La antología Siete caminos de sangre. Narradores contemporáneos de Sinaloa, de la que hablé aquí hace algunas semanas, incluye dos relatos de mi libro Habla de lo que sabes. El autor del prólogo es un narrador a cuya obra le tengo un enorme respeto, Eduardo Antonio Parra, y él comenta en un párrafo lo siguiente:
“En
«Ese mundo de extraños» nos encontramos en cierta unidad habitacional
donde la vida cotidiana se pronto se ve expuesta a los avatares de la fantasía
y el absurdo, provocando en el lector ese extrañamiento tan caro a la
narrativa que lo impulsa a seguir el texto hasta el final. Experimental más en
el tema y su sentido que en la forma, el autor se perfila como un narrador experto
en insuflar, en quien lo lee, la incertidumbre que preside el tiempo que
vivimos, donde todo puede ocurrir y nuestras reacciones quizá sean tan engañosas,
tan ajenas, como los estímulos que nos proporciona la realidad. Ese mismo tenor
se advierte en «Perdonados por quién», historia en la que la incertidumbre se
acentúa en el ambiente caótico que reina en la urbe tras un fuerte temblor. En
medio de la destrucción, los personajes no atinan sino a dudar, y las dudas son
tan fuertes que trastocan el lenguaje mismo hasta llegar a anularlo. Dos
relatos que plasman la opresión a que nos someten los tiempos actuales y
nuestra incapacidad para comprenderlos que deviene frustración y tristeza.”