Bitácora de Geney Beltrán [χe’nɛi bel’tɾan], escritor mexicano (Tamazula, Durango, 1976).
viernes, octubre 29, 2010
jueves, octubre 28, 2010
miércoles, octubre 27, 2010
martes, octubre 26, 2010
lunes, octubre 25, 2010
69 años de Esther Seligson
Hoy cumpliría Esther Seligson 69 años de edad (nació bajo el signo de Escorpio).
Ayer domingo, en el periódico Excélsior (sección Comunidad, página 10), Víctor Manuel Torres publicó una breve nota sobre Todo aquí es polvo, su libro de memorias recientemente publicado por la Editorial Bruguera.
Ayer domingo, en el periódico Excélsior (sección Comunidad, página 10), Víctor Manuel Torres publicó una breve nota sobre Todo aquí es polvo, su libro de memorias recientemente publicado por la Editorial Bruguera.
Sobre Habla de lo que sabes
Irad Nieto publica un texto crítico sobre mi libro de cuentos Habla de lo que sabes en el periódico El Debate. El enlace está aquí.
Y aquí el texto completo:
Habla de lo que sabes
Irad Nieto
En un artículo periodístico de reciente publicación el filósofo español Javier Gomá Lanzón hizo una pregunta fundamental: ¿Qué es la vocación literaria? En principio, se respondió, consiste en "una anomalía vital", pues de las mil posibilidades sensatas que la vida ofrece a un joven cuya personalidad se supone compleja y plural, sólo una, una nada más, parece absorberlo en forma tirana. Pudiendo ser dentista, abogado, gerente de una empresa o varias cosas a la vez, es decir, trabajar decentemente, el escritor, de manera espontánea e ineludible, se descubre de pronto volcado hacia una intensa, azarosa y emocionante compulsión: fijar por escrito sus pensamientos, sueños y sentimientos.
La vocación literaria es un incendio íntimo y voraz, a la vez atractivo y aterrador. Para atemperar las llamas expandidas en su interior, el escritor escribe, crea, miente; para avivarlas, vuelve a escribir. Su extraña vocación le obliga a dar una forma perdurable, artística, a ese fuego interno. Habla de lo que sabes, el libro que reúne diez relatos del escritor Geney Beltrán Félix (Culiacán, Sinaloa, 1976), se escribió con esta intención: subsistir en la sensibilidad de los lectores, espolearnos y remover en nosotros lo visceral, lo intenso que se oculta debajo de la insípida vida práctica. Habla de lo que sabes nos exige leer detenidamente, releer y exponernos.
Y digo exponernos porque en los relatos de Geney Beltrán el sosiego no tiene lugar. No hay paz. Por el contrario, campean la intranquilidad y hasta la paranoia. La Ciudad, como un animal que acecha permanentemente, es aquí el personaje principal que atraviesa todo el libro. "Telaraña vial de pavimento sin fin", la Ciudad es un todo que nos amenaza y nos aprisiona en una atmósfera cada vez más inhabitable, transitada por peatones o automovilistas desesperados, "malignos, "irracionales". Por eso el título del primer cuento: "La celda en la Ciudad", porque el personaje, un contador sensible y trastornado, arrastra su propio encierro en la Ciudad; a través de sus miedos, lo prolonga y lo interioriza: "¿Es todo una trampa? Tal vez lo quieran secuestrar"; el cielo es "una capa de vómito gris"; "los automóviles son hormigas cansadas que ruedan"; un puente peatonal adquiere la forma temible de una jaula soldada en el aire.
En "Perdonados por quién", cuento en el que la Ciudad se desploma por un sismo, el autor describe, escenifica, la ridícula vulnerabilidad de los seres humanos, hacinados en la Ciudad como una plaga de roedores incorregibles y malolientes. El tono es un tanto apocalíptico, no por ello irreal: "Lo que sucede", dice el narrador, "lo que vendrá: son cuerpos aplastados bajo los escombros o asfixiados en el metro y rostros que agonizan en las camas de un hospital y ratas y perros mordiendo cadáveres y fosas comunes desbordadas por extremidades huesudas". Es la demolición de la Ciudad.
Solitarios, paranoicos, aparentemente vacíos, como si siempre representaran la parte accidentada de eso que se llama ser humano, así son los personajes que habitan este universo literario: personifican el fracaso de una pretendida integridad moral y sicológica. Un contador, un matrimonio, un profesor, un cajero frustrado, la hija o el padre, por mencionar a unos cuantos personajes, son una muestra de que a pesar de la buena voluntad se fracasa rotundamente, aquí y ahora. Esto los hace más vivos y más reales a los ojos y emociones del lector. Constituyen además una metáfora de la soledad urbana.
Como narrador, Geney es pesimista y visceral, es decir, un hombre sensato. Lo que más puede admirarse y disfrutarse en estos relatos es que el autor indaga sensiblemente la vida interior de sus personajes y la horada a través de una escritura penetrante, radicalmente introspectiva, onírica, a veces experimental. Mediante el discurso narrativo nuestro escritor explora desde el fondo las comarcas agrestes, milenarias, de la condición humana: los miedos, los deseos, el rencor, la paternidad, la vejez, la muerte, las pulsiones sexuales, la fantasía del incesto. Sus relatos nos instalan ante una escritura íntima pero incendiaria, una imaginación provechosamente maliciosa, a ratos maligna. Habla de lo que sabes es el resultado de esta anomalía vital.
Y aquí el texto completo:
Habla de lo que sabes
Irad Nieto
En un artículo periodístico de reciente publicación el filósofo español Javier Gomá Lanzón hizo una pregunta fundamental: ¿Qué es la vocación literaria? En principio, se respondió, consiste en "una anomalía vital", pues de las mil posibilidades sensatas que la vida ofrece a un joven cuya personalidad se supone compleja y plural, sólo una, una nada más, parece absorberlo en forma tirana. Pudiendo ser dentista, abogado, gerente de una empresa o varias cosas a la vez, es decir, trabajar decentemente, el escritor, de manera espontánea e ineludible, se descubre de pronto volcado hacia una intensa, azarosa y emocionante compulsión: fijar por escrito sus pensamientos, sueños y sentimientos.
La vocación literaria es un incendio íntimo y voraz, a la vez atractivo y aterrador. Para atemperar las llamas expandidas en su interior, el escritor escribe, crea, miente; para avivarlas, vuelve a escribir. Su extraña vocación le obliga a dar una forma perdurable, artística, a ese fuego interno. Habla de lo que sabes, el libro que reúne diez relatos del escritor Geney Beltrán Félix (Culiacán, Sinaloa, 1976), se escribió con esta intención: subsistir en la sensibilidad de los lectores, espolearnos y remover en nosotros lo visceral, lo intenso que se oculta debajo de la insípida vida práctica. Habla de lo que sabes nos exige leer detenidamente, releer y exponernos.
Y digo exponernos porque en los relatos de Geney Beltrán el sosiego no tiene lugar. No hay paz. Por el contrario, campean la intranquilidad y hasta la paranoia. La Ciudad, como un animal que acecha permanentemente, es aquí el personaje principal que atraviesa todo el libro. "Telaraña vial de pavimento sin fin", la Ciudad es un todo que nos amenaza y nos aprisiona en una atmósfera cada vez más inhabitable, transitada por peatones o automovilistas desesperados, "malignos, "irracionales". Por eso el título del primer cuento: "La celda en la Ciudad", porque el personaje, un contador sensible y trastornado, arrastra su propio encierro en la Ciudad; a través de sus miedos, lo prolonga y lo interioriza: "¿Es todo una trampa? Tal vez lo quieran secuestrar"; el cielo es "una capa de vómito gris"; "los automóviles son hormigas cansadas que ruedan"; un puente peatonal adquiere la forma temible de una jaula soldada en el aire.
En "Perdonados por quién", cuento en el que la Ciudad se desploma por un sismo, el autor describe, escenifica, la ridícula vulnerabilidad de los seres humanos, hacinados en la Ciudad como una plaga de roedores incorregibles y malolientes. El tono es un tanto apocalíptico, no por ello irreal: "Lo que sucede", dice el narrador, "lo que vendrá: son cuerpos aplastados bajo los escombros o asfixiados en el metro y rostros que agonizan en las camas de un hospital y ratas y perros mordiendo cadáveres y fosas comunes desbordadas por extremidades huesudas". Es la demolición de la Ciudad.
Solitarios, paranoicos, aparentemente vacíos, como si siempre representaran la parte accidentada de eso que se llama ser humano, así son los personajes que habitan este universo literario: personifican el fracaso de una pretendida integridad moral y sicológica. Un contador, un matrimonio, un profesor, un cajero frustrado, la hija o el padre, por mencionar a unos cuantos personajes, son una muestra de que a pesar de la buena voluntad se fracasa rotundamente, aquí y ahora. Esto los hace más vivos y más reales a los ojos y emociones del lector. Constituyen además una metáfora de la soledad urbana.
Como narrador, Geney es pesimista y visceral, es decir, un hombre sensato. Lo que más puede admirarse y disfrutarse en estos relatos es que el autor indaga sensiblemente la vida interior de sus personajes y la horada a través de una escritura penetrante, radicalmente introspectiva, onírica, a veces experimental. Mediante el discurso narrativo nuestro escritor explora desde el fondo las comarcas agrestes, milenarias, de la condición humana: los miedos, los deseos, el rencor, la paternidad, la vejez, la muerte, las pulsiones sexuales, la fantasía del incesto. Sus relatos nos instalan ante una escritura íntima pero incendiaria, una imaginación provechosamente maliciosa, a ratos maligna. Habla de lo que sabes es el resultado de esta anomalía vital.
sábado, octubre 23, 2010
viernes, octubre 22, 2010
XXVII
Necesitamos escritores profesionales que se exijan ser artistas, y artistas que no tengan pudor en volverse escritores profesionales...
lunes, octubre 18, 2010
En San Miguel de Allende
domingo, octubre 17, 2010
XV
¡Ah, literatura mexicana contemporánea! Demasiadas personas indignas de ser becadas y muy pocos libros dignos de ser leídos...
XXIII
La vejez se trae desde siempre bajo la piel, y va quemando capas hacia la superficie a como el eco de las frustraciones la convoca.
sábado, octubre 16, 2010
viernes, octubre 15, 2010
jueves, octubre 14, 2010
XX
Quien se asume en tanto víctima lo que revela no es una indefensión aceptada sino su necesidad de un verdugo para dar cumplimiento, por mano ajena, al odio que siente por sí mismo.
miércoles, octubre 13, 2010
XIX
El privilegio de contemplar la belleza está vedado no para la mente del criminal sino para la sensibilidad de aquel a quien, lo sepa o no, la culpa persigue.
martes, octubre 12, 2010
XVIII
Nada lastima más que recibir un favor: nos recuerda que al nacer veníamos desnudos e indefensos.
lunes, octubre 11, 2010
URGENTE: Nuestra aparente rendición
Hay que unirse a esta iniciativa de Lolita Bosch: Nuestra aparente rendición.
Ante la inseguridad en México, los artistas, pensadores, lectores, escritores, profesores, estudiantes, críticos y demás ciudadanos interesados, mexicanos de nacimiento o de corazón, debemos comenzar a criticar, protestar, imaginar y proponer, de una manera activa y sistemática. Creemos que nos urge inventar recursos para ser quienes somos y no quienes nos están acorralando a ser. Tratando de superar, nosotros también, nuestra aparente rendición ante lo que nos sucede.
Ir a esta dirección. Escribir a nuestraaparenterendición@gmail.com
domingo, octubre 10, 2010
XVI
A pesar de los avances de la ciencia médica, la vida sigue pareciéndome muy corta para gastarla en hipocresías.
sábado, octubre 09, 2010
XV
Ningún encuentro es casual. Esa persona nueva que se cruza en tu camino viene a ti para que le cambies la vida. O para desafiarte a que cambies la tuya. O para destruirte.
viernes, octubre 08, 2010
XIV
Vaya que creo en una aristocracia del espíritu: no todo mundo viene astralmente habilitado para apreciar la belleza.
jueves, octubre 07, 2010
En su desnuda pobreza, fragmento
Sin ti, Madre,
el mar nos sobrepasa
el amor, el llanto mismo
no reposa una ola tras
otra
tupido a ras del agua las crestas se abisman
y el mundo se inclina
ante las mareas
Vivir es un dolor constante
sosegado
cuántas veces mudo
imperceptible su vaivén
a fuerza de goteo
el mar nos sobrepasa
el amor, el llanto mismo
no reposa una ola tras
otra
tupido a ras del agua las crestas se abisman
y el mundo se inclina
ante las mareas
Vivir es un dolor constante
sosegado
cuántas veces mudo
imperceptible su vaivén
a fuerza de goteo
Esther Seligson, Negro es su rostro. Simiente, pp. 32-33.
miércoles, octubre 06, 2010
XIII
¡Ah, nuestros tiempos! Su gran logro es dotar de micrófonos a los muchos nadies para que vituperen, impunemente, a los pocos álguienes.
martes, octubre 05, 2010
Laboratorio de escritura en Mérida
lunes, octubre 04, 2010
Mandala
sábado, octubre 02, 2010
XII
Ya no la contradicción, sino la incongruencia: privilegio y necesidad del artista en nuestro tiempo.
Verónica Bujeiro
viernes, octubre 01, 2010
Gabriela Torres Olivares
Aún no tengo un ejemplar en mis manos, pero como lo leí cuando era un manuscrito, me permito recomendar muy entusiastamente el libro Enfermario, de Gabriela Torres Olivares, que acaba de salir en el Fondo Tierra Adentro. Es una prosa fuerte, con una mirada inusitada, hurgadora en las esquinas y los rostros que nadie ve. Guau.
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