jueves, octubre 07, 2010

En su desnuda pobreza, fragmento

Sin ti, Madre,
el mar nos sobrepasa
el amor, el llanto mismo
no reposa una ola tras
otra
tupido a ras del agua las crestas se abisman
y el mundo se inclina
ante las mareas
Vivir es un dolor constante
sosegado
cuántas veces mudo
imperceptible su vaivén
a fuerza de goteo

Esther Seligson, Negro es su rostro. Simiente, pp. 32-33.