Bitácora de Geney Beltrán [χe’nɛi bel’tɾan], escritor mexicano (Tamazula, Durango, 1976).
miércoles, octubre 29, 2014
CCXXV
Antes, el escritor aspiraba a la obra maestra. Hoy lo que ansía es un diploma de superioridad moral.
Leer sobre la violencia en medio de la violencia
martes, octubre 28, 2014
Las palabras están pegadas a lo que quiere decir
Luis Felipe Pérez publica un comentario puntual sobre mi novela Cualquier cadáver, en el portal de la revista Crítica.
domingo, octubre 19, 2014
Sobre Cualquier cadáver
Diego José publicó ayer sábado un texto crítico de mi novela Cualquier cadáver en el suplemento cultural Laberinto. Aquí el texto:
Cuando la literatura
importa
Diego José
La difícil mixtura entre fatalidad, culpa y
conciencia, aunados a un contexto histórico convulsionado y a una visión muy
precisa de la complejidad humana, produjeron personajes literarios inolvidables
como Kurtz, Stupen o Meursault. El crítico Geney Beltrán Félix —a quien vale la
tarea de leer— ha expuesto en reiterados ensayos sus intereses como lector en
la búsqueda de una literatura que enfrente la realidad sin atavismos
estetizantes, desde las inmediaciones de una postura reflexiva del escritor:
«el novelista tiene la obligación de identificar ‘posibles nuevos horizontes de
la conciencia’ para entender por qué actuamos como actuamos y cuáles son
nuestros límites y contradicciones».
Su
postura ataca, tanto a una literatura pensada desde la superficie como a una
narrativa artificiosamente difícil que desemboca en lo intrascendente. No habla
de temas elusivos o necesarios, no exige «la gran novela» de nuestra época que
pueda descifrar los orígenes de la corrupción nacional ni la verdad última de
los conflictos sociales, más bien, demanda una visión honesta que constituya el
epicentro de la novela como aportación del escritor con su tiempo. Los temas
coyunturales, gratuitos o falsamente comprometidos han ocupado el blanco de su
mordacidad crítica: «Literatura que no es crítica de la vida en su sentido más
amplio es literatura muerta».
En
el caso de Geney Beltrán, el crítico y el narrador son indivisibles, y esto se
confirma en su reciente novela: Cualquier
cadáver. Más allá del tremendismo retratado en la historia que relata, el
personaje, enervante por el límite al que ha sido expuesto, desarrolla un
cuestionamiento de hondura en distintos aspectos cruciales: la condición de las
víctimas, la conciencia individual trastocada y las posibilidades de la escritura.
Para Emarvi, la dificultad no estriba solo en la aceptación de los hechos (el
secuestro y el asesinato de su hijo) sino en la responsabilidad del abandono,
en su fracaso como padre e hijo, en su deserción a toda forma de compromiso con
la realidad.
Primo Levi observa y
analiza con una objetividad pasmosa el proceder de uno de sus compañeros en La tregua, y concluye: «Contemplar el
comportamiento de quien actúa no de acuerdo con la razón sino según sus
impulsos más profundos, es un espectáculo de interés extraordinario, semejante
al que disfruta el naturalista que estudia las actividades de un animal de
instintos complejos». ¿No es este el sentido último de imaginar al ser humano
en sus propios límites, uno de los argumentos en favor de la literatura?
Los
temas centrales de Cualquier cadáver
son la fatalidad, la culpa y la conciencia de la desgracia. Cada uno de los
sucesos padecidos por el personaje Emarvi implican el trazado de un destino
donde lo improbable se torna posible en la ficción; el personaje no emprende
una lucha contra la injusticia ni contra el inmerecido dolor, sino que azuza
contra sí toda la inclemencia de que ha sido sujeto. El desbordamiento de la
realidad: lo intolerable, aquello que Simone Weil sentencia: «La desgracia
obliga a reconocer como real aquello que no creemos posible».
¿Puede la novela, como
arte, es decir, como una creación imaginaria, restaurar al individuo, frente a
la violencia real del mundo? Vuelvo al
crítico: «La apuesta, el riesgo, la ambición consiste en cambiar el mundo,
cambiando a través de la escritura la idea que el lector tiene del mundo».
Cualquier cadáver toma el riesgo de
orientar su excesiva aspereza temática, verbal y sintáctica para confrontar al
lector; también para desechar tanta narrativa autocomplaciente que usa la violencia
mediatizada como moda. El acento, más allá de las circunstancias en que se
inscribe la novela, está en las inquietantes preguntas que Emarvi descubre: ¿es
posible comunicar el dolor?, ¿puede la escritura hablar sobre la desgracia?,
¿qué significa novelar? Las respuestas crean una cerradura: ética y estética.
No ideológica ni estilística, sino vinculada con el carácter y el espíritu de
una obra que asume de manera crítica, tanto la herencia lingüística, literaria
e histórica, como su propia visión del mundo.
El planteamiento
sugiere que una novela como Cualquier
cadáver aspira a diferenciarse del periodismo amarillista (aún cuando su
lenguaje alude a una sobreexposición de los horrores registrados por los medios),
de la corrección social y de los clichés pesimistas que abogan por el
sinsentido del mundo en un período fácilmente denominado de «post-ética». Otra
vez, la respuesta y la restauración la propone Simone Weil: «Decir que el mundo
no vale nada, que esta vida no vale nada, y poner como prueba el mal, es
absurdo, porque si esto no vale nada, ¿de qué nos priva entonces el mal?».
Geney Beltrán Félix
entrega con Cualquier cadáver una
novela en contrasentido a la negación de esta posibilidad reivindicativa de la ética
del escritor (no tanto como intelectual sino como creador de historias que
desmenuzan la belleza y el horror humanos) como lo han venido haciendo sus
maestros: Kertész, Oé, Coetzee, Jelinek, Müller. Le toca al lector asumir el
riesgo de la lectura, aceptarla, procesarla y dictaminar si este trabajo
cumple, primero con las exigencia e intenciones del escritor —un escritor
distinto— y después, si al estremecerlo puede proporcionarle una mirada
distinta del mundo, no necesariamente mejor sino auténticamente distinta.
viernes, octubre 17, 2014
Una guerra conversada
La revista Letras Libres de este mes ha publicado mi texto crítico «Una guerra conversada», sobre el libro Nosotros caminamos en sueños, de Patricio Pron. El enlace está aquí.
miércoles, octubre 15, 2014
Cuando se cambian los papeles de la víctima y el culpable
Molte
mascalzonate e violente prevaricazioni nascono quando si pasticcia la
grammatica e la sintasi e si mette il soggetto all'accusativo o il complemento
oggeto al nominativo, ingarbugliando le carte e scambiando i ruoli tra vittime
e colpevoli, alterando l'ordine delle cose e attribuendo eventi a cause o a
promotori diversi da quelli effettivi, abolendo distinzioni e gerarchie in una
truffaldina ammucchiata di concetti e sentimenti, deformando la verità.
Claudio Magris, Microcosmi
miércoles, octubre 08, 2014
José de la Colina
Este sábado 11 participaré en una charla sobre la obra literaria de José de la Colina en la Feria de Libro en el Zócalo de la ciudad de México. La actividad es a las 3 de la tarde en el Foro José Emilio Pacheco. Comparto la mesa con Gabriel Bernal Granados y José Luis Martínez S. Yo me centraré en la primera y notable época de De la Colina como cuentista, cuando publica textos como "Nocturno del viajero", "Balada del joven enfermo", "La lucha con la pantera" y "La tumba india".
lunes, octubre 06, 2014
domingo, septiembre 14, 2014
Desgracia y dolor al límite
En la sección cultural del periódico La Jornada publica Édgar Daniel González Delgadillo un comentario de mi novela Cualquier cadáver: ir aquí.
jueves, agosto 28, 2014
En el nombre del hijo
Guillermo Vega Zaragoza comenta mi novela Cualquier cadáver en el número de agosto de la Revista de la Universidad de México. El enlace está aquí.
lunes, agosto 18, 2014
Perspectiva general de la literatura
Leí el intercambio sobre nueva narrativa mexicana entre los escritores Julián Herbert y Antonio Ortuño en la revista Letras Libres.
En algún punto de la conversación Herbert dice de mi trabajo crítico:
Lo que me sucede con sus críticas, más allá de si estoy de acuerdo o no con una reseña específica, es que de pronto no entiendo cuál es su perspectiva general de la literatura.
Lo comento aquí porque al parecer Herbert se ha quedado con una visión inexacta de lo que he escrito en el campo de la crítica. Esa perspectiva general de la literatura se encuentra en varios ensayos de mi libro El sueño no es un refugio sino un arma, publicado en 2009 por la UNAM, como «No narrarás», «La novela de conocimiento después de Musil», «Para qué la crítica en tiempos del ultraje», «Steiner o la tradición como disidencia» o «La ciudad sin Racine», ensayos que en sus versiones originales se publicaron en revistas de circulación nacional.
Esa visión sobre la narrativa también se lee en varios textos reflexivos que forman parte de mi reciente novela, Cualquier cadáver y, yendo más lejos, en el capítulo final de mi primer libro de ensayo crítico, El biógrafo de su lector.
Ahora bien, aunque es inevitable que uno lea desde una perspectiva particular, no puedo decir que yo comparta el modelo del escritor militante que utiliza cada reseña que publica para exigirle a los libros comentados el cumplimiento con los puntos medulares de su estética. Al ser más un narrador que escribe crítica antes que un crítico profesional, leo fijándome en los elementos estilísticos y estructurales que considero intrínsecos y de mayor peso en la construcción narrativa, y a partir de los cuales me parece más factible sacar conclusiones extraliterarias, de índole social o político.
Por eso confío en el close reading, en el acercamiento preciso a los textos, pues se ha abusado de la crítica como una herramienta para instaurar, de cara a la comunidad intelectual, un discurso literario que legitime la creación propia o del grupo al que se pertenece, y se ha descuidado la exégesis directa que favorezca la conversación con el lector común.
En algún punto de la conversación Herbert dice de mi trabajo crítico:
Lo que me sucede con sus críticas, más allá de si estoy de acuerdo o no con una reseña específica, es que de pronto no entiendo cuál es su perspectiva general de la literatura.
Lo comento aquí porque al parecer Herbert se ha quedado con una visión inexacta de lo que he escrito en el campo de la crítica. Esa perspectiva general de la literatura se encuentra en varios ensayos de mi libro El sueño no es un refugio sino un arma, publicado en 2009 por la UNAM, como «No narrarás», «La novela de conocimiento después de Musil», «Para qué la crítica en tiempos del ultraje», «Steiner o la tradición como disidencia» o «La ciudad sin Racine», ensayos que en sus versiones originales se publicaron en revistas de circulación nacional.
Esa visión sobre la narrativa también se lee en varios textos reflexivos que forman parte de mi reciente novela, Cualquier cadáver y, yendo más lejos, en el capítulo final de mi primer libro de ensayo crítico, El biógrafo de su lector.
Ahora bien, aunque es inevitable que uno lea desde una perspectiva particular, no puedo decir que yo comparta el modelo del escritor militante que utiliza cada reseña que publica para exigirle a los libros comentados el cumplimiento con los puntos medulares de su estética. Al ser más un narrador que escribe crítica antes que un crítico profesional, leo fijándome en los elementos estilísticos y estructurales que considero intrínsecos y de mayor peso en la construcción narrativa, y a partir de los cuales me parece más factible sacar conclusiones extraliterarias, de índole social o político.
Por eso confío en el close reading, en el acercamiento preciso a los textos, pues se ha abusado de la crítica como una herramienta para instaurar, de cara a la comunidad intelectual, un discurso literario que legitime la creación propia o del grupo al que se pertenece, y se ha descuidado la exégesis directa que favorezca la conversación con el lector común.
sábado, agosto 16, 2014
Nada le falta al cadáver
Sergio González Rodríguez, quien obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo con su estremecedor libro Campo de guerra este año, comenta la novela Nada me falta, de Gonzalo Soltero, y mi Cualquier cadáver, en un texto publicado hoy en Reforma. Aquí un enlace y aquí el texto original:
martes, agosto 12, 2014
Para cualquier Kindle
La edición para Kindle de mi novela Cualquier cadáver ya está a la venta en Amazon: ir aquí.
jueves, agosto 07, 2014
El México de hoy en la literatura
Gabriel Díaz me entrevistó en torno a mi novela Cualquier cadáver y a las relaciones de la ficción literaria con la violencia para el programa El Nuevo México, del canal televisivo Azteca Trece. Aquí está el enlace.
domingo, agosto 03, 2014
Cuentos, mitotes, habladurías
Aparece hoy en el suplemento Confabulario, de El Universal, un breve ensayo sobre la novela Cástulo Bojórquez, de César López Cuadras.
viernes, agosto 01, 2014
El guion de una telenovela
La revista Letras Libres publicó en su número de julio mi texto crítico "El guion de una telenovela", sobre la novela El mundo de afuera, de Jorge Franco.
jueves, julio 10, 2014
jueves, junio 26, 2014
miércoles, junio 25, 2014
Cómo la violencia deja secuelas sicológicas y morales
Aparece hoy en el periódico La Jornada una entrevista que me hizo Éricka Montaño Garfias sobre mi novela, Cualquier cadáver: el enlace está aquí.
Sacudida con Cualquier cadáver
Mi querida amiga Daphne comenta mi novela Cualquier cadáver: ir aquí.
lunes, junio 23, 2014
Una cosa tan irracional como la sangre
El novelista y cuentista Vicente Alfonso comenta mi novela Cualquier cadáver para El Siglo de Torreón: ir aquí.
viernes, junio 20, 2014
Sobre las víctimas
Aparece hoy en Sin Embargo una entrevista que me hizo Mónica Maristain sobre Cualquier cadáver: aquí.
jueves, junio 05, 2014
Sobre la paternidad
Conversé con Daniel Rodríguez Barrón sobre el tema de la paternidad en mi novela Cualquier cadáver, para el programa Noticias 22, de Canal 22. Aquí se puede ir al enlace de la entrevista.
jueves, mayo 29, 2014
CCXXIV
¿Y si eso que llamas artificios o prosa barroca no es afectación ni exquisitez sino un temperamento más poroso y perceptivo ante la realidad?
viernes, mayo 23, 2014
CCXXIII
¿...Que si tiene sentido fotografiar un fantasma? Es tan necesario como insultar una piedra o esperar callado el fin del mundo...
domingo, mayo 18, 2014
CCXXII
Distinguir la línea que separa la justicia de la venganza es tan arduo como advertir la diferencia entre los llamados de la memoria y las exigencias del rencor.
sábado, mayo 17, 2014
Sobre la dramaturgia de Luis Ayhllón
En torno a tres obras dramáticas de Luis Ayhllón he escrito un texto que este mes publica la Revista de la Universidad de México.
viernes, mayo 16, 2014
CCXXI
Cree que amar a alguien consiste en atiborrarlo de lo que él mismo más ha carecido y que desde siempre ha venido ansiando.
sábado, mayo 03, 2014
Fragmento de Cualquier cadáver
Un fragmento de mi nueva novela, Cualquier cadáver, apareció en el número de abril de la Revista de la Universidad de México. Aquí va el enlace.
viernes, mayo 02, 2014
Página escrita en los infiernos
Escribí un texto crítico sobre el libro Plegaria por un papa envenenado, del escritor colombiano Evelio Rosero. Apareció en abril en la revista Letras Libres.
Según creo, el notable autor de Los infiernos y En el lejero entregó ahora una obra fallida, que si se salva será únicamente debido a una poderosa imagen sobre el ejercicio de la escritura.
Según creo, el notable autor de Los infiernos y En el lejero entregó ahora una obra fallida, que si se salva será únicamente debido a una poderosa imagen sobre el ejercicio de la escritura.
lunes, abril 07, 2014
¿Dinero de la CIA para Juan Rulfo?
Entrevisté para Confabulario al historiador Patrick Iber, sobre el supuesto financiamiento de la CIA al Centro Mexicano de Escritores y el apoyo que habría recibido Juan Rulfo: aquí.
sábado, abril 05, 2014
CCXX
Ese es el problema: querer comprenderlo, querer explicarlo todo. Lo que está ahí desde siempre no es la razón. Son los sentidos. ¿Y si ese es el doloroso destino del pensamiento, su tarea final: explicar los términos de su derrota ante el predominio evolutivo de las vísceras?
viernes, abril 04, 2014
CCXIX
El demasiado ruido sólo existe para quien, más que oídos muy abiertos, tiene demasiada impaciencia por ser escuchado.
domingo, marzo 23, 2014
El caso Colosio
¿Por qué no se ha publicado la gran novela sobre la muerte de Luis Donaldo Colosio? Ahora que se cumplen 20 años del asesinato del candidato presidencial del PRI para la elección federal de 1994, escribí este ensayo: "El día que mataron a Colosio no pasó nada", para el suplemento Confabulario de El Universal.
domingo, marzo 16, 2014
Los padres, los hijos, las parejas
Hoy se publica en el suplemento Confabulario, del periódico El Universal, un ensayo mío sobre las relaciones con los padres, los hijos y las parejas en la ficción de la escritora canadiense Alice Munro: pásele por aquí.
domingo, marzo 02, 2014
No debes olvidar quién eres
El suplemento Confabulario, en su edición de hoy, está dedicado a revisar algunos aspectos del funcionamiento del Fonca, a sus 25 años. En la sección de crítica de artes, se publica mi comentario «No debes olvidar quién eres», sobre la película Lore, de Cate Shortland.
sábado, marzo 01, 2014
¿Cuáles son las grandes novelas mexicanas del siglo XXI?
Mañana domingo termina el ciclo Los Críticos Recomiendan, de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México con la mesa ¿Cuáles son las grandes novelas mexicanas del siglo XXI? Participarán Alejandro de la Garza, Guillermo Núñez Jáuregui y Oswaldo Zavala. La mesa será en el Salón El Caballito, a las 16.00 horas.
viernes, febrero 28, 2014
Los críticos recomiendan poesía y teatro para niños
La cuarta mesa del ciclo Los Críticos Recomiendan, de la Feria del Libro de Minería, será mañana sábado, a las 7 pm, en el Auditorio Seis, y tendrá la participación de Amaranta Leyva, Eleonora Luna y Luis Téllez.
Hablarán de César López Cuadras
Mañana, a la 1 pm, en el Auditorio Cinco de la Feria del Libro de Minería, habrá una mesa de comentarios sobre la obra narrativa del escritor César López Cuadras, quien falleció en abril pasado. Participarán Eduardo Antonio Parra, Oswaldo Zavala y Francisco Alcaraz.
miércoles, febrero 26, 2014
Los críticos recomiendan literatura juvenil
El ciclo Los Críticos Recomiendan de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México, continúa este viernes 28, a las 5 pm, con la mesa dedicada a literatura juvenil, en la que participarán Gabriela Damián, Juana Inés Dehesa y Verónica Murguía. Esto será en el Auditorio Seis.
lunes, febrero 24, 2014
Sobre la obra de Cantú Toscano
La Revista de la Universidad de México, en su número de febrero, incluye mi texto crítico «Ahorita sólo nos queda equivocarnos», sobre la dramaturgia de Mario Cantú Toscano.
domingo, febrero 23, 2014
¿Hay algo que esté fuera de la vida?
Esther Seligson falleció hace cuatro años, el 8 de febrero de 2010. Escribí un ensayo sobre dos de sus relatos, y sobre lo que de ellos se desprende, para el suplemento Confabulario.
sábado, febrero 22, 2014
¿Cuáles son los grandes poemarios mexicanos del siglo XXI?
El gustado ciclo Los Críticos Recomiendan continuará mañana domingo en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México, a las 4 de la tarde en el Salón Manuel Tolsá. La segunda sesión se titula: ¿Cuáles son los grandes poemarios mexicanos del siglo XXI? Paticiparán Juan Domingo Argüelles, Armando González Torres y Mijail Lamas.
viernes, febrero 21, 2014
Los críticos recomiendan literatura infantil
Hoy empieza el ciclo Los Críticos Recomiendan, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de la ciudad de México. La primera mesa es sobre literatura infantil. Participan Perla Holguín, Eduardo Huchín Sosa y Glafira Rocha. Esto será en el Salón de Firmas, a las 6 pm.
domingo, febrero 16, 2014
La cruzada Tsvietáieva
Y, ya que estamos tan rusófilos, también entrevisté a la traductora mexicana Selma Ancira sobre su trabajo vertiendo al español la prosa de Marina Tsvietáieva, Marina la grande: La cruzada Tsvietáieva.
La ideología y las pasiones
Publiqué hoy en el suplemento Confabulario un breve ensayo sobre las dos novelas mayores del gran escritor ruso Andréi Platónov: La ideología y las pasiones.
lunes, febrero 10, 2014
No expliques los sueños
Publiqué ayer en el suplemento Confabulario mi reporte crítico de varias películas nórdicas que vi en el pasado Festival Internacional de Cine de Gotemburgo: aquí.
viernes, febrero 07, 2014
Los críticos recomiendan en Minería
Ya está por empezar la más antigua feria del libro en el país, la del Palacio de Minería, en la ciudad de México, y el gustado ciclo de consultorios literarios Los críticos recomiendan incluye este año cinco mesas con quince críticos y escritores.
domingo, enero 26, 2014
La paternidad que vino del bosque
Escribí un ensayo sobre la obra de Kenzaburo Oé, en especial sobre su tratamiento del tema de la paternidad a través de la narrativa autobiográfica en M/T y la historia de las maravillas del bosque. Se publicó hoy en el suplemento preferido de América: Confabulario.
domingo, enero 19, 2014
Dos
Entrevisté a Enrique Serna a propósito de su nuevo libro de ensayo, Genealogía de la soberbia intelectual: ir a este enlace.
También para Confabulario escribí un comentario de la película La esposa prometida, dirigida por Rama Burshtein: aquí.
También para Confabulario escribí un comentario de la película La esposa prometida, dirigida por Rama Burshtein: aquí.
viernes, enero 17, 2014
Ahora todo tiene sentido
Publiqué el domingo pasado un comentario sobre la película De tal padre tal hijo, dirigida por Hirokazu Koreeda: aquí.
jueves, diciembre 26, 2013
STC
"...it is peculiar to original genius to become less and less striking, in proportion to its success in improving the taste and judgment of its contemporaries..."
Samuel Taylor Coleridge, Biographia literaria
Samuel Taylor Coleridge, Biographia literaria
martes, noviembre 12, 2013
NGD
Las perfecciones de quien
amamos no son ficciones del amor. Amar es, al contrario, el privilegio de
advertir una perfección invisible a otros ojos.
Nicolás Gómez Dávila
miércoles, octubre 16, 2013
Una entrevista
Pongo aquí el enlace a una entrevista que hace tiempo me hizo el poeta Jesús Ramón Ibarra.
lunes, septiembre 30, 2013
La poesía contra la novela
La revista Letras Libres publica este mes mi texto crítico «La poesía contra la novela», sobre la novela La serpiente sin ojos, de William Ospina (Mondadori).
lunes, julio 22, 2013
Adriana González Mateos disertará sobre la obra de Seligson
Este miércoles 24, a las 7 pm, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México, la escritora Adriana González Mateos dará una charla sobre la obra literaria de Esther Seligson, en el ciclo Una Habitación Propia organizado por la Dirección de Literatura del INBA.
domingo, julio 21, 2013
El país de los tres lectores
El suplemento Confabulario, del periódico El Universal, publica hoy mi artículo de crítica de la vida cultural "El país de los tres lectores", sobre las fallas que detecto en la promoción de la lectura literaria realizada por las instituciones culturales del país.
jueves, julio 11, 2013
Después de la violencia
La revista Letras Libres de julio incluye mi texto crítico "Después de la violencia", sobre la novela Loba, de la escritora mexicana Verónica Murguía.
martes, junio 25, 2013
El arte crítico de Esther Seligson
Irad Nieto ha publicado un texto crítico sobre el libro Escritos a máquina. Ensayos y reflexiones, de Esther Seligson (Dirección de Literatura de la UNAM). El enlace, aquí.
martes, junio 11, 2013
¿Habrá suficientes críticos en Zimbabwe?
El domingo pasado se publicó, en el suplemento Confabulario del periódico El Universal, mi artículo de crítica de la vida cultural titulado «¿Habrá suficientes críticos en Zimbabwe?», sobre las polémicas que rodean el sistema de mecenazgo estatal a la literatura en México, y una propuesta concreta para dar mayor peso y validez a las decisiones que toman los jurados en las convocatorias de becas.
martes, junio 04, 2013
viernes, mayo 31, 2013
CCXVIII
«No tenerle miedo a las palabras» no significa solapar su uso torpe, irreflexivo o carente de sustancia.
miércoles, mayo 29, 2013
Un fragmento
Creo necesario insistir en un
principio ético de la escritura. Anota un personaje de Enrique Vila-Matas: «La
literatura, por mucho que nos apasione negarla, permite rescatar del olvido
todo eso sobre lo que la mirada contemporánea, cada día más inmoral, pretende
deslizarse con la más absoluta indiferencia». Durante un buen rato se ha visto
con desprecio la noción del compromiso moral. Claro: la discusión del compromiso ideológico está superada. Pero esa
derrota merecida de los defensores de Stalin y Fidel Castro no puede volverse
ardid para el cinismo. La sinrazón existe, el escritor vive en el mundo, el
lenguaje es un hecho social: la literatura puede hacer confluir la exactitud de
esas tres realidades y dar a luz obras críticas y disolventes de toda
preconcepción en quien las lea. Gombrowicz en su Diario: «nosotros,
el arte, somos la realidad. El arte es un hecho y no un comentario añadido al
hecho».
Hablo de una postura ética y expresable, así, por la letra artística. Asumo, primero que nada, que el cliché wildeano de: «Literatura sólo hay mala o buena» esconde una imprecisión peligrosa y, para nuestro tiempo, ya desvergonzada: la mala literatura no es para estos efectos ni siquiera literatura-a-secas, y la imbricación del compromiso moral con la palabra literaria ha tenido exponentes que no pueden soslayarse: el primero es Cervantes, uno muy próximo J.M. Coetzee. El compromiso moral no debe tampoco entenderse como una apología edulcorada de los credos contemporáneos de la corrección política o, como diría Rafael Sánchez Ferlosio: de lo socialmente correcto. Juan Goytisolo expresa en una página de En los reinos de taifa: «Dar forma narrativa o poética a las ideas comunes de la época —libertad, justicia, progreso, igualdad de razas y sexos, etc.— carece de interés artístico si el autor, al hacerlo, no les tiende simultáneamente una trampa, no las ceba con pólvora o dinamita: todas las ideas, aun las más respetables, son moneda de dos caras y el escritor que no lo advierte en vez de actuar en la realidad opera en su fotografía». El compromiso moral es un compromiso con la época y sus incertidumbres, no con sus dogmas.
Pienso así que, en aras de una experimentación obligada, no podemos desentendernos del narrar porque en el narrar se cifra la expresión posible de los conflictos de la Condición Humana. Sé que estas dos palabras despiertan sospechas ante lo grandilocuentes que suenan y lo mucho que se han utilizado para no decir nada. Pero quien escribe como respuesta a una necesidad de las vísceras —y no sólo porque puede hacerlo, porque tiene oficio, dinero, internet y un cuarto propio—, quien conoce el examen quisquilloso de un mundo interior —conflictos de la herencia y la sangre, la vivencia de la furia y el desencanto, autobiografías mentales de raigambre en la perplejidad— sabe de qué se habla al decir Condición Humana.
Explico: hay dilemas morales que hoy, como ayer, son expresables por la concernida mirada del narrador. La sensibilidad ha venido mutando, sin dejar de ser fiel a su vertedero de contradicciones, a como se han transformado las relaciones sociales y las estructuras políticas. Los nuevos roles familiares y de género, la migración, los fundamentalismos y el laicismo nihilista, los modos vigentes de la violencia, el fracaso de las democracias y la relatividad ética del mercado, entre otros, dan pie, sin ánimo miserabilista ni cronístico, a la consideración de facetas propias de la condición humana —el desarraigo, la alienación, el coraje, el remordimiento, la impotencia, el miedo— y que sugieren una tentación inquietada para la verdad novelesca. ¿De cuándo acá la narrativa tiene que dejar de ser, si lo ha venido siendo desde Cervantes, dicción de una individualidad en conflicto con su tiempo? Esas realidades no son exteriores al escritor: las comparte en tanto perfiles de un aquí y un ahora que una sensibilidad imantada no puede sino compartir. Y lo humano, por supuesto, no es un lastre para el narrador. Es su veta. Hablo de la narrativa como La Saga de Adentro.
[...] La apuesta, el riesgo, la ambición consiste en cambiar el mundo, cambiando a través de la escritura la idea que el lector tiene del mundo.
Geney Beltrán Félix, de «No narrarás», en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
Hablo de una postura ética y expresable, así, por la letra artística. Asumo, primero que nada, que el cliché wildeano de: «Literatura sólo hay mala o buena» esconde una imprecisión peligrosa y, para nuestro tiempo, ya desvergonzada: la mala literatura no es para estos efectos ni siquiera literatura-a-secas, y la imbricación del compromiso moral con la palabra literaria ha tenido exponentes que no pueden soslayarse: el primero es Cervantes, uno muy próximo J.M. Coetzee. El compromiso moral no debe tampoco entenderse como una apología edulcorada de los credos contemporáneos de la corrección política o, como diría Rafael Sánchez Ferlosio: de lo socialmente correcto. Juan Goytisolo expresa en una página de En los reinos de taifa: «Dar forma narrativa o poética a las ideas comunes de la época —libertad, justicia, progreso, igualdad de razas y sexos, etc.— carece de interés artístico si el autor, al hacerlo, no les tiende simultáneamente una trampa, no las ceba con pólvora o dinamita: todas las ideas, aun las más respetables, son moneda de dos caras y el escritor que no lo advierte en vez de actuar en la realidad opera en su fotografía». El compromiso moral es un compromiso con la época y sus incertidumbres, no con sus dogmas.
Pienso así que, en aras de una experimentación obligada, no podemos desentendernos del narrar porque en el narrar se cifra la expresión posible de los conflictos de la Condición Humana. Sé que estas dos palabras despiertan sospechas ante lo grandilocuentes que suenan y lo mucho que se han utilizado para no decir nada. Pero quien escribe como respuesta a una necesidad de las vísceras —y no sólo porque puede hacerlo, porque tiene oficio, dinero, internet y un cuarto propio—, quien conoce el examen quisquilloso de un mundo interior —conflictos de la herencia y la sangre, la vivencia de la furia y el desencanto, autobiografías mentales de raigambre en la perplejidad— sabe de qué se habla al decir Condición Humana.
Explico: hay dilemas morales que hoy, como ayer, son expresables por la concernida mirada del narrador. La sensibilidad ha venido mutando, sin dejar de ser fiel a su vertedero de contradicciones, a como se han transformado las relaciones sociales y las estructuras políticas. Los nuevos roles familiares y de género, la migración, los fundamentalismos y el laicismo nihilista, los modos vigentes de la violencia, el fracaso de las democracias y la relatividad ética del mercado, entre otros, dan pie, sin ánimo miserabilista ni cronístico, a la consideración de facetas propias de la condición humana —el desarraigo, la alienación, el coraje, el remordimiento, la impotencia, el miedo— y que sugieren una tentación inquietada para la verdad novelesca. ¿De cuándo acá la narrativa tiene que dejar de ser, si lo ha venido siendo desde Cervantes, dicción de una individualidad en conflicto con su tiempo? Esas realidades no son exteriores al escritor: las comparte en tanto perfiles de un aquí y un ahora que una sensibilidad imantada no puede sino compartir. Y lo humano, por supuesto, no es un lastre para el narrador. Es su veta. Hablo de la narrativa como La Saga de Adentro.
[...] La apuesta, el riesgo, la ambición consiste en cambiar el mundo, cambiando a través de la escritura la idea que el lector tiene del mundo.
Geney Beltrán Félix, de «No narrarás», en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
Hay una mentira
La mentira —ingenua, cínica o
pesimista— es que escribir no sirve para nada. Voltaire decía que con sus
libros un escritor no logrará ni cambiar siquiera las costumbres de su vecino:
hoy podría argumentarse que a pesar de milenios de gran literatura, la
humanidad sigue conociendo la guerra, la pobreza y la injusticia. Entonces,
¿callar? No, ante la falla del mundo el silencio no será jamás la opción. No
hay manera de afirmar que escribir no
cambia el mundo sino hasta después de haber escrito, y quizá ni siquiera
entonces: quizá nunca. ¿Acaso no han sido nada en la lucha por la igualdad de
los derechos de la mujer los textos literarios de Virginia Woolf, Hannah Arendt,
Simone De Beauvoir, sor Juana...? La literatura, afirma Gottfried Benn, «no mejora las
cosas, pero hace de lo que sea algo más decisivo: las modifica... Su acción
se ejercita sobre los genes, sobre la masa hereditaria, sobre la sustancia —un largo camino
interior». ¿Cómo
estar seguros de que no incidieron en
la mentalidad de por lo menos algunos pocos de sus contemporáneos y no han importado
en el devenir de las sociedades humanas los libros —no hablo de la actividad
política ni de los pronunciamientos explícitos— de Voltaire, Dickens, Erasmo,
de Cervantes, Balzac, Goethe, Dostoievski, Shakespeare, Lord Byron, Tolstói...
tantos más? «Creer en los libros como medios de acción o no creer es ante todo
eso: creer o no creer», escribe Gabriel Zaid. Pues bien: la elección del
escritor novato es creer. Porque, como escribió el peruano Emilio Adolfo Westphalen:
«El sueño no es un refugio sino un arma».
Tan sencillo como recordar que la invención de la escritura hizo nacer la Historia: para bien y para mal, tarde o temprano, escribir trastoca el mundo.
Geney Beltrán Félix, «La doble raíz» (2007), en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
Tan sencillo como recordar que la invención de la escritura hizo nacer la Historia: para bien y para mal, tarde o temprano, escribir trastoca el mundo.
Geney Beltrán Félix, «La doble raíz» (2007), en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
El país asfixiante
Lo que ya habían intuido
literariamente Tario y Rulfo resultó la experiencia real para las generaciones
nacidas a partir de finales de la década de 1960, que heredaron la nada de un
país pesadillesco y terrible, con los problemas asediantes del fin del siglo: la
explosión demográfica, la falta de democracia, la corrupción, la
discriminación, la pobreza y la desigualdad, la violación a los derechos
humanos, el crimen y la impunidad. Se trataba de un país multitudinario y
asfixiante, corrompido hasta en sus actos más nimios por una casta —política,
empresarial, delincuencial— y por una colectividad trepadora, injusta y cínica,
una tierra y un futuro propiedad de unos pocos, un mundo sin más oportunidades
para la mayoría que irse de mojados al patio vecino o ser empleados de Elektra,
Wal-Mart o McDonald’s, ciudades donde tantas mujeres son violadas y asesinadas,
los niños secuestrados por las redes de pornografía, prostitución y tráfico de
órganos y los viejos abandonados a la indiferencia, el maltrato y la miseria a través
de jubilaciones vergonzosas.
Ahora sí, por fin y sin folclorismos: un país donde la vida no vale nada.
Sólo queda esperar, si no el desmembramiento geográfico, sí la degradación social incesante.
Geney Beltrán Félix, «Historias para un país inexistente» (2004), en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
Ahora sí, por fin y sin folclorismos: un país donde la vida no vale nada.
Sólo queda esperar, si no el desmembramiento geográfico, sí la degradación social incesante.
Geney Beltrán Félix, «Historias para un país inexistente» (2004), en El sueño no es un refugio sino un arma, 2009.
lunes, mayo 27, 2013
Un viejo incidente con Heriberto Yépez
Creo recordar que el escritor Heriberto Yépez ha defendido más de una vez la libertad que dan las redes sociales para ejercer la crítica literaria. Excepto, al parecer, cuando la crítica se ejerce sobre su escritura: entonces lo toma muy mal.
A partir de un comentario en Twitter que intercambié con el escritor Rogelio Guedea, el viernes pasado, Yépez y yo empezamos una discusión. Mis argumentos se referían a sus columnas semanales en el suplemento Laberinto del periódico Milenio. Él nunca dio una respuesta concreta, ni una explicación precisa a mis cuestionamientos. Hoy, luego de no internetear el fin de semana, he visto que Yépez borró todas sus intervenciones en esa discusión.
Lo comenté así hoy en un tuit. Y volvimos a discutir.
Como no pudo defender sus columnas de mis críticas, Yépez decidió hoy desacreditarme en mi persona, resucitando un viejo incidente.
Cuando yo era editor de literatura del FCE, hace ya casi una década, tomé la iniciativa, que gradualmente habían tomado editores anteriores, de invitar a escritores jóvenes a presentar manuscritos. Como no era dictaminador, ni integrante del Comité Editorial, yo no tenía manera de incidir en la decisión de publicar tal o cual libro. Las tareas estrictamente editoriales de ese puesto son muy numerosas, de índole técnico. Pero yo sí creía posible abrir la puerta para que más manuscritos de autores más jóvenes llegaran: tenía la impresión de que el medio literario de los nuevos veía al FCE como una editorial donde publicaban sólo autores muertos o con una muy larga trayectoria. (Eso mismo he hecho en otros espacios donde en algún momento he cumplido funciones editoriales, como el Fondo Tierra Adentro o Ediciones B.)
Había sabido de Heriberto Yépez por una reseña de Christopher Domínguez, y posteriormente me encontré textos suyos. Como hice con muchos otros escritores jóvenes, incluso con algunos de quienes no había leído nada, a él (a quien no conocía y no conozco aún en persona) también le invité a enviar un manuscrito. No había en ningún aspecto el menor compromiso de publicarlo: era, sólo, que el libro en cuestión se incorporara al proceso de selección.
Sucedió que por esos mismos días recibí un ejemplar de la revista Textos, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dirigida por Enrique Martínez y editada por Francisco Alcaraz. Venía ahí un ensayo de Yépez titulado "Muerte crítica de la poesía en México" o algo parecido (no tengo el número a la mano). Lo leí. Fue decepcionante.
Uno de los errores de Yépez, considero, es buscar la desacreditación moral de la persona del escritor para así desacreditar los valores estrictamente literarios de sus textos. Acaso esté equivocado yo en defender la postura de que lo que nos congrega en el espacio literario es que escribimos y publicamos libros, y que sólo por ellos hemos de ser juzgados; en todo caso, a diferencia de Yépez, no considero tener la verdad última de las cosas. Pero respeto los argumentos, aunque lleguen a conclusiones con las que discrepe. Ese texto de Yépez no tenía, a mi parecer, argumentos sólidos; por decir lo menos, era arbitrario. Por decir lo más: me pareció pésimo.
Sin embargo, no tenía la confianza con Yépez para decirle abiertamente que sus argumentos sobre Paz los veía sin sustento. Le propuse que en el libro que presentara se abstuviera de anexar ensayos sobre Paz, autor de la casa. No le dije que era en realidad porque sabía yo muy bien que un dictaminador serio y exigente entregaría una opinión negativa sobre un libro con textos como "Muerte crítica". Y, sin esa opinión positiva, el libro se habría de rechazar.
Aunque ahora, que no ha tenido forma de responder a mis cuestionamientos a las fallas de sus columnas en Laberinto, acusa ese incidente como un acto de "censura", Yépez se equivoca. Esa fue una recomendación. Él en cambio está acostumbrado a no aceptar recomendaciones ni a respetar el criterio de los editores, y a considerar cualquier señalamiento que un editor le haga sobre un texto, como censura. Así hizo hace pocos años con la editora de la revista Tierra Adentro. Está equivocado. Como también está equivocado, según pienso, al rebajar la crítica literaria a la descalificación moral. Y en esas trampas que su ceguera ante sus fallas le está poniendo a su inteligencia, acaso perderemos lo que a la literatura mexicana del futuro le podría haber dado su inteligencia.
A partir de un comentario en Twitter que intercambié con el escritor Rogelio Guedea, el viernes pasado, Yépez y yo empezamos una discusión. Mis argumentos se referían a sus columnas semanales en el suplemento Laberinto del periódico Milenio. Él nunca dio una respuesta concreta, ni una explicación precisa a mis cuestionamientos. Hoy, luego de no internetear el fin de semana, he visto que Yépez borró todas sus intervenciones en esa discusión.
Lo comenté así hoy en un tuit. Y volvimos a discutir.
Como no pudo defender sus columnas de mis críticas, Yépez decidió hoy desacreditarme en mi persona, resucitando un viejo incidente.
Cuando yo era editor de literatura del FCE, hace ya casi una década, tomé la iniciativa, que gradualmente habían tomado editores anteriores, de invitar a escritores jóvenes a presentar manuscritos. Como no era dictaminador, ni integrante del Comité Editorial, yo no tenía manera de incidir en la decisión de publicar tal o cual libro. Las tareas estrictamente editoriales de ese puesto son muy numerosas, de índole técnico. Pero yo sí creía posible abrir la puerta para que más manuscritos de autores más jóvenes llegaran: tenía la impresión de que el medio literario de los nuevos veía al FCE como una editorial donde publicaban sólo autores muertos o con una muy larga trayectoria. (Eso mismo he hecho en otros espacios donde en algún momento he cumplido funciones editoriales, como el Fondo Tierra Adentro o Ediciones B.)
Había sabido de Heriberto Yépez por una reseña de Christopher Domínguez, y posteriormente me encontré textos suyos. Como hice con muchos otros escritores jóvenes, incluso con algunos de quienes no había leído nada, a él (a quien no conocía y no conozco aún en persona) también le invité a enviar un manuscrito. No había en ningún aspecto el menor compromiso de publicarlo: era, sólo, que el libro en cuestión se incorporara al proceso de selección.
Sucedió que por esos mismos días recibí un ejemplar de la revista Textos, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dirigida por Enrique Martínez y editada por Francisco Alcaraz. Venía ahí un ensayo de Yépez titulado "Muerte crítica de la poesía en México" o algo parecido (no tengo el número a la mano). Lo leí. Fue decepcionante.
Uno de los errores de Yépez, considero, es buscar la desacreditación moral de la persona del escritor para así desacreditar los valores estrictamente literarios de sus textos. Acaso esté equivocado yo en defender la postura de que lo que nos congrega en el espacio literario es que escribimos y publicamos libros, y que sólo por ellos hemos de ser juzgados; en todo caso, a diferencia de Yépez, no considero tener la verdad última de las cosas. Pero respeto los argumentos, aunque lleguen a conclusiones con las que discrepe. Ese texto de Yépez no tenía, a mi parecer, argumentos sólidos; por decir lo menos, era arbitrario. Por decir lo más: me pareció pésimo.
Sin embargo, no tenía la confianza con Yépez para decirle abiertamente que sus argumentos sobre Paz los veía sin sustento. Le propuse que en el libro que presentara se abstuviera de anexar ensayos sobre Paz, autor de la casa. No le dije que era en realidad porque sabía yo muy bien que un dictaminador serio y exigente entregaría una opinión negativa sobre un libro con textos como "Muerte crítica". Y, sin esa opinión positiva, el libro se habría de rechazar.
Aunque ahora, que no ha tenido forma de responder a mis cuestionamientos a las fallas de sus columnas en Laberinto, acusa ese incidente como un acto de "censura", Yépez se equivoca. Esa fue una recomendación. Él en cambio está acostumbrado a no aceptar recomendaciones ni a respetar el criterio de los editores, y a considerar cualquier señalamiento que un editor le haga sobre un texto, como censura. Así hizo hace pocos años con la editora de la revista Tierra Adentro. Está equivocado. Como también está equivocado, según pienso, al rebajar la crítica literaria a la descalificación moral. Y en esas trampas que su ceguera ante sus fallas le está poniendo a su inteligencia, acaso perderemos lo que a la literatura mexicana del futuro le podría haber dado su inteligencia.
Una de narcos
El suplemento Confabulario, del periódico El Universal, ha iniciado su segunda época ayer domingo. En sus páginas incluye mi breve texto crítico «Una de narcos», sobre la novela Cuatro muertos por capítulo de César López Cuadras.
lunes, mayo 20, 2013
Novela o Guatemala
La revista Letras Libres publica en su número de este mes mi texto crítico «Novela o Guatemala», sobre la novela Los sordos de Rodrigo Rey Rosa (Alfaguara).
lunes, abril 29, 2013
La aglomeración del azar
Se acaba de publicar mi texto crítico «La aglomeración del azar», sobre el libro misceláneo Tela de sevoya, de Myriam Moscona, en la revista virtual La Estantería. Esta obra recibió en marzo pasado el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores.
martes, abril 23, 2013
El escritor-metido-a-crítico viaja a Puebla a hablar sobre la crítica literaria
Los críticos literarios en México parece que tenemos más oportunidades de disertar aquí y allá sobre los problemas de la crítica literaria, antes que publicaciones en las cuales ejercerla de manera constante, sin vetos ni venganzas, y con un pago justo. Así, me han invitado a la UPAEP a dar una conferencia sobre El lugar de la crítica literaria, hoy, para inaugurar las V Jornadas de Lengua y Pensamiento Crítico, organizadas por su Departamento de Artes y Humanidades. He aceptado con sumo gusto porque se trata de una oportunidad de dialogar con los estudiantes, lo que siempre refresca a ancianos demodés como yo. Esto será el jueves 25, a las 16 horas, en la Sala del Museo UPAEP, en Puebla.
jueves, marzo 21, 2013
Sobre Francisco Cervantes
La revista virtual de crítica La Estantería recupera mi ensayo «Poeta del presente», sobre la escritura lusófila del poeta mexicano Francisco Cervantes. El texto se publicó originalmente en el número 134, de junio-julio de 2005, de la revista Tierra Adentro.
miércoles, marzo 20, 2013
Pasiones y obsesiones
Acaba de publicarse el libro Pasiones y obsesiones. Secretos del oficio de escribir, compilado por Sandra Lorenzano para el Fondo de Cultura Económica, en coedición con la Universidad del Claustro de Sor Juana. El libro incluye mi texto narrativo «Esteban no tenía hermanos».
CCXVII
Es un error poner a un tigre a llevar un costal en la espalda. A menos, claro, que se le desee enseñar una cosa: que el sentido de su vida no está en llevar un costal en la espalda.
lunes, marzo 18, 2013
Yo también hablo de Pitol
Hace rato no leo nada de Sergio Pitol, pero voy viendo que hoy es su cumpleaños, y por eso recupero un viejo ensayo que escribí para la revista Nexos hace unos cinco años: «Saga del héroe nervioso». Pase por aquí.
jueves, febrero 28, 2013
Presentación
Este viernes, a las 7 pm, participaré, al lado de Eduardo Antonio Parra y Elizabeth Moreno, en la presentación de la antología Siete caminos de sangre. Narradores contemporáneos de Sinaloa (en la que se incluyen dos relatos míos). Esto será en el Salón Manuel Tolsá, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México.
miércoles, febrero 20, 2013
Viernes en Minería
Este viernes 22, a las 4 de la tarde, participaré junto a Alejandro García Abreu en una lectura de ensayos literarios, dentro de un ciclo de presentaciones organizado por la Fundación para las Letras Mexicanas para la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, de la UNAM, en Tacuba 5, Centro Histórico, en la ciudad de México. Esto será en el Salón Filomeno Mata del recinto.
lunes, febrero 11, 2013
Tierras de nadie
El Fondo Editorial Tierra Adentro ha publicado recientemente el volumen Tierras de nadie. El norte en la narrativa mexicana contemporánea, con introducción y compilación de Viviane Mahieux y Oswaldo Zavala. El tomo recupera mi texto «El fabulador en octosílabos o el corridista culto. La prosa rítmica de Daniel Sada», un análisis estilístico de lo que advierte el subtítulo, y que fue publicado originalmente en la Revista de Literaturas Populares, dirigida por Margit Frenk, en 2003.
miércoles, febrero 06, 2013
CCXVI
No viviremos para siempre. Hay tantas cosas que no podemos cambiar. Por eso, elijamos bien qué leer: que sea lo superior, lo más poderoso, lo que transforma, expande y sobrepasa a la vida.
lunes, enero 21, 2013
CCXV
Hay un tiempo para dar el beneficio de la duda, y otro tiempo para sufrir los perjuicios por haber dado el beneficio de la duda.
viernes, diciembre 28, 2012
En la radio, hoy
A loas 3 de la tarde, hora del centro de México, participaré, junto a Armando González Torres, en el programa La Feria Carrusel de Libros, conducido por Fernando Fernández, y que se transmite por Radio México Internacional. Hablaremos sobre algunas de las novedades literarias más interesantes del 2012.
miércoles, diciembre 19, 2012
domingo, diciembre 02, 2012
Así de fácil
Paco Calderón, cartonista del periódico Reforma, concluye sobre las víctimas de la guerra del sexenio calderonista: «¿Miles de muertos? Sí, todos víctimas de sus víctimas. No de quien persiguió a éstos». Paco Calderón, para defender al por fin ex presidente Felipe Calderón, decide pasar por encima de numerosos testimonios de abusos cometidos por las fuerzas del ejército federal, que incluyeron en varios casos asesinatos cometidos por soldados. En este enlace se encuentra el cartón de referencia.
jueves, noviembre 22, 2012
En Querétaro
Estaré mañana viernes, a la 1.00 pm, dando una charla sobre la escritura de ficción en nuestros días, en el auditorio de la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro, en Querétaro.
lunes, noviembre 19, 2012
Discutir en Greensboro
El viernes pasado participé, junto con los escritores Antonio Moreno Montero y Felipe Troncoso, en una interesantísima y polémica mesa de discusión sobre la situación actual del libro literario y la industria editorial en Latinoamérica. Esto fue en la Gleenwood Coffee and Bookshop, en Greensboro, Carolina del Norte, a las 5 pm. Los organizadores fueron Verónica Grossi y Alan Brilliant, quienes también tomaron parte en la discusión, aunque estaban sentados del lado del público.
Antonio, elgeney y Felipe
Antonio, Verónica, elgeney y Felipe; Al (sentado)
miércoles, noviembre 14, 2012
jueves, noviembre 08, 2012
La tercera generación de estadounidenses nacidos en México
Estaré la próxima semana en Wilson, Carolina del Norte, invitado por Barton College para dar una conferencia titulada La tercera generación de estadounidenses nacidos en México, sobre la presencia de la cultura de Estados Unidos en cierta franja de la narrativa de ficción mexicana reciente. Esto será el miércoles 14, a las 7.30 pm, en el Sam and Marjorie Ragan Writing Center de Barton College. Pronto iré mencionando aquí otras actividades que tengo programadas en este viaje.
lunes, noviembre 05, 2012
sábado, noviembre 03, 2012
jueves, octubre 25, 2012
La Palanca, 22
Una nota rápida para anunciar que ya salió el número 22 de la revista La Palanca, que dirigen Pablo Mayans y Diego José. Sigue este enlace y podrás bajar y leer su contenido.
miércoles, octubre 24, 2012
martes, octubre 23, 2012
CCX
No lo supe antes, pero en cada lugar en que hacíamos el amor tu cuerpo
me iba entregando como rehén a su fantasma. Y ahora tú que no quieres rescatarlo...
lunes, octubre 22, 2012
Habrá polémica...
Políticas culturales en México
Mesa de discusión sobre las becas, los premios, las ediciones y, en general, la promoción de la literatura en las instituciones del Estado
Participan:
María Rivera
Luigi Amara
Eduardo Huchín Sosa
Geney Beltrán Félix
¿Dónde? En la Casa Refugio Citlaltépetl (Citlaltépetl 25, entre Amsterdam y Campeche, Col. Hipódromo Condesa, México, D.F.)
¿Cuándo? Este miércoles 24 de octubre de 2012, a las 19:00 horas
Mesa de discusión sobre las becas, los premios, las ediciones y, en general, la promoción de la literatura en las instituciones del Estado
Participan:
María Rivera
Luigi Amara
Eduardo Huchín Sosa
Geney Beltrán Félix
¿Dónde? En la Casa Refugio Citlaltépetl (Citlaltépetl 25, entre Amsterdam y Campeche, Col. Hipódromo Condesa, México, D.F.)
¿Cuándo? Este miércoles 24 de octubre de 2012, a las 19:00 horas
sábado, octubre 20, 2012
CCIX
Cuando
el oportunista se pronuncia a favor de algo con lo que estamos de acuerdo, esa
enfermedad de la lengua que lo aqueja, llamada demagogia, emite un hedor, perceptible por los oídos, que lo
contradice.
viernes, octubre 19, 2012
CCVIII
Hay quienes, a falta de adversarios reales y de peso, lastiman tanto su
propio ego hasta que lo convierten en un enemigo tenaz y rencoroso.
jueves, octubre 18, 2012
CCVII
El odio es un movimiento del alma que, exiliada del amor, aspira a la
indiferencia. Su más feroz aduana es el rencor.
miércoles, octubre 17, 2012
Contra la aniquilación
La revista Letras Libres, en su número de octubre, incluye mi texto crítico «Contra la aniquilación», sobre la novela La luz difícil del escritor colombiano Tomás González (Alfaguara).
martes, octubre 16, 2012
viernes, octubre 12, 2012
CCV
El éxito es una cumbre diáfana. El fracaso no hay manera de saber cuándo
ha tocado por fin fondo.
jueves, octubre 11, 2012
CCIV
Tienes derecho a destruirte. ¿Por qué dejarle ese privilegio a los
demás? Hasta el más samaritano bien que sabría fortalecerse con la energía que
libere tu cuerpo durante su exterminio.
miércoles, octubre 10, 2012
Eduardo Antonio Parra comenta dos relatos
La antología Siete caminos de sangre. Narradores contemporáneos de Sinaloa, de la que hablé aquí hace algunas semanas, incluye dos relatos de mi libro Habla de lo que sabes. El autor del prólogo es un narrador a cuya obra le tengo un enorme respeto, Eduardo Antonio Parra, y él comenta en un párrafo lo siguiente:
“En
«Ese mundo de extraños» nos encontramos en cierta unidad habitacional
donde la vida cotidiana se pronto se ve expuesta a los avatares de la fantasía
y el absurdo, provocando en el lector ese extrañamiento tan caro a la
narrativa que lo impulsa a seguir el texto hasta el final. Experimental más en
el tema y su sentido que en la forma, el autor se perfila como un narrador experto
en insuflar, en quien lo lee, la incertidumbre que preside el tiempo que
vivimos, donde todo puede ocurrir y nuestras reacciones quizá sean tan engañosas,
tan ajenas, como los estímulos que nos proporciona la realidad. Ese mismo tenor
se advierte en «Perdonados por quién», historia en la que la incertidumbre se
acentúa en el ambiente caótico que reina en la urbe tras un fuerte temblor. En
medio de la destrucción, los personajes no atinan sino a dudar, y las dudas son
tan fuertes que trastocan el lenguaje mismo hasta llegar a anularlo. Dos
relatos que plasman la opresión a que nos someten los tiempos actuales y
nuestra incapacidad para comprenderlos que deviene frustración y tristeza.”
CCIII
No es
que hayamos perdido el arquetipo universal de la belleza, sino que nuestra visión
está nublada mientras no se purgue —a través de un arte de expiación que desde
la raíz destruya, al producirlo, a quien lo produce— el castigo ecuménico por
un siglo de genocidios. El XXI ha de entender cómo la belleza universal es
incompatible con la culpa colectiva.
martes, octubre 09, 2012
CCII
Invisible máscara del cuerpo, la piel todo recibe, nada olvida, todo
calla. De hablarlo, estallaríamos dejando ver un vacío lleno de rencor.
miércoles, octubre 03, 2012
CCI
Si tu prosa
es imprecisa, monocorde y carente de facultades perceptivas, de nada importa si
eres narrador-de-imaginación o novelista-sobre-la-realidad. El mérito no se
halla en fantasear o cronicar: la potencia de la diégesis narrativa viene del
lenguaje y no del asunto.
lunes, octubre 01, 2012
Yletrados
La revista electrónica Yletrados, editada por jóvenes escritores de Xalapa, Veracruz, recupera en su número 6 mi relato «La celda en la Ciudad». Aquí el enlace de la publicación.
domingo, septiembre 30, 2012
CC
Se ha de creer de nueva cuenta en el amor si y sólo si se ha pasado por una lobotomía del corazón, de la memoria, de la piel, de los ojos, de la lengua... y sobre todo del orgullo.
sábado, septiembre 29, 2012
CXCIX
El amor no muere, claro que no; sólo se queda ahí pudriéndose, sin más fuego, en la soledad de las vísceras.
jueves, septiembre 27, 2012
«El soplo sucio de la belleza» en Sólo cuento
Sólo cuento, la antología de narrativa breve que desde hace cuatro años viene publicando la UNAM a través de su Dirección de Literatura, incluye en su tomo IV, de este 2012, el relato «El soplo sucio de la belleza», de Nadia Villafuerte. En el índice aparecen también textos de Luis Rafael Sánchez, Alberto Barrera Tyszka, Mario González Suárez, José Agustín, Carlos María Domínguez, Leonardo Padura, Cristina Fernández Cubas, Evelio Rosero, Patricia Laurent Kullick, José Emilio Pacheco, Vicente Luis Mora, Elena Poniatowska, Agustín Monsreal, Héctor de Mauleón, Francisco Hinojosa y varios más. La selección fue realizada por Eduardo Antonio Parra y el prólogo es de David Toscana, dos verdaderos pesos pesados de la ficción literaria de hoy.
jueves, septiembre 20, 2012
En Aguascalientes
Dejo aquí una nota apresurada para consignar que este domingo 23, a las 5:00 pm, participaré, junto a Eduardo Huchín Sosa y Arturo Villalobos, en una mesa de discusión sobre la obra de Carlos Fuentes, un autor mexicano bastante poco leído, en la 44 Feria del Libro de Aguascalientes, organizada por el Instituto Cultural de Aguascalientes. La actividad se llevará a cabo en el Foro Anita Brenner de la Casa de la Cultura.
lunes, septiembre 17, 2012
Profética, tienda en línea
La tienda en línea de Profética es una excelente opción para comprar libros por internet... como, por ejemplo, mi libro de cuentos Habla de lo que sabes... antes de que se agote: sigue este enlace.
domingo, septiembre 16, 2012
La promesa del caos
La revista Timonel, en su número 6, de agosto de 2012, publica el texto crítico "La promesa del caos", de Francisco Meza Sánchez, sobre mi novela Cartas ajenas.
La promesa del caos
La promesa del caos
Francisco Meza Sánchez
Geney Beltrán Félix es uno de los
escritores jóvenes con mayor peso en la narrativa y la crítica literaria mexicana
actual. Su mirada penetrante ante la literatura y la relación que ésta sostiene
con la realidad lo han llevado convertirse en un crítico audaz y certero. El
constante ejercicio de una inteligencia sensible y sin concesiones puede
verificarse en su libro de ensayos El sueño
no es un refugio sino una arma (2009), en el que se compendian años de
lectura y de reflexión sobre la cultura impresa. A su vez, en su libro de
relatos Habla de lo que sabes (2009),
el autor muestra con una prosa ácida su talento como hacedor de historias.
Ahora, con Cartas ajenas, entrega una
novela que apuntala esa mirada cruda con la que acostumbra trabajar su obra y
la realidad. Marioralio, el personaje principal, es un individuo absolutamente gris,
arrinconado en el mundo de la lentitud; se convierte en un secuestrador de epístolas,
acto que será el inicio de una épica que lo hará transitar por la vida con una
velocidad antes insospechada. Este personaje transformará no sólo su existencia,
sino también la de quienes lo rodean. Las cartas, que en esta novela son los
detonadores de la evolución compleja del personaje (Marioralio antes de ser un
violador de correspondencias era un hombre enfermo de vacío, un ser que no podía
sentir), son un elemento que Beltrán ya había trabajado con estremecedores
resultados en “El cuerpo de Sicrano” texto con el que cierra su ya mencionado
libro de cuentos. En una
entrevista donde se le cuestionó al autor el por qué tomar como eje narrativo
un oficio que venía en desuso como la correspondencia postal y no el mundo de
la red, del ciberespacio; respondió: “Ser deliberadamente pasatista provoca un
extrañamiento en el lector: permite relatar el presente como si estuviera
compuesto por hechos pretéritos y, al mismo tiempo, sugiere el desafío de que
el pasado sigue vivo en eso que creemos lo más real”. Peculiarmente, Beata María
que es el personaje femenino de mayor relevancia es una vidente, es decir,
ciertos actos del futuro son trabajados dentro de la novela como hechos del
pasado. Marioralio obtendrá, a razón
de vivir la existencia de los otros, la capacidad de conocer el futuro. En ese
sentido, es verdaderamente interesante la manera en que Geney Beltrán va
construyendo su arquetipo de héroe, un ser que es capaz de amputarse la mano
derecha por sus ideales y que esa misma amputación, lo distinga de los demás
hombres, digamos una suerte de Jacob después de su lucha contra el ángel. Es
importante mencionar que al igual que el Caballero de la Mancha y Madame
Bovary, Marioralio transforma y trastorna su mundo interior y exterior a partir
de la lectura, en su caso, no es a través de novelas de caballería o amor, sino
de cartas. En fin, la aventura del caudillo tiene su origen en las palabras que
cuentan la historia de los otros.
En esta obra es destacable la cantidad de relatos que se sobreponen
al momento en que Marioralio
abandona su estado pasivo de voyerista y decide involucrarse en la vida de los
verdaderos dueños de las cartas. Así, la gran aventura comienza por pequeñas
cosas, en este caso concreto, abrir un sobre. Por ejemplo, nuestro héroe, frase que se repite
constantemente en la novela y que está construida con los ecos de la novelística
del siglo XIX, inicia su aventura epistolar con una carta dirigida a Helena.
Posteriormente llega hasta la dirección de esa mujer desconocida para descubrir
que ha fallecido y que su amante sigue visitando su departamento. Entonces
Marioralio decide tomar, en este caso no la vida sino la muerte de la mujer, y
escribirle una carta a Omar (su amante) en nombre de ella. Finalmente, los resultados
de tal profanación, cavar en el nombre de los muertos es como cavar en sus
tumbas, tendrán consecuencias fatales en el amante. Este relato que se encuentra dentro de otro relato, es decir,
composición en abismo, plantea
subyacentemente que las criaturas de la imaginación son municiones que impactan
lo real y lo pueden precipitar. Quizá, dicho planteamiento es la dirección de
sentido con mayor peso en Cartas ajenas.
En uno de los últimos capítulos “El
desencanto furioso”, Marioralio imagina: ”La Ciudad y su gente, toda ella
atrapada en la guerra civil incruenta, inmersa en su existencia de capitulación
y mezquindad, viejos y niños, hombres y mujeres que ya nada esperan, ya no
vuelven la mirada hacia ningún lado que no sea el instante inmediato, ése que
les exige ser esclavos obedientes de su hambre, su avaricia, su lujuria, que
los lleva a esconderse a sí mismos la realidad de su penuria propia, su
corrupción íntima, todos ellos sin futuro, sin dioses dentro de sí”. Este
fragmento es una posición crítica ante la decadencia y agotamiento de las
ideologías y las religiones en nuestra época; una radiografía frenética sobre
una sociedad absolutamente depredadora e impúdica. En voz del personaje, el
desencanto se nos presenta como la epidemia del siglo XXI, y donde la liturgia
de la moral es el acto cotidiano de lavarnos las manos frente al mar de cadáveres
y la veloz globalización de la injusticia. Así, Geney, con su personaje
principal, pone el dedo en la llaga una época regida por el ponciopilatismo y
el vasallaje.
Por otro lado, George Steiner señala que la muerte de los dioses deja un
inmenso vacío en los hombres, una nostalgia de absoluto. En Cartas
ajenas, la fabulación del porvenir es una necesidad, precisamente una forma
de llenar los páramos después de los derrumbamientos de la fe.
Estilísticamente, la prosa de Geney, como
él mismo lo ha declarado, tiene muchas influencias que van desde Flaubert,
Macedonio Fernández y Daniel Sada, por mencionar a algunos. Es destacable ver cómo
nuestro autor trabaja la oralidad; incluso, quizá de esa palabra provenga el
nombre de su personaje principal; su prosa se mueve entre los registros de un
profundo monólogo interno, diálogos veloces y las reconstrucciones del habla
cotidiana, es decir, Marioralio puede abandonar una reflexión honda sobre la náusea de la existencia
para mentarle la madre a Poza. Como lo advierten varios de sus críticos, la
sintaxis de esta novela es compleja, incluso podríamos denominarle extraña, y
le exige a su lector un grado de disciplina y concentración; sin embargo, el
libro ofrecerá sus recompensas. Se
intuye que la búsqueda del extrañamiento en el discurso, como la adverbialización
de adjetivos (por cierto uso común en el habla de la gente del campo y la
sierra: siempremente) es reflejo de
una búsqueda paralela en la historia. Es decir, que el lector por una turbación
al lenguaje convencional se intrigue, se desconcierte y se detenga con mayor
atención en lo que se está contando.
Geney arroja esta novela como un cartapacio;
en él, lo lectores encontrarán un personaje cuyo conjunto de características y
transformaciones durante su travesía lo destacan y lo hacen memorable. Un
personaje catalizador de la violencia contenida de los avasallados. A la vez,
la orfandad, las bajas pasiones, los crímenes de estirpe, y otros tantos temas, estarán manteniendo
la tensión dramática entre una revolución que no termina de explotar y la
promesa, casi segura, del caos.
sábado, septiembre 15, 2012
CXCVIII
En ese país acostumbraban lanzar su grito de libertad a medianoche; la luz del día la usaban para vender su democracia a cambio de una despensa.
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