lunes, mayo 30, 2011

CXVIII

Al cumplirse 18 años del suicidio de mi padre, asistí dentro mío a un espectáculo cuya inminencia desconocía: la mayoría de edad de un cadáver. Ese día, el rencor que había venido, sin saberlo, sintiendo contra él por su voluntaria partida se convirtió en una nueva piel interior, el vestido acaso del futuro suicida.