CCIII
No es
que hayamos perdido el arquetipo universal de la belleza, sino que nuestra visión
está nublada mientras no se purgue —a través de un arte de expiación que desde
la raíz destruya, al producirlo, a quien lo produce— el castigo ecuménico por
un siglo de genocidios. El XXI ha de entender cómo la belleza universal es
incompatible con la culpa colectiva.