¿Escribir bien? No. Eso sería escribir como han escrito
otros antes: una cosa masticada, algo reconocible o familiar pero ya sin jugo. “Escribir
bien” es la ambición del epígono. Se trata de otra cosa: de escribir en contra de
lo conocido, como si la lengua renegara de su historia y se exigiera volver a
nombrar las cosas. Escribir antibién, escribir contra lo bien hechecito significa
escribir-para-mañana: eso que ahora se revuelve contra las etiquetas pero que en
el futuro será considerado, clásicamente, y vuelta a empezar, "escribir bien".