sábado, junio 18, 2011

CXXVIII

La infancia suele parecernos más bella cuando, ya de adultos, la atestiguamos en ciertos momentos de nuestros hijos que cuando, sin entender nada, la vivíamos por cuenta propia. Pero acaso creemos ver belleza en una cosa que, en sí terrible, por ajena tácitamente asumimos como tolerable.