A continuación, un párrafo:
Esta voz se detiene en los márgenes ignorados, descubre ahí la vida como si el mundo, por encima de la sordidez, estuviera a punto de destruirse y comenzar de nuevo. La autora da fe de una expresión intuitiva que, tocada por la gracia, presenta una nueva sensibilidad literaria, sustentada en la interiorización de una ahogada violencia en el estilo. Esto es nuevo porque, asumiendo implícitamente la tradición –están aquí los genes de Rulfo, Carver, Bolaño y Munro–, tiene origen en una apropiación germinal de la realidad, en una mirada que, merced a sus recursos fabuladores, instaura imágenes y personajes necesarios, como son necesarios los libros que nos educan en lo que debe ser la letra artística: un fin que dice, no un fin que luce. Nadia Villafuerte presenta una madurísima colección de relatos que levantan la mano por la vida en la literatura. Sus relatos dicen, y porque dicen con fuerza, inquietan. Me apoyo en ¿Te gusta el látex, cielo?, un libro que está destinado a durar más allá de los gritos de otros, los protagónicos del presente, para lanzar ésta, que es mi apuesta de crítico: Nadia Villafuerte está llamada a ser una figura mayor de la literatura en el siglo XXI.
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