Por el lado salvaje, la primera novela de Nadia Villafuerte, sigue recibiendo elogios. Alejandro de la Garza escribe un texto crítico en la revista Nexos de octubre. Aquí dos párrafos:
Para decirlo de una vez: la primera novela de Nadia Villafuerte (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1978) es una de las más descarnadas, feroces y originales de cuantas han escrito los autores nacidos en los años setenta. Por el lado salvaje narra una historia de quemante temperatura emocional ubicada en el contexto de la migración centroamericana, una trama compleja siempre en desplazamiento como agitada road novel. Sus personajes son memorables por razones canallas: su adicción al desencanto y la infelicidad, la desesperación de su huida, el ejercicio de la humillación y la degradación como fortalecimiento de su espíritu inquebrantable. Personajes de un contundente realismo en la brutalidad de sus vidas violentas, en su emergencia desde las goteras de la sociedad en pos de revancha por la pobreza y la marginalidad, y remedio para su escaldado sufrimiento.
La novela seduce por su lenguaje: su prosa respira, palpita, se agita con vida propia a cada párrafo; atraen su tono aforístico y sentencioso, su evasión del lugar común, la búsqueda de metáforas propias, la vibrante fuerza narrativa expresada por todos los personajes, la tensión pulsante de su adjetivación. Una escritura con una estoica o cínica manera de relatar y aceptar el mundo como es: violento, injusto, desesperanzado, criminal. Y de hacerlo sin el consuelo de la moral, la indulgencia o la mala conciencia.