La historieta Memín Pinguín se nutre del racismo mexicano y a su vez lo refuerza. Numerosos intelectuales y periodistas se burlan de los líderes de la comunidad negra en México y Estados Unidos que han expresado su gran descontento con la decisión del gobierno mexicano de celebrar el éxito de esta historieta en las estampillas. Esta burla es, claro, otra muestra del no aceptado racismo de la sociedad mexicana, burla equiparable a la falta de sensibilidad de las autoridades del Servicio Postal Mexicano.
El hecho de que Memín Pinguín haya tenido tanto éxito durante las décadas pasadas no es justificación de nada. La cultura no es inocente, y la corrección política de aplaudir las tradiciones populares no puede olvidar que esas tradiciones populares, en la mayoría de los casos, revelan y festejan patrones sociales (de discriminación contra las minorías) inaceptables para nuestra época.