... ¿Para qué escribir? No, no era ésa una pregunta aceptable en ningún mundo. Quizá tan sólo su respuesta —parcial, injusta, escasa— sería que él buscaba imaginarse que así fuese una persona —una sola, ¿qué importaba?— quien leyera sus historias todavía inconclusas, ya él no habría de morir cuando muriese...
Nada más eso.

miércoles, abril 02, 2008

Novela y blog


El narrador Vicente Alfonso estrena novela en Mondadori y casa en la blogósfera, aquí.

martes, abril 01, 2008

Sobre el autor de El arte de la fuga

Este mes se publica en la revista Nexos un texto mío sobre Sergio Pitol, con motivo de la publicación reciente de su antología Ícaro. Hace dos días se le hizo un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México, por sus 75 años. No sé si me equivoque, pero Pitol se ha convertido en el escritor mexicano vivo más valorado por las nuevas generaciones, por lo menos entre los ensayistas y narradores.

lunes, marzo 24, 2008

TextoS 25

Acaba de aparecer el número 25 de la revista TextoS, de Culiacán, Sinaloa, que dirige Enrique Martínez Pérez y edita Francisco Alcaraz. El índice, aquí. Trae un texto mío, de narrativa, titulado «Lauro Gumersindo».