viernes, abril 20, 2012

Que sí, me quejo por una coma

La editorial Tusquets ha reeditado recientemente, en su colección Maxi, la obra maestra de Daniel Sada: Porque parece mentira la verdad nunca se sabe. Como en efecto sí se sabe, la primera edición de esta novela portentosa fue publicada por el mismo sello en 1999, en los tiempos heroicos del editor Aurelio Major.

[Edición original de Porque parece mentira la verdad nunca sabe]

Digo tiempos heroicos con mucho de nostalgia porque ahora se ve que la editorial, por lo menos en México, pasa por momentos de penuria: la nueva edición ha alterado el título original. Alterado, sí, eso mismo. Ahora la novela es otra, y se llama Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe. Es decir: Porque parece mentira [COMA] la verdad nunca se sabe.


[Nueva edición, nuevo título: Porque parece mentira COMA la verdad nunca sabe]

Sé que no se trata de un cambio decidido por el mismo Daniel, una petición hecha a los editores. De ningún modo. Para muchos el asunto parecerá menor: un simple descuido sin importancia, una coma que se coló antes de enviar a la imprenta. Pero no lo es. Por un lado, esa coma rompe el ritmo de la oración, y quien ha leído a Daniel Sada entiende la importancia del ritmo en su escritura. Por otro lado, y aunque suene exagerado, hay que recordar a Karl Kraus, quien dijo a su amigo Ernst Krenek, y esto ocurría en tiempos de guerra: «Sé que puede parecer banal preocuparse por una coma cuando se incendia la casa, pero es algo más importante de lo que parece. Si las comas hubieran estado en su sitio, nunca se hubiera llegado a esta destrucción». Curiosa coincidencia.