lunes, noviembre 30, 2020

Sobre Adiós, Tomasa: una historia entrañable, con personajes sólidos y bien perfilados

 Ayer domingo, el suplemento Confabulario, del periódico El Universal, publicó la reseña de Mary Carmen Sánchez Ambriz sobre Adiós, Tomasa. Este es el enlace

martes, noviembre 10, 2020

Hablaremos sobre César López Cuadras

 


En Norte 32° Encuentro Literario 2020, presentaremos el libro Cuentos reunidos, de César López Cuadras. Participaré con Élmer Mendoza y Briseida López. Será este viernes 13 de noviembre, a las 18 h, y se transmitirá a través de facebook.com/cecut.mx.


miércoles, octubre 28, 2020

Dialogarán sobre libros para niños y jóvenes

 


A lo largo de cuatro charlas, profesionales de la literatura infantil y juvenil de Alemania y México reflexionarán en torno a los desafíos y oportunidades que presentan la creación, difusión y circulación de libros dirigidos a niños, niñas y jóvenes en el contexto actual. El ciclo De ida y vuelta: Escritura e ilustración para la infancia en Alemania y México se transmitirá en línea, de manera gratuita, los próximos miércoles 4 y jueves 5 de noviembre de 11:30 a 14:00, hora del centro de México, gracias a un proyecto realizado en colaboración entre la Feria del Libro de Fráncfort (Frankfurter Buchmesse), con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, y la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM).

Con sede en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, el lugar donde el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez escribió su obra maestra y que ahora es un centro literario que forma parte de la FLM, las charlas de este ciclo convocarán a editores, libreros, ilustradores, autores y agentes para revisar aspectos específicos del espacio profesional, desde el desarrollo inicial de una idea para un libro hasta el momento en que la obra llega a manos de sus pequeños lectores.

El miércoles 4, a las 11:30 horas, Paula Peretti, de Peretti Literarische Agentur, y Mónica Bergna, directora de Alboroto Ediciones y presidenta del Comité de Libros Infantiles de la CANIEM, esbozarán el panorama general de los libros para niños y niñas en Alemania y América Latina. Ese mismo día, a las 13:00 horas, Peggy Espinosa, de Petra Ediciones, y el ilustrador Manuel Monroy, mantendrán una conversación, dirigida por Alicia Espinosa de los Monteros, de Fundación SM, sobre la relación de editores e ilustradores en la creación de estas obras.

Al día siguiente, el jueves 5, en la primera sesión, la poeta María Baranda y el ilustrador Gabriel Pacheco disertarán en torno de la conjunción de la palabra y los elementos visuales en un proyecto editorial. Este diálogo contará con la moderación de Quetzal León, de La Herrata Feliz Ediciones. El ciclo cerrará con un viaje al paraíso de los libros para niños y niñas: en esta conversación, Mariela Nagle, de la Librería Mundo Azul, de Berlín, y Claudia Illanes y Román Rivas, de la Librería Navegantes, de la Ciudad de México, compartirán su experiencia en el difícil y apasionante mundo de la interacción directa con los destinatarios finales de las obras infantiles y juveniles.

Marifé Boix-García, vicepresidenta de Desarrollo de Negocios para Europa del Sur y Latinoamérica de la Frankfurter Buchmesse, señala que “desde la Frankfurter Buchmesse nos alegramos de poder ofrecer un espacio de intercambio de experiencias con el sector mexicano. Esta actividad da continuidad a la presencia de ilustradores alemanes que se realizó en 2016, en el marco de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) y es el preámbulo a un evento que esperamos pueda tener lugar de manera presencial en mayo de 2021 en la Ciudad de México.”

Miguel Limón Rojas, presidente de la Fundación para las Letras Mexicanas, señala: “El ciclo que ahora realizamos con la Feria del Libro de Fráncfort da seguimiento a nuestros esfuerzos de fomento a la escritura dirigida al público infantil. Desde 2004 hemos convocado al Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños y este año participamos con Fundación SM en los premios El Barco de Vapor y Gran Angular y en el lanzamiento del Seminario para Creadores de Literatura Infantil y Juvenil. De manera consistente, la Casa Estudio Cien Años de Soledad será un espacio de impulso a los distintos ámbitos de la creación literaria, así como un lugar de encuentro para la reflexión y el diálogo sobre asuntos literarios de relevancia”.

Las charlas se transmitirán por las redes sociales Facebook y Youtube, a través de las cuentas de la Frankfurter Buchmesse y la Casa Estudio Cien Años de Soledad.


Para más información, consulte:

https://www.buchmesse.de/en/activities-spain-and-latin-america

domingo, septiembre 06, 2020

Autorretrato de Esther Seligson

EstherSeligson Instagram posts - Gramho.com

Para la contraportada de su libro Para vivir el teatro (2008), Esther Seligson escribió el siguiente autorretrato:


Esther Seligson. Escorpión con ascendente en Leo. Lleva en la sangre “la unión de lo que no puede unirse”: la turbulenta alquimia del agua y el fuego. Connubio que ha guiado su incesante búsqueda de Conocimiento, tanto en el magisterio en las aulas universitarias como por los senderos hacia ciudades que desde niña configuraron su muy particular camino de Compostela, mismo que nace en Tenochtitlan y ha pasado por Toledo, París, Brujas, Praga, Delfos, Jerusalem, Katmandu, Lhasa, Madurai, Pondicherry, Lisboa, Beijing y aún no satisface su sed de encuentros.

Dos pasiones: el teatro (fuego) y la escritura (agua). Comparte ambas con sus alumnos a quienes considera sus únicos maestros. Un amor constante, absoluto: su libertad.

miércoles, agosto 26, 2020

Retrato del hijo como un alma en pena

La revista Agradecidas Señas publica mi ensayo "Retrato del hijo como un alma en pena", sobre la identidad de Heathcliff en la novela Cumbres borrascosas, de Emily Brontë.


viernes, julio 31, 2020

Siglo Nuevo

El número más reciente de la revista Siglo Nuevo incluye una entrevista que me realizó Vicente Alfonso, en torno de la escritura, la novela, la crítica y otros asuntos.

miércoles, julio 29, 2020

Falsa modèstia

Afirmava que ell era molt senzill, sense reparar que tenia la complicació de tothom, amb una anatomia interna composta de moltes i molt meravelloses peces.
Pere Calders

domingo, abril 26, 2020

domingo, abril 12, 2020

Subercasaux vuelve a morir en el desierto

El suplemento Confabulario del periódico El Universal publica hoy mi ensayo "Subercasaux vuelve a morir en el desierto". Este es el enlace.

lunes, marzo 09, 2020

Quince años, un mes y cuatro días

El suplemento Confabulario del periódico El Universal publicó ayer un ensayo en torno a la violencia sexual en La ilustre fregona, una de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. 

jueves, febrero 27, 2020

miércoles, febrero 19, 2020

...la labor de la escritura es tratar de revivir las voces de los que ya no están...

La revista Criticismo publica un texto crítico de Alejandro Badillo sobre Adiós, Tomasa. El enlace es este. Y acá va el texto:

A veces se piensa que el realismo en la literatura implica un sacrificio en el lenguaje. Por ello, buena parte de los escritores mexicanos tiende a privilegiar la inmediatez de lo narrado sobre la ficcionalización de los hechos. El fondo sobre la forma es, para muchos, la única opción de retratar al México de las últimas décadas. En los casos más desafortunados la trama es pobre, dependiente de estereotipos y maniqueísmos. Incluso cuesta separar ese tipo de libros de las crónicas periodísticas de escasa factura que abundan en la prensa nacional. A pesar de este contexto, si echamos un vistazo a la literatura mexicana podremos encontrar grandes ejemplos de obras que partieron de lo inmediato, o incluso de la memoria, para abrir caminos en el lenguaje y proponer una estética que sigue dialogando con los lectores de nuestro siglo. La crónica puntual de El águila y la serpiente de Martín Luis Guzmán es potenciada por una prosa que crea atmósferas y, al mismo tiempo, retrata a los diversos actores que participaron en la Revolución Mexicana. El prolijo inventario histórico del Imperio de Maximiliano que ofrece Fernando del Paso en Noticias del Imperio es puesto en escena a través del monólogo alucinado de Carlota. El sueño y la imaginación, en ambos casos, no están peleados con los hechos que inspiraron la escritura.
Geney Beltrán aborda en Adiós, Tomasa la realidad a través de un tema frecuentado muchas veces: la provincia y las historias familiares que se entretejen alrededor de ella. Como matiz adicional tenemos la irrupción de la violencia y, sobre todo, el narcotráfico que ha ido cambiando la dinámica social del país. Más allá de este último elemento, el retrato de la provincia ha dado pie a un sinfín de lugares comunes. En los peores casos observamos una especie de nostalgia que convierte a los textos en meras estampas bucólicas, añoranzas de un mundo que se fue y que solo queda revisitar a través del folclor y del retrato simplón. Por otro lado, la violencia y el narcotráfico han sido expuestos, una y otra vez, en obras de diverso calibre: desde novelas interesantes que parten de lo alegórico como Trabajos del reino de Yuri Herrera hasta la última novelilla de moda que contribuye a la banalización del tema. Geney Beltrán, en este nuevo libro, se interna donde muchos han fracasado y lo hace a través de una lectura personal de la infancia que, además, sirve como una especie de biografía íntima de algunas zonas de Durango y Sinaloa, lugares que, en la segunda mitad del siglo XX, se convertirían en referentes clave del narcotráfico.
Uno de los aspectos mejor logrados en Adiós, Tomasa es la estructura. El autor apuesta, desde el inicio, por un tiempo continuo, pero fragmentado. La escritura de pequeñas escenas, acaso pasajes, es el hilo conductor en el que nos movemos. Quizás una lectura de primera intención, que no profundice demasiado, nos revelaría la historia de Tomasa, una quinceañera huérfana que habita con su tía en un pueblo de Durango, y que después irá a otro pueblo llamado Chapotán a vivir con la familia de una comadre de su tía. Es precisamente esta nueva familia –los Carrasco– la que captura la atención del autor. Por esta razón no hay, al menos en la primera mitad del libro, un hecho definitivo en el que se ancle la trama fuera de cierto velo de amenaza que se va acentuando conforme avanzan las páginas. Tomasa gravita en medio de acciones que, en apariencia, son cotidianas: la comida familiar, disputas esporádicas, juegos en los que participan Héctor y Flavio, los únicos hijos de los Carrasco. Al igual que autores inspirados por la narrativa cinematográfica como el argentino Juan José Saer, Geney Beltrán une elementos mínimos que buscan su trascendencia a través del detalle y la ambición del lenguaje: un párrafo puede detener el tiempo gracias a la exploración exhaustiva.
En Adiós, Tomasa hay una obsesión por la oralidad. Más allá de algunos regionalismos salpicados entre los diálogos, se asume que la intención del autor no es antropológica, sino poética: cada frase puesta en la boca de algún personaje busca el artificio antes que la verosimilitud. Siguiendo la estela dejada por Rulfo, Gardea y tantos otros, el autor sabe que los diálogos son oportunidades expresivas más que reconstrucciones estenográficas. Además, hay un amplio abanico en el que se despliega lo oral: la larga anécdota contada por un personaje o, por el contrario, el laconismo con el que se expresa la gente del campo. En ambos territorios el lenguaje es un vehículo que, además de transmitir información, crea una estética que, a su vez, funciona como una aproximación a la esperanza, el dolor o la desesperación. De esta manera las diferentes voces van nombrando, a través del ritmo y la retórica, la naturaleza agreste de los pueblos del norte del país, los patios de tierra o los caminos solitarios. El narrador, utilizando distintos disfraces, hace el papel de una cámara que contempla lo que ocurre dentro y fuera de los personajes.
Enfocando el análisis en la historia de Tomasa –la trama en apariencia principal– hallamos varios puntos interesantes. En primer lugar, por supuesto, está la desaparición de la joven. La violencia, por desgracia, demasiado común en nuestros tiempos, nutrida por el auge del narcotráfico, aparece con desigual fortuna en la literatura mexicana de los últimos años. A veces tenemos obras que se regodean en un amarillismo caricaturesco. También, por supuesto, abunda la plaga de obras que quieren, a toda costa, imitar las tramas que ofrecen las plataformas de streaming. Lo que se privilegia, en todo caso, es la acción, los estereotipos y las vueltas de tuerca inverosímiles. Se olvida que la literatura crea imágenes, pero que siempre va más allá del simple estímulo para internarse en la ambigüedad y la reflexión. Los casos más lamentables, quizás, son aquellas novelas que asumen una posición militante ante la violencia y sus ramificaciones que azotan a sectores cada vez más amplios de la sociedad. Su objetivo es la mera denuncia o, en el mejor de los escenarios, construir una voz que califica los desastres que presenta. Así, tenemos también historias moralizantes, escritas por autores que se asumen como portavoces de las víctimas de la violencia. En ningún momento se cuestiona el punto de vista desde el que se narra.
Geney Beltrán salva estos escollos en Adiós, Tomasa gracias a varios recursos. El más importante es, por supuesto, asumir que se está creando una ficción aunque esta tenga como sedimento una historia personal y familiar. En segundo lugar, tenemos el uso de un punto de vista confesional que, al mismo tiempo, es capaz de integrar la genealogía familiar y sus vicisitudes. Los personajes siempre se mueven en el ámbito de sus decisiones y, en ningún momento, el autor comete el desliz de utilizarlos como portavoces de sus opiniones. La trama, de esta manera, evoluciona sutilmente: pasamos de una aparente normalidad al gradual emponzoñamiento de los hechos. Adiós, Tomasa muestra cómo la violencia y el odio generado por el negocio del narco han cambiado gradualmente la dinámica social del norte del país. Más allá de la historia de Tomasa, el autor parece advertirnos que la encrucijada por la que atraviesa México, cuyo origen es impreciso, ha sido detonada en silencio. Los principales testigos de esa metamorfosis son personas como los Carrasco y tantas familias que fueron desplazadas o que, sin otra opción, se integraron a la nómina de los grupos delicuenciales. Si, como apunté más arriba, un yerro común en la literatura que aborda este fenómeno es la sentencia que califica desde el privilegio, Geney Beltrán asume que la labor de la escritura es tratar de revivir las voces de los que ya no están, rascar en la memoria para buscar la legitimidad y, una vez obtenida, enlazarla a la ficción para crear una obra que le hable a todas las personas y a todos los tiempos.