sábado, noviembre 22, 2014

Lo que viene después

Ningún hecho violento ocurre sin dejar huella. El periodista puede callar, el político no raramente habrá de buscar entorpecer la difusión del suceso o bloquear el proceder de la justicia, el criminal acaso camine por las calles sin remordimientos. Pero ante cualquier tentativa de silencio, incluso en los escenarios más abusivos de impunidad, algo punzante queda y se aviva con dolor en las personas que tuvieron un lazo con la víctima: los padres, la pareja, los hijos, los amigos, los vecinos. Alguien pregunta, alguien espera y necesita un desagravio —incluso una venganza— para encontrar una forma catártica de religación con la sociedad en que vive. Por eso la violencia, de manera distinta a como ocurre con la muerte causada por un accidente, la enfermedad o la vejez, deja demasiadas historias inconclusas: las que se ponen en marcha debido a la ausencia provocada por un poder humillante e injusto.
Aunque no es un fenómeno exclusivo de los últimos años —la relación de ofensas va desde antes de la Conquista—, sí es posible afirmar que las historias de ese cariz se han vuelto más perentorias y ultrajantes en los tiempos recientes de México. Más allá de las causas, que tendrían que ver (no únicamente) con las formas, ahora más porosas, en que circula la información y con el desarrollo de una agenda progresista internacional de derechos humanos, el grave problema de la criminalidad asociada a las estructuras políticas ha tenido una respuesta indignada en varios sectores ciudadanos. No soy politólogo ni sociólogo, y no tengo los conocimientos ni las intuiciones para especular si esa respuesta podría convertirse en un movimiento cívico que obligue al sistema judicial y político a depurarse y romper los pactos de complicidad que siguen vigentes e impunes. Otra pregunta me inquieta ahora: ¿cómo relatar lo que ocurre en la sensibilidad de quienes viven en una sociedad vulnerada por la más atroz barbarie?
La zona lunar de las comunidades, la vida invisible de los individuos, las franjas interiores en las que no la razón sino el miedo, la rabia o el desánimo dominan, son el territorio de la ficción. Habría que partir de una precisión necesaria: escribir ficción no significa inventar algo falso sino proyectar algo imaginario, es decir, no una mentira sino una posibilidad. El temperamento de quien fabula historias es el propio de quien, como tantos han dicho, ve difícil aceptar la realidad cotidiana con sus usuales términos de rutina, frustración y poquedad de horizontes, y por lo tanto se plantea en la escritura la evasión mediante la sugerencia y la exploración de mundos diferentes.
Sin embargo, existe otro rasgo en ese tipo de temples humanos: no sólo es alguien que buscaría ir por encima de eso real tan limitado que lo rodea, sino que también se vería inclinado a ir más allá de sí, a huir (así sea vicariamente) de su orbe íntimo y fácilmente tendería a la despersonalización: es alguien que puede verse a lo largo de sus días y noches especulando vivamente en torno a las condiciones en que otro individuo recibe la realidad, vive su respirar, conoce su experiencia sensible.
La prospección de sí como otro se halla en el fundamento de la capacidad que han tenido grandes novelistas para crear la psique de personajes notoriamente distintos a su biografía e inclinaciones. Este ejercicio no tiene un atributo de falsedad: consiste en el desarrollo de una habilidad de las neuronas espejo, las que se hallan detrás del registro de la compasión y la empatía, llevado a la indagación de la conducta ajena como una posibilidad elusiva del carácter propio. ¿Cómo dejar de lado el hecho de que, más allá de cualquier rivalidad o por encima incluso de una historia universal de asesinatos interminables generación tras generación desde hace milenios, los seres humanos comparten la conciencia de una similitud, y por lo tanto de una común identidad, uno de cuyos rasgos es la sujeción a un cuerpo mortal y vulnerable al sufrimiento?
¿Qué ocurre en el fabulador que vive en un entorno desmedidamente violento? Toda generalización es injusta, sin duda. Lo que sigue glosa una experiencia personal de los últimos años. Por un lado, es imposible no enterarse de, una tras otra, cada atrocidad a través de los medios de comunicación y las conversaciones, dominadas por el susto, el morbo y la preocupación, de amigos, familiares y conocidos. Hay que insistir en esto: se trata de un imposible aislamiento: las noticias llegan a cualquier sitio e involucran a los oyentes en la percepción de lo endeble que es el convenio social, pues si ese hecho ocurrió en Tamaulipas ayer o en Guerrero esta mañana podría de igual modo ocurrir mañana enfrente de nosotros, o a nosotros mismos. Y ese conocimiento, y las suposiciones que despierta, provocan una alteración: es un fenómeno al principio inconsciente, que se manifiesta a través de una imaginación paranoica y una constante de pesadillas y sueños inquietos, una respuesta a menudo enfermiza ante la realidad, un vertedero de dificultades a la hora de adaptarse de nuevo a los contratos de confianza y seguridad con nuestro entorno inmediato (el edificio, la cuadra, la colonia)… y posteriormente sólo queda una salida (no es una solución ni un remedio): proyectar en un papel esos miedos, darles consistencia de palabras para ver si así, a la luz aparentemente controlada de la escritura, es posible detenerlos, analizarlos, desvestirlos de peligro.
Lo que acabo de glosar no es exclusivo del escritor. Las alteraciones psíquicas y emocionales en quienes viven en una sociedad lastrada por la violencia son situaciones comunes. El último paso (la redacción) tampoco es una propiedad única de quienes nos dedicamos a la literatura. Aunque alguien podría argüir que ya es mucho lo que se publica, sin duda lo que se escribe es muchísimo más, y no conoce fácilmente el tamiz de la edición y la divulgación. La voluntad de pasar a papel o soltar en un teclado la experiencia traumática, vivida o temida, de la violencia, adquiere para muchas personas que quizá nunca han leído un libro un cariz terapéutico; por ello a menudo no pasa de lo confesional, sin dar pie a ningún asidero con las ventajas de la ficción en tanto un ámbito que va mucho más lejos que la consignación de la queja. Sin embargo, no conviene hacer a un lado esa voluntad sin advertirla como la expresión de una necesidad: ya en el testimonio es posible encontrar la raíz (un primer, quizá insuficiente movimiento) de la operación de desdoblarse ante lo real, de distancia crítica ante lo supuestamente ocurrido, que es un fuerte elemento distinguible en cualquier texto de ficción: las palabras no son los hechos pero sin ellas los hechos quedarían en la impunidad del olvido, no como si no hubieren ocurrido sino como si no hubieran dejado una huella de suplicio moral en nadie. Al mismo tiempo, como las palabras no son los hechos, abren la oportunidad para que, más que dejar un relato fiel de lo acontecido, bosquejen el otro lado de lo real, las caras de lo posible.

¿Qué relatar de todo esto, entonces? Sin ánimo de emitir una encíclica, yo me permitiría romper lanzas por la exploración de las secuelas emocionales y psicológicas en quienes han sufrido la violencia en sus personas más cercanas. Se trata de un acontecimiento de gran trascendencia social y que sin embargo los medios de comunicación no recogen, la clase política desoye y que con frecuencia concita el desinterés o incluso el rechazo en el prójimo: a casi nadie interesa ver el sufrimiento ajeno en su suceder, y las víctimas de los últimos años, todas, han dejado huérfanos, padres, amigos, parejas sin una respuesta. Nadie sabe qué hacer, cómo vivir eso que viene después de un suceso violento. La ficción puede tomar ese cometido: más que fabular las leyendas de los sicarios, los judiciales, los capos o los gobernantes vinculados con la génesis de este entorno tan desastrado, habría que volver la vista hacia la mayoría, esos individuos que acaso nunca trafiquen con droga ni secuestren a nadie ni jalen un gatillo, pero a quienes este presente nuestro tan destruido por la impunidad y la injusticia les ha trastocado en profundidad y quizá para siempre su vida interior. 

[Publiqué este ensayo en la revista Timonel, número 15, noviembre de 2014, páginas 10-11. La revista completa se puede leer aquí.]

miércoles, octubre 29, 2014

CCXXV

Antes, el escritor aspiraba a la obra maestra. Hoy lo que ansía es un diploma de superioridad moral.

Leer sobre la violencia en medio de la violencia

Atenea Cruz comenta mi novela Cualquier cadáver para Frontal, gaceta digital de crítica literaria: el enlace está aquí.

martes, octubre 28, 2014

Las pal­abras están pegadas a lo que quiere decir

Luis Felipe Pérez publica un comentario puntual sobre mi novela Cualquier cadáver, en el portal de la revista Crítica.

domingo, octubre 19, 2014

Sobre Cualquier cadáver

Diego José publicó ayer sábado un texto crítico de mi novela Cualquier cadáver en el suplemento cultural Laberinto. Aquí el texto:


Cuando la literatura importa
Diego José

La difícil mixtura entre fatalidad, culpa y conciencia, aunados a un contexto histórico convulsionado y a una visión muy precisa de la complejidad humana, produjeron personajes literarios inolvidables como Kurtz, Stupen o Meursault. El crítico Geney Beltrán Félix —a quien vale la tarea de leer— ha expuesto en reiterados ensayos sus intereses como lector en la búsqueda de una literatura que enfrente la realidad sin atavismos estetizantes, desde las inmediaciones de una postura reflexiva del escritor: «el novelista tiene la obligación de identificar ‘posibles nuevos horizontes de la conciencia’ para entender por qué actuamos como actuamos y cuáles son nuestros límites y contradicciones».

            Su postura ataca, tanto a una literatura pensada desde la superficie como a una narrativa artificiosamente difícil que desemboca en lo intrascendente. No habla de temas elusivos o necesarios, no exige «la gran novela» de nuestra época que pueda descifrar los orígenes de la corrupción nacional ni la verdad última de los conflictos sociales, más bien, demanda una visión honesta que constituya el epicentro de la novela como aportación del escritor con su tiempo. Los temas coyunturales, gratuitos o falsamente comprometidos han ocupado el blanco de su mordacidad crítica: «Literatura que no es crítica de la vida en su sentido más amplio es literatura muerta».

            En el caso de Geney Beltrán, el crítico y el narrador son indivisibles, y esto se confirma en su reciente novela: Cualquier cadáver. Más allá del tremendismo retratado en la historia que relata, el personaje, enervante por el límite al que ha sido expuesto, desarrolla un cuestionamiento de hondura en distintos aspectos cruciales: la condición de las víctimas, la conciencia individual trastocada y las posibilidades de la escritura. Para Emarvi, la dificultad no estriba solo en la aceptación de los hechos (el secuestro y el asesinato de su hijo) sino en la responsabilidad del abandono, en su fracaso como padre e hijo, en su deserción a toda forma de compromiso con la realidad.

Primo Levi observa y analiza con una objetividad pasmosa el proceder de uno de sus compañeros en La tregua, y concluye: «Contemplar el comportamiento de quien actúa no de acuerdo con la razón sino según sus impulsos más profundos, es un espectáculo de interés extraordinario, semejante al que disfruta el naturalista que estudia las actividades de un animal de instintos complejos». ¿No es este el sentido último de imaginar al ser humano en sus propios límites, uno de los argumentos en favor de la literatura?

            Los temas centrales de Cualquier cadáver son la fatalidad, la culpa y la conciencia de la desgracia. Cada uno de los sucesos padecidos por el personaje Emarvi implican el trazado de un destino donde lo improbable se torna posible en la ficción; el personaje no emprende una lucha contra la injusticia ni contra el inmerecido dolor, sino que azuza contra sí toda la inclemencia de que ha sido sujeto. El desbordamiento de la realidad: lo intolerable, aquello que Simone Weil sentencia: «La desgracia obliga a reconocer como real aquello que no creemos posible».

¿Puede la novela, como arte, es decir, como una creación imaginaria, restaurar al individuo, frente a la violencia real del mundo?  Vuelvo al crítico: «La apuesta, el riesgo, la ambición consiste en cambiar el mundo, cambiando a través de la escritura la idea que el lector tiene del mundo».

Cualquier cadáver toma el riesgo de orientar su excesiva aspereza temática, verbal y sintáctica para confrontar al lector; también para desechar tanta narrativa autocomplaciente que usa la violencia mediatizada como moda. El acento, más allá de las circunstancias en que se inscribe la novela, está en las inquietantes preguntas que Emarvi descubre: ¿es posible comunicar el dolor?, ¿puede la escritura hablar sobre la desgracia?, ¿qué significa novelar? Las respuestas crean una cerradura: ética y estética. No ideológica ni estilística, sino vinculada con el carácter y el espíritu de una obra que asume de manera crítica, tanto la herencia lingüística, literaria e histórica, como su propia visión del mundo.

El planteamiento sugiere que una novela como Cualquier cadáver aspira a diferenciarse del periodismo amarillista (aún cuando su lenguaje alude a una sobreexposición de los horrores registrados por los medios), de la corrección social y de los clichés pesimistas que abogan por el sinsentido del mundo en un período fácilmente denominado de «post-ética». Otra vez, la respuesta y la restauración la propone Simone Weil: «Decir que el mundo no vale nada, que esta vida no vale nada, y poner como prueba el mal, es absurdo, porque si esto no vale nada, ¿de qué nos priva entonces el mal?».

Geney Beltrán Félix entrega con Cualquier cadáver una novela en contrasentido a la negación de esta posibilidad reivindicativa de la ética del escritor (no tanto como intelectual sino como creador de historias que desmenuzan la belleza y el horror humanos) como lo han venido haciendo sus maestros: Kertész, Oé, Coetzee, Jelinek, Müller. Le toca al lector asumir el riesgo de la lectura, aceptarla, procesarla y dictaminar si este trabajo cumple, primero con las exigencia e intenciones del escritor —un escritor distinto— y después, si al estremecerlo puede proporcionarle una mirada distinta del mundo, no necesariamente mejor sino auténticamente distinta.

viernes, octubre 17, 2014

Una guerra conversada

La revista Letras Libres de este mes ha publicado mi texto crítico «Una guerra conversada», sobre el libro Nosotros caminamos en sueños, de Patricio Pron. El enlace está aquí.

miércoles, octubre 15, 2014

Cuando se cambian los papeles de la víctima y el culpable

Molte mascalzonate e violente prevaricazioni nascono quando si pasticcia la grammatica e la sintasi e si mette il soggetto all'accusativo o il complemento oggeto al nominativo, ingarbugliando le carte e scambiando i ruoli tra vittime e colpevoli, alterando l'ordine delle cose e attribuendo eventi a cause o a promotori diversi da quelli effettivi, abolendo distinzioni e gerarchie in una truffaldina ammucchiata di concetti e sentimenti, deformando la verità.

Claudio Magris, Microcosmi

miércoles, octubre 08, 2014

José de la Colina

Este sábado 11 participaré en una charla sobre la obra literaria de José de la Colina en la Feria de Libro en el Zócalo de la ciudad de México. La actividad es a las 3 de la tarde en el Foro José Emilio Pacheco. Comparto la mesa con Gabriel Bernal Granados y José Luis Martínez S. Yo me centraré en la primera y notable época de De la Colina como cuentista, cuando publica textos como "Nocturno del viajero", "Balada del joven enfermo", "La lucha con la pantera" y "La tumba india".

domingo, septiembre 14, 2014

Desgracia y dolor al límite

En la sección cultural del periódico La Jornada publica Édgar Daniel González Delgadillo un comentario de mi novela Cualquier cadáver: ir aquí.

jueves, agosto 28, 2014

En el nombre del hijo

Guillermo Vega Zaragoza comenta mi novela Cualquier cadáver en el número de agosto de la Revista de la Universidad de México. El enlace está aquí.

lunes, agosto 18, 2014

Perspectiva general de la literatura

Leí el intercambio sobre nueva narrativa mexicana entre los escritores Julián Herbert y Antonio Ortuño en la revista Letras Libres
En algún punto de la conversación Herbert dice de mi trabajo crítico:

Lo que me sucede con sus críticas, más allá de si estoy de acuerdo o no con una reseña específica, es que de pronto no entiendo cuál es su perspectiva general de la literatura.

Lo comento aquí porque al parecer Herbert se ha quedado con una visión inexacta de lo que he escrito en el campo de la crítica. Esa perspectiva general de la literatura se encuentra en varios ensayos de mi libro El sueño no es un refugio sino un arma, publicado en 2009 por la UNAM, como «No narrarás»,  «La novela de conocimiento después de Musil», «Para qué la crítica en tiempos del ultraje», «Steiner o la tradición como disidencia» o «La ciudad sin Racine», ensayos que en sus versiones originales se publicaron en revistas de circulación nacional. 
Esa visión sobre la narrativa también se lee en varios textos reflexivos que forman parte de mi reciente novela, Cualquier cadáver y, yendo más lejos, en el capítulo final de mi primer libro de ensayo crítico, El biógrafo de su lector.
Ahora bien, aunque es inevitable que uno lea desde una perspectiva particular, no puedo decir que yo comparta el modelo del escritor militante que utiliza cada reseña que publica para exigirle a los libros comentados el cumplimiento con los puntos medulares de su estética. Al ser más un narrador que escribe crítica antes que un crítico profesional, leo fijándome en los elementos estilísticos y estructurales que considero intrínsecos y de mayor peso en la construcción narrativa, y a partir de los cuales me parece más factible sacar conclusiones extraliterarias, de índole social o político.
Por eso confío en el close reading, en el acercamiento preciso a los textos, pues se ha abusado de la crítica como una herramienta para instaurar, de cara a la comunidad intelectual, un discurso literario que legitime la creación propia o del grupo al que se pertenece, y se ha descuidado la exégesis directa que favorezca la conversación con el lector común.

sábado, agosto 16, 2014

Nada le falta al cadáver

Sergio González Rodríguez, quien obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo con su estremecedor libro Campo de guerra este año, comenta la novela Nada me falta, de Gonzalo Soltero, y mi Cualquier cadáver, en un texto publicado hoy en Reforma. Aquí un enlace y aquí el texto original:

martes, agosto 12, 2014

Para cualquier Kindle

La edición para Kindle de mi novela Cualquier cadáver ya está a la venta en Amazon: ir aquí.

jueves, agosto 07, 2014

El México de hoy en la literatura

Gabriel Díaz me entrevistó en torno a mi novela Cualquier cadáver y a las relaciones de la ficción literaria con la violencia para el programa El Nuevo México, del canal televisivo Azteca Trece. Aquí está el enlace.

viernes, agosto 01, 2014

miércoles, junio 25, 2014

Cómo la violencia deja secuelas sicológicas y morales

Aparece hoy en el periódico La Jornada una entrevista que me hizo Éricka Montaño Garfias sobre mi novela, Cualquier cadáver: el enlace está aquí.

Sacudida con Cualquier cadáver

Mi querida amiga Daphne comenta mi novela Cualquier cadáver: ir aquí.

lunes, junio 23, 2014

Una cosa tan irracional como la sangre

El novelista y cuentista Vicente Alfonso comenta mi novela Cualquier cadáver para El Siglo de Torreón: ir aquí.

viernes, junio 20, 2014

Sobre las víctimas

Aparece hoy en Sin Embargo una entrevista que me hizo Mónica Maristain sobre Cualquier cadáver: aquí.

jueves, junio 05, 2014

Sobre la paternidad

Conversé con Daniel Rodríguez Barrón sobre el tema de la paternidad en mi novela Cualquier cadáver, para el programa Noticias 22, de Canal 22. Aquí se puede ir al enlace de la entrevista.

jueves, mayo 29, 2014

CCXXIV

¿Y si eso que llamas artificios o prosa barroca no es afectación ni exquisitez sino un temperamento más poroso y perceptivo ante la realidad?

viernes, mayo 23, 2014

CCXXIII

¿...Que si tiene sentido fotografiar un fantasma? Es tan necesario como insultar una piedra o esperar callado el fin del mundo...

domingo, mayo 18, 2014

CCXXII

Distinguir la línea que separa la justicia de la venganza es tan arduo como advertir la diferencia entre los llamados de la memoria y las exigencias del rencor.

viernes, mayo 16, 2014

CCXXI

Cree que amar a alguien consiste en atiborrarlo de lo que él mismo más ha carecido y que desde siempre ha venido ansiando.

viernes, mayo 02, 2014

Página escrita en los infiernos

Escribí un texto crítico sobre el libro Plegaria por un papa envenenado, del escritor colombiano Evelio Rosero. Apareció en abril en la revista Letras Libres
Según creo, el notable autor de Los infiernos y En el lejero entregó ahora una obra fallida, que si se salva será únicamente debido a una poderosa imagen sobre el ejercicio de la escritura.

Cualquier cadáver


Acaba de aparecer mi segunda novela, titulada Cualquier cadáver. Aquí, más información.

lunes, abril 07, 2014

¿Dinero de la CIA para Juan Rulfo?

Entrevisté para Confabulario al historiador Patrick Iber, sobre el supuesto financiamiento de la CIA al Centro Mexicano de Escritores y el apoyo que habría recibido Juan Rulfo: aquí

sábado, abril 05, 2014

CCXX

Ese es el problema: querer comprenderlo, querer explicarlo todo. Lo que está ahí desde siempre no es la razón. Son los sentidos. ¿Y si ese es el doloroso destino del pensamiento, su tarea final: explicar los términos de su derrota ante el predominio evolutivo de las vísceras?

viernes, abril 04, 2014

CCXIX

El demasiado ruido sólo existe para quien, más que oídos muy abiertos, tiene demasiada impaciencia por ser escuchado.

domingo, marzo 23, 2014

El caso Colosio

¿Por qué no se ha publicado la gran novela sobre la muerte de Luis Donaldo Colosio? Ahora que se cumplen 20 años del asesinato del candidato presidencial del PRI para la elección federal de 1994, escribí este ensayo: "El día que mataron a Colosio no pasó nada", para el suplemento Confabulario de El Universal.

domingo, marzo 16, 2014

Los padres, los hijos, las parejas

Hoy se publica en el suplemento Confabulario, del periódico El Universal, un ensayo mío sobre las relaciones con los padres, los hijos y las parejas en la ficción de la escritora canadiense Alice Munro: pásele por aquí.

domingo, marzo 02, 2014

No debes olvidar quién eres

El suplemento Confabulario, en su edición de hoy, está dedicado a revisar algunos aspectos del funcionamiento del Fonca, a sus 25 años. En la sección de crítica de artes, se publica mi comentario «No debes olvidar quién eres», sobre la película Lore, de Cate Shortland.

sábado, marzo 01, 2014

¿Cuáles son las grandes novelas mexicanas del siglo XXI?

Mañana domingo termina el ciclo Los Críticos Recomiendan, de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México con la mesa ¿Cuáles son las grandes novelas mexicanas del siglo XXI? Participarán Alejandro de la Garza, Guillermo Núñez Jáuregui y Oswaldo Zavala. La mesa será en el Salón El Caballito, a las 16.00 horas.

viernes, febrero 28, 2014

Los críticos recomiendan poesía y teatro para niños

La cuarta mesa del ciclo Los Críticos Recomiendan, de la Feria del Libro de Minería, será mañana sábado, a las 7 pm, en el Auditorio Seis, y tendrá la participación de Amaranta Leyva, Eleonora Luna y Luis Téllez. 

Hablarán de César López Cuadras

Mañana, a la 1 pm, en el Auditorio Cinco de la Feria del Libro de Minería, habrá una mesa de comentarios sobre la obra narrativa del escritor César López Cuadras, quien falleció en abril pasado. Participarán Eduardo Antonio Parra, Oswaldo Zavala y Francisco Alcaraz. 

miércoles, febrero 26, 2014

Los críticos recomiendan literatura juvenil

El ciclo Los Críticos Recomiendan de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México, continúa este viernes 28, a las 5 pm, con la mesa dedicada a literatura juvenil, en la que participarán Gabriela Damián, Juana Inés Dehesa y Verónica Murguía. Esto será en el Auditorio Seis.

lunes, febrero 24, 2014

Sobre la obra de Cantú Toscano

La Revista de la Universidad de México, en su número de febrero, incluye mi texto crítico «Ahorita sólo nos queda equivocarnos», sobre la dramaturgia de Mario Cantú Toscano.

domingo, febrero 23, 2014

¿Hay algo que esté fuera de la vida?

Esther Seligson falleció hace cuatro años, el 8 de febrero de 2010. Escribí un ensayo sobre dos de sus relatos, y sobre lo que de ellos se desprende, para el suplemento Confabulario.

sábado, febrero 22, 2014

¿Cuáles son los grandes poemarios mexicanos del siglo XXI?


El gustado ciclo Los Críticos Recomiendan continuará mañana domingo en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México, a las 4 de la tarde en el Salón Manuel Tolsá. La segunda sesión se titula: ¿Cuáles son los grandes poemarios mexicanos del siglo XXI? Paticiparán Juan Domingo Argüelles, Armando González Torres y Mijail Lamas. 

viernes, febrero 21, 2014

Los críticos recomiendan literatura infantil

Hoy empieza el ciclo Los Críticos Recomiendan, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de la ciudad de México. La primera mesa es sobre literatura infantil. Participan Perla Holguín, Eduardo Huchín Sosa y Glafira Rocha. Esto será en el Salón de Firmas, a las 6 pm.

domingo, febrero 16, 2014

La cruzada Tsvietáieva

Y, ya que estamos tan rusófilos, también entrevisté a la traductora mexicana Selma Ancira sobre su trabajo vertiendo al español la prosa de Marina Tsvietáieva, Marina la grande: La cruzada Tsvietáieva.

La ideología y las pasiones

Publiqué hoy en el suplemento Confabulario un breve ensayo sobre las dos novelas mayores del gran escritor ruso Andréi Platónov: La ideología y las pasiones.

lunes, febrero 10, 2014

No expliques los sueños

Publiqué ayer en el suplemento Confabulario mi reporte crítico de varias películas nórdicas que vi en el pasado Festival Internacional de Cine de Gotemburgo: aquí.

viernes, febrero 07, 2014

Los críticos recomiendan en Minería

Ya está por empezar la más antigua feria del libro en el país, la del Palacio de Minería, en la ciudad de México, y el gustado ciclo de consultorios literarios Los críticos recomiendan incluye este año cinco mesas con quince críticos y escritores.



domingo, enero 26, 2014

La paternidad que vino del bosque

Escribí un ensayo sobre la obra de Kenzaburo Oé, en especial sobre su tratamiento del tema de la paternidad a través de la narrativa autobiográfica en M/T y la historia de las maravillas del bosque. Se publicó hoy en el suplemento preferido de América: Confabulario.

domingo, enero 19, 2014

Dos

Entrevisté a Enrique Serna a propósito de su nuevo libro de ensayo, Genealogía de la soberbia intelectual: ir a este enlace.
También para Confabulario escribí un comentario de la película La esposa prometida, dirigida por Rama Burshtein: aquí.

viernes, enero 17, 2014

Ahora todo tiene sentido

Publiqué el domingo pasado un comentario sobre la película De tal padre tal hijo, dirigida por Hirokazu Koreeda: aquí.