El número nuevo de la revista Luvina (49, invierno 2007-2008), de la Universidad de Guadalajara, incluye mi texto «La inspiración en Julio Manuez», la crónica verdadera de un episodio de esos inquietantes y chuscos que le pasan luego a todo editor.
Bitácora de Geney Beltrán [χe’nɛi bel’tɾan], escritor mexicano (Tamazula, Durango, 1976).
lunes, diciembre 10, 2007
jueves, diciembre 06, 2007
La novela de conocimiento
«La novela de conocimiento después de Musil», texto delgeney publicado este mes de diciembre en la revista Nexos 360. Empieza como reseña de los cuatro tomos de Robert Musil publicados hace pocos meses por Editorial Sexto Piso (Prosa temprana y obras póstumas publicadas en vida) y termina con el alegato incendiario sobre la novela contemporánea. Pase por aquí.
lunes, noviembre 26, 2007
Nellie regresa
Acaba de salir de las prensas el volumen Obra reunida, de Nellie Campobello. Lo edita el Fondo de Cultura Económica y le incluye Cartucho, Las manos de Mamá, Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa, sus poemas y un texto autobiográfico. Es un gusto muy grande ver publicado este libro porque Nellie Campobello es una escritora de primera fila y Cartucho una de las obras mayores de la literatura de nuestra lengua en el siglo XX.
martes, noviembre 13, 2007
Crítica de fin de año
El número 124 de la revista Crítica (noviembre-diciembre), de la Universidad Autónoma de Puebla, incluye mi texto de narrativa «Quedarían atrás y lejos tantas batallas, para siempre». La revista, dirigida por Armando Pinto y Julio Eutiquio Sarabia, ya se consigue en librerías y Sanborn's. He aquí el sumario de este número:
Teresa González Arce, Desmentir la muerte
Arturo Garmendia, La literatura mexicana y el cine
Jorge Fernández Granados, Respuesta a Julián Herbert
Eduardo Chirinos, Teoría de la visión al pie de un poema de Seferis
Carlos A. Aguilera, Para una filosofía del servilismo
Virgilio Piñera, Los siervos
Claudia Posadas, Era el invierno
Gabriel Wolfson, Blanco
Juan Antonio Masoliver, Tabarca
Ígor Severianin, Apuntes sobre Maiakovski
Marco Tulio Aguilera, La historia completa de Ranita
Sonia Hernández, Tres poemas
Geney Beltrán Félix, Quedarían atrás y lejos tantas batallas, para siempre
Idalia Morejón, Dos poemas
Matías Serra Bradford, El arte de apuntar
Alejandro Badillo, La invención del invierno
Verónica Zondek, Marina T.
Miguel Campos Ramos, El mundo no es ancho ni ajeno
José Antonio Martínez Muñoz, Tres poemas
Alejandro Lámbarry, La Bicha
Iván Humanes Bespín, Tres poemas
RESEÑAS
Gabriel Wolfson, sobre Pierre Gascar, El reino vegetal. Traducción de Diana Luz Sánchez.
Rubén Porto Hernández, sobre Domingo Rivero, Yo, a mi cuerpo y otros poemas.
Antonio Ochoa, sobre Eduardo Milán, Sobre la capacidad de dar sombra de ciertos signos como un sauce.
Arturo Garmendia, La literatura mexicana y el cine
Jorge Fernández Granados, Respuesta a Julián Herbert
Eduardo Chirinos, Teoría de la visión al pie de un poema de Seferis
Carlos A. Aguilera, Para una filosofía del servilismo
Virgilio Piñera, Los siervos
Claudia Posadas, Era el invierno
Gabriel Wolfson, Blanco
Juan Antonio Masoliver, Tabarca
Ígor Severianin, Apuntes sobre Maiakovski
Marco Tulio Aguilera, La historia completa de Ranita
Sonia Hernández, Tres poemas
Geney Beltrán Félix, Quedarían atrás y lejos tantas batallas, para siempre
Idalia Morejón, Dos poemas
Matías Serra Bradford, El arte de apuntar
Alejandro Badillo, La invención del invierno
Verónica Zondek, Marina T.
Miguel Campos Ramos, El mundo no es ancho ni ajeno
José Antonio Martínez Muñoz, Tres poemas
Alejandro Lámbarry, La Bicha
Iván Humanes Bespín, Tres poemas
RESEÑAS
Gabriel Wolfson, sobre Pierre Gascar, El reino vegetal. Traducción de Diana Luz Sánchez.
Rubén Porto Hernández, sobre Domingo Rivero, Yo, a mi cuerpo y otros poemas.
Antonio Ochoa, sobre Eduardo Milán, Sobre la capacidad de dar sombra de ciertos signos como un sauce.
lunes, noviembre 12, 2007
Sobre Efrén, en Cuaderno Salmón
En la revista Cuaderno Salmón (número doble, 6/7), de reciente salida al mercado, se incluye mi reseña del primer tomo de las Obras completas de Efrén Hernández, ese gran desconocido.
He aquí el sumario de este número, en el que desafortunadamente se despide su director editorial, Rafael Lemus, quien al lado de David Miklos había venido concretando uno de los proyectos editoriales más valiosos de esta nueva generación.
La imaginación
La memoria y la mano, Edmond Jabès.
Dos muertes, Gustave Flaubert.
Poemas, Julio Trujillo.
Narraturas, Antoine Volodine.
Del malestar de las virtudes, Armando González Torres.
Cantátrix sopranica L., Georges Perec.
La voz
La vida es un gran sueño fracasado.
Entrevista con E. M. Cioran, Verónica Flores.
La reflexión
Leo a Biorges, Álvaro Uribe.
Perec, el escribiente, Vivian Abenshushan.
Edmond Jabès, una escritura inclasificable, Esther Seligson.
Donde la Nada se honra, Gabriel Bernal Granados.
Ortega y Gasset en Argentina: La colonia exasperante, Peter G. Earle.
La escritura como inoculación. La paranoia en William Burroughs, Mayra Luna.
Libros
Geney Beltrán Félix: Obras completas, I, de Efrén Hernández.
Guillermo Núñez Jáuregui: El ombligo del dragón, de Ximena Sánchez Echenique.
David Miklos: Finalmusik, de Justo Navarro.
Ricardo Pohlenz: Ravel, de Jean Echenoz.
Julián Etienne: Reading Writing, de Julien Gracq.
La rebaba
Viñetas de algunos editores franceses, Philippe Ollé-Laprune.
Musofobia, Jorge Harmodio.
Discurso y silencio del teléfono, Brenda Lozano.
Insectos adultos modernos, Óscar Benassini.
Despedida, Rafael Lemus.
Salmonela, La dirección.
La hueva del salmón: Manifiesto de los anónimos.
Ilustraciones: Minorities, de Iñaki Bonillas.
He aquí el sumario de este número, en el que desafortunadamente se despide su director editorial, Rafael Lemus, quien al lado de David Miklos había venido concretando uno de los proyectos editoriales más valiosos de esta nueva generación.
La imaginación
La memoria y la mano, Edmond Jabès.
Dos muertes, Gustave Flaubert.
Poemas, Julio Trujillo.
Narraturas, Antoine Volodine.
Del malestar de las virtudes, Armando González Torres.
Cantátrix sopranica L., Georges Perec.
La voz
La vida es un gran sueño fracasado.
Entrevista con E. M. Cioran, Verónica Flores.
La reflexión
Leo a Biorges, Álvaro Uribe.
Perec, el escribiente, Vivian Abenshushan.
Edmond Jabès, una escritura inclasificable, Esther Seligson.
Donde la Nada se honra, Gabriel Bernal Granados.
Ortega y Gasset en Argentina: La colonia exasperante, Peter G. Earle.
La escritura como inoculación. La paranoia en William Burroughs, Mayra Luna.
Libros
Geney Beltrán Félix: Obras completas, I, de Efrén Hernández.
Guillermo Núñez Jáuregui: El ombligo del dragón, de Ximena Sánchez Echenique.
David Miklos: Finalmusik, de Justo Navarro.
Ricardo Pohlenz: Ravel, de Jean Echenoz.
Julián Etienne: Reading Writing, de Julien Gracq.
La rebaba
Viñetas de algunos editores franceses, Philippe Ollé-Laprune.
Musofobia, Jorge Harmodio.
Discurso y silencio del teléfono, Brenda Lozano.
Insectos adultos modernos, Óscar Benassini.
Despedida, Rafael Lemus.
Salmonela, La dirección.
La hueva del salmón: Manifiesto de los anónimos.
Ilustraciones: Minorities, de Iñaki Bonillas.
jueves, noviembre 01, 2007
Sobre Elizondo, el Grafógrafo
En Nexos de este mes de noviembre aparece mi ensayo «El lugar común del excéntrico», sobre Salvador Elizondo, a partir de la publicación póstuma de su libro Pasado anterior.
sábado, octubre 20, 2007
Blogs y literatura
Antes el camino era más lento y azaroso. Borges volvió su nombre una marca registrada luego de mucho tiempo; el desarrollo de una mitología personal, en la que convivían los barrios de Buenos Aires, su germanofilia, el gusto por la narrativa policial, las sagas islandesas, el desconcierto ante la fama, los espejos, los cuchillos y los tigres, y muchos otros motivos, se fue dando luego de años y libros y desembocó magistralmente en el texto «Borges y yo».
Hoy en día un blog literario, bien administrado, puede conferir una identidad literaria en poco tiempo. Entre la egolatría y la propaganda, la confesión autobiográfica y la exposición de filias y fobias, un blog puede darle una personalidad identificable a su autor, lo que con el tiempo, cuando lleguen los libros publicados, se convertirá acaso en una extensión de la oficina de mercadotecnia. Esto no necesariamente está mal. Lejos de mí la tentación de pontificar puristamente. Incluso me causan una cierta ternura aquellos que descalifican los blogs como promiscuos receptáculos de todo lo malo, lo frívolo y lo perecedero. Una vez escuché a alguien decir que él no leía blogs porque confiaba en los mecanismos de la tradición para saber qué valdría la pena leer y qué no. Los blogs, bajo su óptica, no se contaban entre ellos. Sin embargo, me temo que él confiaba más en los mecanismos de la barcelonesa editorial Anagrama que en los de la uy, tan cacareada tradición.
Porque se olvida que leemos los blogs literarios no como leemos a La Rochefoucauld, a Marco Aurelio o a Ribeyro: los leemos como estrictos coetáneos, a muchos de los autores blogueros los conocemos incluso aunque sea sólo por el mail. La cómplice indulgencia no se finca en una flexibilidad poco provechosa del criterio exigente de lector curtido por la tradición, sino en la ventaja de contar con numerosos corresponsales de la misma época. Es decir: los blogs de hoy, y la comunicación epistolar que se produce a través de los comments o los mails, tienen la misma función que tuvieron los epistolarios de los escritores de antes, quienes necesitaban y buscaban ese diálogo fructífero con sus pares literarios. Así, aclaremos: el blog no es La Obra: es un lugar de diálogo. Y no hay un blog: son en su conjunto una comunidad de intercambios intelectuales (y de otro tipo, claro).
Por esta razón creo que los blogs literarios, aunque deben tener calidad de escritura —y la tienen aquellos que leemos con asiduidad—, nos interesan menos como expresión literaria que como registros y apuntes de las experiencias, gustos, ideas y deseos de los demás escritores con quienes compartimos la época. En los blogs, así, podemos aprender no de asuntos literarios sino de maneras de sobrevivir a nuestra pasión por la literatura. En este sentido, los blogs no son tampoco borradores en sentido estricto: son textos paralelos a la creación de libros. Son literatura, sí, pero leída con el morbo —esa mezcla de envidia y sano interés— con que siempre se lee a los contemporáneos, tan necesarios y difíciles.
Hoy en día un blog literario, bien administrado, puede conferir una identidad literaria en poco tiempo. Entre la egolatría y la propaganda, la confesión autobiográfica y la exposición de filias y fobias, un blog puede darle una personalidad identificable a su autor, lo que con el tiempo, cuando lleguen los libros publicados, se convertirá acaso en una extensión de la oficina de mercadotecnia. Esto no necesariamente está mal. Lejos de mí la tentación de pontificar puristamente. Incluso me causan una cierta ternura aquellos que descalifican los blogs como promiscuos receptáculos de todo lo malo, lo frívolo y lo perecedero. Una vez escuché a alguien decir que él no leía blogs porque confiaba en los mecanismos de la tradición para saber qué valdría la pena leer y qué no. Los blogs, bajo su óptica, no se contaban entre ellos. Sin embargo, me temo que él confiaba más en los mecanismos de la barcelonesa editorial Anagrama que en los de la uy, tan cacareada tradición.
Porque se olvida que leemos los blogs literarios no como leemos a La Rochefoucauld, a Marco Aurelio o a Ribeyro: los leemos como estrictos coetáneos, a muchos de los autores blogueros los conocemos incluso aunque sea sólo por el mail. La cómplice indulgencia no se finca en una flexibilidad poco provechosa del criterio exigente de lector curtido por la tradición, sino en la ventaja de contar con numerosos corresponsales de la misma época. Es decir: los blogs de hoy, y la comunicación epistolar que se produce a través de los comments o los mails, tienen la misma función que tuvieron los epistolarios de los escritores de antes, quienes necesitaban y buscaban ese diálogo fructífero con sus pares literarios. Así, aclaremos: el blog no es La Obra: es un lugar de diálogo. Y no hay un blog: son en su conjunto una comunidad de intercambios intelectuales (y de otro tipo, claro).
Por esta razón creo que los blogs literarios, aunque deben tener calidad de escritura —y la tienen aquellos que leemos con asiduidad—, nos interesan menos como expresión literaria que como registros y apuntes de las experiencias, gustos, ideas y deseos de los demás escritores con quienes compartimos la época. En los blogs, así, podemos aprender no de asuntos literarios sino de maneras de sobrevivir a nuestra pasión por la literatura. En este sentido, los blogs no son tampoco borradores en sentido estricto: son textos paralelos a la creación de libros. Son literatura, sí, pero leída con el morbo —esa mezcla de envidia y sano interés— con que siempre se lee a los contemporáneos, tan necesarios y difíciles.
(Y no, el de la foto no es Borges, claro; es Ribeyro, el protoblogger de Prosas apátridas.)
viernes, octubre 12, 2007
martes, octubre 09, 2007
Dos blogs del noroeste
sábado, agosto 18, 2007
Ge en Laberinto, feliz feliz
Hoy, en el suplemento Laberinto (218) del periódico Milenio Diario, aparece mi texto de narrativa «Leticia y la maldad ajena», cosa que me da mucho gusto.
Y es que sí: hoy es un muy buen día.
Btw: Feliz cumpleaños, Nadia (colega becaria).
lunes, agosto 13, 2007
Miscelánea
La semana pasada muchas cosas me salieron mal (no todas, por supuesto). Entre las positivas (hay una que no comentaré, evidentemente), estuvo el encontrarme con dos grandes amigos: César Silva, narrador y doblemente poeta, y Luis Guillermo Robles, editor hermano con quien hacía rato no platicaba. Luis Guillermo, quien vive en la Del Valle, me prestó una novelita de Ivo Andric (la "c" lleva acento pero no lo hallo) que devoraré estos mismos días. A este autor lo leí gracias a mi carnal Paco Alcaraz, que me prestó Un puente sobre el Drina y Crónica de Travnik.
*
Ahora que regresé de Culiacán (hace rato, de hecho, que regresé de Culiacán: unos 20 días), traje bastante machaca, chilorio y chorizo súper. Ah, y un queso ranchero de El Carrizalejo. Y me he dedicado a cocinar. Una receta que cada vez me queda mejor es el choriqueso con papas. Anoche lo preparé de nuevo y, sí, la diferencia la hace el queso, que cada vez está más bueno, ya no tan fresco.
*
"Eres aglutinante", me dijo mi tarotista personal hace poco. No, digamos, me sentí como el alemán o el náhuatl. Pero se refería a que tiendo a reunir gente dispar. Y he ahí una definición del editor: aglutinar hospitalariamente las voces de los demás, a veces enfrentadas. Esto respondería a la crítica de Letras Libres, en pluma de Noé Cárdenas, a la compilación El hacha puesta en la raíz, que con Verónica Murguía publiqué en Tierra Adentro el año pasado. Por cierto, esta reseña de junio no la comenté en este noblogcito porque se publicó, muy adhocmente, cuando me estaba separando y mudando. Uf, tiempos difíciles. Hoy, más tranquilo. Vivo por un rumbo que me gusta mucho, estoy cocinando seguido, leo y escribo a raudales (no tanto, alas!, como quisiera) y... en fin, me irá mejor aún, espero.
*
Ahora que regresé de Culiacán (hace rato, de hecho, que regresé de Culiacán: unos 20 días), traje bastante machaca, chilorio y chorizo súper. Ah, y un queso ranchero de El Carrizalejo. Y me he dedicado a cocinar. Una receta que cada vez me queda mejor es el choriqueso con papas. Anoche lo preparé de nuevo y, sí, la diferencia la hace el queso, que cada vez está más bueno, ya no tan fresco.
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"Eres aglutinante", me dijo mi tarotista personal hace poco. No, digamos, me sentí como el alemán o el náhuatl. Pero se refería a que tiendo a reunir gente dispar. Y he ahí una definición del editor: aglutinar hospitalariamente las voces de los demás, a veces enfrentadas. Esto respondería a la crítica de Letras Libres, en pluma de Noé Cárdenas, a la compilación El hacha puesta en la raíz, que con Verónica Murguía publiqué en Tierra Adentro el año pasado. Por cierto, esta reseña de junio no la comenté en este noblogcito porque se publicó, muy adhocmente, cuando me estaba separando y mudando. Uf, tiempos difíciles. Hoy, más tranquilo. Vivo por un rumbo que me gusta mucho, estoy cocinando seguido, leo y escribo a raudales (no tanto, alas!, como quisiera) y... en fin, me irá mejor aún, espero.
miércoles, agosto 08, 2007
Número 5 de Cuaderno Salmón
Sumario.
La imaginación:
Tres poemas de Tedi López Mills; Florencia en la Habana de Héctor Manjarrez; Agua corriente de Antonio Ortuño; Siete poemas de Juan Carlos Bustriazo; La pajarera de Nicolás Cabral; Cinco poemas de Eduardo Milán; El mensajero de Jesús Gardea.
La voz:
La literatura como antídoto: Entrevista con Susan Sontag de Graciela Speranza; Decir el mundo. Entrevista con Jesús Gardea de Daniela Tarazona y Joan M. Puig.
La reflexión:
Los castillos en el aire de Ludwig de Claudio Magris; Los periodos de Novo de Guillermo Sheridan; Sobre Jesús Gardea de Christopher Domínguez Michael; Juan Carlos Bustriazo Ortiz, el archimítico de Hernán Bravo Varela.
Libros:
Antonio Ortuño y Fernando Lanz reseñan Los ejércitos de Evelio Rosero; Luigi Amara reseña El Gran Vidrio de Mario Bellatin; Nadia Villafuerte reseña Pieza única de Milorad Pavić; Luis Jorge Boone reseña Cabaret Provenza de Luis Felipe Fabre; Guillermo Núñez Jáuregui reseña Pasado anterior de Salvador Elizondo. Además, la Redacción da algunas Noticias Editoriales.
La rebaba:
Defensa del capricho de María Lebedev; El valle no tiene casode Alejandro Páez; La clase de danza de Lorena Marrón; Apocalypse 1900, una obra de arte secreta de Gerardo Villegas. Además, la Salmonela de la Redacción. Y Sociedades de convivencia de Margo Glantz en La Hueva del Salmón.
Ilustraciones de Demián Flores.
lunes, agosto 06, 2007
Sobre Prieto
El sábado pasado se publicó en el suplemento Hoja por Hoja "Un diamante falso", reseña mía de la novela Rex, de José Manuel Prieto. El enlace, aquí.
jueves, julio 05, 2007
La doble raíz / Grazia Shapkareva
En Nexos 355, de este mes de julio, aparece mi ensayo breve «La doble raíz», una reflexión seriesona en torno de la escritura y la sociedad.
Y en la Gaceta del Fondo de Cultura Económica también de este mes de julio figura mi texto de narrativa «La novela de Grazia Shapkareva».
miércoles, mayo 30, 2007
Martínez Rivas
Porque son muchos los poetas jóvenes que antaño han muerto.
A través de los siglos se saludan y oímos
encenderse sus voces como gallos remotos
que desde el fondo de la noche se llaman y responden.
A través de los siglos se saludan y oímos
encenderse sus voces como gallos remotos
que desde el fondo de la noche se llaman y responden.
Poco sabemos de ellos: que fueron jóvenes
y hollaron con sus pies esta tierra. Que supieron tocar algún instrumento.
Que sintieron sobre sus cabezas el aire del mar
y contemplaron las colinas. Que amaron a una muchacha
y a este amor se aferraron al extremo de olvidarse de ellas.
Que todo esto lo escribían hasta muy tarde, corrigiéndolo mucho,
pero un día murieron. Y ya sus voces se encienden en la noche.
Carlos Martínez Rivas, «Canto fúnebre a la muerte de Joaquín Pasos», en La insurrección solitaria
y hollaron con sus pies esta tierra. Que supieron tocar algún instrumento.
Que sintieron sobre sus cabezas el aire del mar
y contemplaron las colinas. Que amaron a una muchacha
y a este amor se aferraron al extremo de olvidarse de ellas.
Que todo esto lo escribían hasta muy tarde, corrigiéndolo mucho,
pero un día murieron. Y ya sus voces se encienden en la noche.
Carlos Martínez Rivas, «Canto fúnebre a la muerte de Joaquín Pasos», en La insurrección solitaria
lunes, mayo 07, 2007
Sobre Nellie
Acaba de aparecer el número 4 de la revista Cuaderno Salmón. Incluye, entre muchos otros textos de mayor interés, mi ensayo «El coraje de un fantasma», sobre la escritora mexicana Nellie Campobello, de quien el Fondo de Cultura Económica está por publicar un cuantioso volumen de obra reunida.
Posteo aquí el comienzo de mi ensayo:
Nellie Campobello es un fantasma. Literalmente.
Me cuenta su sobrino Carlos: veinte años después de su muerte, una Nellie invisible vuelve del Más Allá y hace perdidizos expedientes, reúne a personas distantes merced a un azar sospechoso, se obstina en que el número 7 presida siempre las cosas que la atañen —números de oficios, de contratos, de teléfono— y trabaja, paso a paso, contra el olvido que sufre y la brutalidad que la llevó a la muerte.
Nacida en la norteña Villa Ocampo, en Durango, en al parecer 1900, Nellie murió en circunstancias espantosas hacia agosto de 1986. Conocidos suyos se aprovecharon de su confianza y la secuestraron. Para entonces, muchos de sus amigos y parientes habían muerto. Era una figura destacada de la danza mexicana; además, poseía una muy rica colección de arte mexicano. Las versiones señalan que sus captores la mantuvieron alcoholizada y drogada, que la hicieron sufrir de hambre y violencias para que firmara documentos con los cuales entregaba sus bienes. Su muerte no vino a ser conocida y confirmada sino hasta 1999. Aún no se ha castigado a sus secuestradores y asesinos: tampoco han logrado recuperarse sus propiedades.
Pero veinte años después de su muerte, Nellie regresa, también, a la literatura. En 2007 el Fondo de Cultura Económica publica su Obra reunida: Cartucho, su libro mayor (1931), Las manos de Mamá (1937), los Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa (1940), sus poemas y el ensayo autobiográfico que sirvió de prólogo a la edición de Mis libros, de 1960.
Nellie regresa a las letras mexicanas, pero habría que decir, en honor a la exactitud, que escasamente ha estado antes. Nellie es un fantasma en nuestra literatura. Se le ha leído poco debido a que sus apariciones han sido infrecuentes: apenas se le ha publicado. Cartucho, por ejemplo, ha conocido sólo seis ediciones en 75 años. Tan es así que la recopilación canónica de la cultura nacional del siglo XX, Lecturas Mexicanas, no lo incluye —y da pena decirlo— en ninguna de sus cuatro series. Tampoco figura en la nómina de clásicos hispanoamericanos de la colección Archivos.
Ella misma, acaso, contribuyó a su presencia mínima: cedió el terreno muy pronto. Y lo digo porque, si bien hay testimonios de una continuada escritura, ante la recepción pobre de sus dos tomos de narrativa Nellie —luego de la reunión de su obra en Mis libros— ya nunca publicó otro título. No insistió más: y el prólogo a ese volumen de 1960 constituiría no sólo una recapitulación de su escritura sino también, asumo, la última llamada a la crítica y los lectores. Una llamada, no obstante, que se quedó sin respuesta.
Aunque, con todo, demos lugar a un matiz: hubo ciertas voces —digamos: Martín Luis Guzmán, Ermilo Abreu Gómez, Antonio Castro Leal, Emmanuel Carballo— que aplaudieron la dignidad de sus textos, pero esos dictámenes no lograron contravenir finalmente el ayuno editorial.
Ahora, se supone que los buenos libros se defienden solos. ¿Qué sucedió en este caso? ¿Por qué no ingresó la obra de Nellie Campobello al canon reconocido de nuestra literatura? Fernando Tola de Habich habla de ninguneo. Especulo, preciso: a la misoginia —lugar común en la conducta de los escritores— se habría aliado el desinterés del crítico a siquiera hojear la obra de una bailarina célebre que hacía sus pininos, previsiblemente fallidos, en el terreno de las letras, pues el sólo-escritor tiende a desconfiar de la múltiple ambición de un artista del Renacimiento. Quizá, también, el hecho de haber publicado tan poco y luego nada: al abdicar a la constancia en los estantes de las librerías con nuevos títulos, la misma Nellie pudo haber colaborado a que el crítico o el estudioso, sin leerlos, catalogase Cartucho y Las manos de Mamá como pecados de juventud a los que se habrá de compadecer con el olvido.
Pero el tiempo pasa: nuevas generaciones, otras circunstancias exigen periódicamente una redefinición del canon. Y hoy, de mayor pertinencia que discernir por qué la obra de Nellie no interesó en su momento (situación, entiendo, ya no corregible), es volver a sus páginas y examinar la validez de su lectura en los inicios negros de este milenio. ¿Cuál es el lugar de Nellie y, sobre todo, de Cartucho, su obra principal, en la literatura mexicana?
Me cuenta su sobrino Carlos: veinte años después de su muerte, una Nellie invisible vuelve del Más Allá y hace perdidizos expedientes, reúne a personas distantes merced a un azar sospechoso, se obstina en que el número 7 presida siempre las cosas que la atañen —números de oficios, de contratos, de teléfono— y trabaja, paso a paso, contra el olvido que sufre y la brutalidad que la llevó a la muerte.
Nacida en la norteña Villa Ocampo, en Durango, en al parecer 1900, Nellie murió en circunstancias espantosas hacia agosto de 1986. Conocidos suyos se aprovecharon de su confianza y la secuestraron. Para entonces, muchos de sus amigos y parientes habían muerto. Era una figura destacada de la danza mexicana; además, poseía una muy rica colección de arte mexicano. Las versiones señalan que sus captores la mantuvieron alcoholizada y drogada, que la hicieron sufrir de hambre y violencias para que firmara documentos con los cuales entregaba sus bienes. Su muerte no vino a ser conocida y confirmada sino hasta 1999. Aún no se ha castigado a sus secuestradores y asesinos: tampoco han logrado recuperarse sus propiedades.
Pero veinte años después de su muerte, Nellie regresa, también, a la literatura. En 2007 el Fondo de Cultura Económica publica su Obra reunida: Cartucho, su libro mayor (1931), Las manos de Mamá (1937), los Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa (1940), sus poemas y el ensayo autobiográfico que sirvió de prólogo a la edición de Mis libros, de 1960.
Nellie regresa a las letras mexicanas, pero habría que decir, en honor a la exactitud, que escasamente ha estado antes. Nellie es un fantasma en nuestra literatura. Se le ha leído poco debido a que sus apariciones han sido infrecuentes: apenas se le ha publicado. Cartucho, por ejemplo, ha conocido sólo seis ediciones en 75 años. Tan es así que la recopilación canónica de la cultura nacional del siglo XX, Lecturas Mexicanas, no lo incluye —y da pena decirlo— en ninguna de sus cuatro series. Tampoco figura en la nómina de clásicos hispanoamericanos de la colección Archivos.
Ella misma, acaso, contribuyó a su presencia mínima: cedió el terreno muy pronto. Y lo digo porque, si bien hay testimonios de una continuada escritura, ante la recepción pobre de sus dos tomos de narrativa Nellie —luego de la reunión de su obra en Mis libros— ya nunca publicó otro título. No insistió más: y el prólogo a ese volumen de 1960 constituiría no sólo una recapitulación de su escritura sino también, asumo, la última llamada a la crítica y los lectores. Una llamada, no obstante, que se quedó sin respuesta.
Aunque, con todo, demos lugar a un matiz: hubo ciertas voces —digamos: Martín Luis Guzmán, Ermilo Abreu Gómez, Antonio Castro Leal, Emmanuel Carballo— que aplaudieron la dignidad de sus textos, pero esos dictámenes no lograron contravenir finalmente el ayuno editorial.
Ahora, se supone que los buenos libros se defienden solos. ¿Qué sucedió en este caso? ¿Por qué no ingresó la obra de Nellie Campobello al canon reconocido de nuestra literatura? Fernando Tola de Habich habla de ninguneo. Especulo, preciso: a la misoginia —lugar común en la conducta de los escritores— se habría aliado el desinterés del crítico a siquiera hojear la obra de una bailarina célebre que hacía sus pininos, previsiblemente fallidos, en el terreno de las letras, pues el sólo-escritor tiende a desconfiar de la múltiple ambición de un artista del Renacimiento. Quizá, también, el hecho de haber publicado tan poco y luego nada: al abdicar a la constancia en los estantes de las librerías con nuevos títulos, la misma Nellie pudo haber colaborado a que el crítico o el estudioso, sin leerlos, catalogase Cartucho y Las manos de Mamá como pecados de juventud a los que se habrá de compadecer con el olvido.
Pero el tiempo pasa: nuevas generaciones, otras circunstancias exigen periódicamente una redefinición del canon. Y hoy, de mayor pertinencia que discernir por qué la obra de Nellie no interesó en su momento (situación, entiendo, ya no corregible), es volver a sus páginas y examinar la validez de su lectura en los inicios negros de este milenio. ¿Cuál es el lugar de Nellie y, sobre todo, de Cartucho, su obra principal, en la literatura mexicana?
sábado, mayo 05, 2007
Sobre Steiner / Tijuana
En el número de mayo de la revista Nexos aparece mi texto «Steiner o la tradición como disidencia», una reflexión sobre Los logócratas y en general sobre varias ideas de George Steiner en torno de la tradición literaria.
Estuve en Tijuana el jueves para la presentación de El hacha puesta en la raíz, la compilación de ensayistas jóvenes que realizamos Verónica Murguía y yo para el Fondo Tierra Adentro en 2006. Mayra Luna hizo unos comentarios muy brillantes y yo me dediqué a perorar sobre cosas sin sentido. Al salir, caí en la cuenta de que, muy tonto, no postée en el blog la noticia de la presentación, para que mis numerosos lectores de Tijuana asistieran. Todo estuvo bien, por suerte. Conocí a Karla Martínez, Amaranta Caballero y Rafa Saavedra, y la pasamos muy bien después en el Dandy del Sur.
martes, abril 24, 2007
Voto a favor
Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI (y eso que sólo las teiboleras y los delincuentes se cambiaban el nombre), no es una figura religiosa. Es un jefe de Estado. El Vaticano tiene relaciones diplomáticas con México. Pero Ratzinger, alias Su Santidad (¿quién le puso ese apodo?, ¿a poco se lo cree?), se asume superior a cualquier ley; el simple membrete de “jefe de Estado” le queda chico. Por eso, fijó una postura política ante asuntos de salud pública de la ciudad de México, sobre los cuales sólo pueden decidir los ciudadanos capitalinos a través de sus representantes, elegidos por la vía democrática (¿cómo eligieron a Ratzinger para gobernar del Vaticano?).
Así, el director de un Estado declaradamente misógino (en el Vaticano las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales ni derechos políticos que los hombres) se siente con la autoridad para decirnos qué hacer o qué no hacer, si se da o no se da a las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. Lástima Herr Ratzinger. Los tiempos han cambiado.
En días como éste sí da orgullo vivir en la ciudad más progresista del país.
Así, el director de un Estado declaradamente misógino (en el Vaticano las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales ni derechos políticos que los hombres) se siente con la autoridad para decirnos qué hacer o qué no hacer, si se da o no se da a las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. Lástima Herr Ratzinger. Los tiempos han cambiado.
En días como éste sí da orgullo vivir en la ciudad más progresista del país.
sábado, abril 21, 2007
Becas, coreanos y encuestas
Ya vi por ahí la convocatoria del programa de becas para jóvenes escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas. Prometo postearla aquí apenas tenga el texto completo. Cierra el 29 de junio de 2007 y siguen siendo 10,000 pesos mensuales. El ciclo empezará el primero de octubre.
Yo insto a los escritores del norte a participar. No tengo nada contra los escritores chilangos (yo casi lo soy ya, o en todo caso soy culichilango, sinalodefeño, provincapitalino, lo cual no me incomoda en nada: “no soy del tipo nostálgico que chilla”). Pero sugiero a los muchachos del norte pedir la beca: la experiencia vale mucho la pena. No, de veras. Es como tener un estudio pero sin pagar renta: más bien, te pagan para escribas. Y no un discurso para Elba Esther, ni el guión de una telenovela con Anahí: tu libro. Y no, el D.F. no es más ni menos abominable que nuestras ciudades: véanme a mí, era un mocoso ñengo de 17 por quien nadie apostaba que sobreviviría a la chilangada y ya llevo 13 años en esta bonita ciudad. El esmog me ha vuelto un poco lerdo, sí, pero nada grave: mi primer librín de narrativa saldrá en agosto. Además, ya he visto que hay dos tipos de norteños-afincados-en-el-DF: los apocalípticos y los integrados. La diferencia consiste en que los segundos aceptan probar los mixiotes, las quesadillas de huitlacoche y los chinicuiles, además de que no se colapsan ni hacen caras si los llevan a pasear a la Facultad de Filosofía de la UNAM. Los apocalípticos se la quieren vivir en malls comiendo hamburguesas. Además, no toleran el olor a mariguana en los pasillos de la Facultad, ni a sobaco sudado en el metro, y envían a la Asamblea Legislativa una iniciativa de ley que obligue a todos los ciudadanos al baño diario (pies y genitales incluidos), so pena de verse negado el ingreso al metrobús, los microbuses, el metro, la Fundación y la Facultad.
Pero regreso al tema de las becas. Yo había pensado en poner una consultoría para solicitantes rechazados varios veces (tengo experiencia en eso). Pero sería desleal, ¿no?
O la verdad no sé. Hay muchas más cosas que no sé últimamente. ¿Qué está pasando en este mundo? Un coreano mata 30 gringos y la gente se horroriza. ¡Pero si son sólo 30!, yo digo. ¡Quedan 250 millones todavía! Mientras, Bush mata iraquíes como si fueran moscas, y los gringos no entienden luego por qué los odiamos. Claro, los mismos iraquíes se encargan de matarse entre sí. Y acá, siguen las balaceras entre narcos. ¡Hasta Nexos saca su encuesta! Yo habría propuesto, ya hablando seriamente, hacer la encuesta siguiente: las mejores novelas mexicanas publicadas después de Pedro Páramo. Y que estén a la altura de. Y un requisito: que se hayan reeditado mínimo en los últimos cinco años. Para que no me vengan con sus ocurrencias de novelas que nadie conoce, que publicó Joaquín Mortiz a finales de los 70, cuando don Joaquín Padre ya estaba chocheando y sacaba cada cosa. Así no habría en la lista novelas de la autoría, muy probablemente, de su propio votante. Porque no entiendo que 79 novelas hayan sido votadas. ¡79 grandes novelas en 30 años! ¡Atención, editoriales prestigiadas de Europa, ya despierten! ¿Cómo no se han fijado en tantos tesoros escondidos, tantos secretos mejor guardados de nuestra literaturita mexicanita?
Reitero: no entiendo nada. Demasiada frivolidad y tontera. Y lo peor es que me había propuesto no hablar en este blog de los temas de moda: el coreanito resentido de Virginia y la encuesta de Nexos. ¡Qué débil es la carne!
Yo insto a los escritores del norte a participar. No tengo nada contra los escritores chilangos (yo casi lo soy ya, o en todo caso soy culichilango, sinalodefeño, provincapitalino, lo cual no me incomoda en nada: “no soy del tipo nostálgico que chilla”). Pero sugiero a los muchachos del norte pedir la beca: la experiencia vale mucho la pena. No, de veras. Es como tener un estudio pero sin pagar renta: más bien, te pagan para escribas. Y no un discurso para Elba Esther, ni el guión de una telenovela con Anahí: tu libro. Y no, el D.F. no es más ni menos abominable que nuestras ciudades: véanme a mí, era un mocoso ñengo de 17 por quien nadie apostaba que sobreviviría a la chilangada y ya llevo 13 años en esta bonita ciudad. El esmog me ha vuelto un poco lerdo, sí, pero nada grave: mi primer librín de narrativa saldrá en agosto. Además, ya he visto que hay dos tipos de norteños-afincados-en-el-DF: los apocalípticos y los integrados. La diferencia consiste en que los segundos aceptan probar los mixiotes, las quesadillas de huitlacoche y los chinicuiles, además de que no se colapsan ni hacen caras si los llevan a pasear a la Facultad de Filosofía de la UNAM. Los apocalípticos se la quieren vivir en malls comiendo hamburguesas. Además, no toleran el olor a mariguana en los pasillos de la Facultad, ni a sobaco sudado en el metro, y envían a la Asamblea Legislativa una iniciativa de ley que obligue a todos los ciudadanos al baño diario (pies y genitales incluidos), so pena de verse negado el ingreso al metrobús, los microbuses, el metro, la Fundación y la Facultad.
Pero regreso al tema de las becas. Yo había pensado en poner una consultoría para solicitantes rechazados varios veces (tengo experiencia en eso). Pero sería desleal, ¿no?
O la verdad no sé. Hay muchas más cosas que no sé últimamente. ¿Qué está pasando en este mundo? Un coreano mata 30 gringos y la gente se horroriza. ¡Pero si son sólo 30!, yo digo. ¡Quedan 250 millones todavía! Mientras, Bush mata iraquíes como si fueran moscas, y los gringos no entienden luego por qué los odiamos. Claro, los mismos iraquíes se encargan de matarse entre sí. Y acá, siguen las balaceras entre narcos. ¡Hasta Nexos saca su encuesta! Yo habría propuesto, ya hablando seriamente, hacer la encuesta siguiente: las mejores novelas mexicanas publicadas después de Pedro Páramo. Y que estén a la altura de. Y un requisito: que se hayan reeditado mínimo en los últimos cinco años. Para que no me vengan con sus ocurrencias de novelas que nadie conoce, que publicó Joaquín Mortiz a finales de los 70, cuando don Joaquín Padre ya estaba chocheando y sacaba cada cosa. Así no habría en la lista novelas de la autoría, muy probablemente, de su propio votante. Porque no entiendo que 79 novelas hayan sido votadas. ¡79 grandes novelas en 30 años! ¡Atención, editoriales prestigiadas de Europa, ya despierten! ¿Cómo no se han fijado en tantos tesoros escondidos, tantos secretos mejor guardados de nuestra literaturita mexicanita?
Reitero: no entiendo nada. Demasiada frivolidad y tontera. Y lo peor es que me había propuesto no hablar en este blog de los temas de moda: el coreanito resentido de Virginia y la encuesta de Nexos. ¡Qué débil es la carne!
jueves, abril 19, 2007
Elizondo
"...nada nos obliga a convertir nuestra vida interior en mala prosa."
Salvador Elizondo, Camera lucida
Salvador Elizondo, Camera lucida
jueves, abril 12, 2007
Derrame de bilis
Calderón (el dibujantito, no el presidentito) publicó hoy en Reforma un cartón repugnante. (Sí, sí, ya sé, quién me manda andar leyendo ese periódico fascista.) En ese cartón, Paulina, la niña violada en Baja California a quien se le negó el aborto, aparece reiterando las palabras que dice en su spot de estos días: “A mí y a mi familia también nos hubiera gustado que nos dejaran decidir”. Pero (y he aquí la gracejada corriente de Calderón) a su derecha se ve a su bebé levantando la mano: “Por lo que a mí respecta, muchas gracias”.
Este razonamiento misógino de Calderón es similar al de uno de los anuncios que esa organización antiabortista, denmechance.org, ha desplegado en las calles de la ciudad: “Si para el violador no hay pena de muerte, ¿por qué para su hijo sí?”
Es decir: aquí la mujer no importa. Tanto la caricatura nefasta de Calderón como el anuncio ése que menciono consideran que la mujer es un receptáculo de semen cuya función es parir niños. La mujer vale madres, literalmente. Estos mochos cagados y doblemoralinos defienden el derecho de un óvulo fecundado a llegar a ser humano por encima del derecho de un ser humano ya formado y consciente a decidir sobre su propio cuerpo. Se fijan sólo en el hijo, independientemente de las circunstancias en que haya sido engendrado y, peor aún, en las que vivirá. La mujer, según ellos, no es sino un útero.
La derecha, entonces, dice defender la existencia de un óvulo fecundado; pero esa misma derecha se desentiende del niño apenas nace: no hay un buen sistema de educación pública, no hay seguridad en las calles y a veces ni en los hogares, no hay servicios médicos de calidad, no hay oportunidades dignas de empleo ni de vivienda, no hay... no hay nada. Óvulos fecundados, dice la derecha, ésos sí son importantes. Y los niños sólo importarán si, años después, aceptan salarios miserables y pagan los impuestos que no pagan los multimillonarios y sus empresas fraudulentas.
Este manoseo ya me está hartando, porque lo que se debate es despenalizar el aborto en las 12 primeras semanas de gestación, de acuerdo a la decisión de la mujer sin tener que alegar porqués. El aborto ya es legal por violación y por razones de salud. Y a nadie se le obliga a abortar. ¿Entonces? ¿Cuál es la necedad de la derecha? Decir pendejadas, por lo visto. Son muy duchos en eso. Pero si ahí se quedaran, no habría bronca. Porque el problema, lo sabemos, va más allá: no sólo las dicen. Y saben muy bien que sólo con un golpe de Estado a la pinochet podrán imponer medidas regresivas a las leyes liberales que ya son válidas en la ciudad de México, urbe, con todo, progresista y de libertades.
Este razonamiento misógino de Calderón es similar al de uno de los anuncios que esa organización antiabortista, denmechance.org, ha desplegado en las calles de la ciudad: “Si para el violador no hay pena de muerte, ¿por qué para su hijo sí?”
Es decir: aquí la mujer no importa. Tanto la caricatura nefasta de Calderón como el anuncio ése que menciono consideran que la mujer es un receptáculo de semen cuya función es parir niños. La mujer vale madres, literalmente. Estos mochos cagados y doblemoralinos defienden el derecho de un óvulo fecundado a llegar a ser humano por encima del derecho de un ser humano ya formado y consciente a decidir sobre su propio cuerpo. Se fijan sólo en el hijo, independientemente de las circunstancias en que haya sido engendrado y, peor aún, en las que vivirá. La mujer, según ellos, no es sino un útero.
La derecha, entonces, dice defender la existencia de un óvulo fecundado; pero esa misma derecha se desentiende del niño apenas nace: no hay un buen sistema de educación pública, no hay seguridad en las calles y a veces ni en los hogares, no hay servicios médicos de calidad, no hay oportunidades dignas de empleo ni de vivienda, no hay... no hay nada. Óvulos fecundados, dice la derecha, ésos sí son importantes. Y los niños sólo importarán si, años después, aceptan salarios miserables y pagan los impuestos que no pagan los multimillonarios y sus empresas fraudulentas.
Este manoseo ya me está hartando, porque lo que se debate es despenalizar el aborto en las 12 primeras semanas de gestación, de acuerdo a la decisión de la mujer sin tener que alegar porqués. El aborto ya es legal por violación y por razones de salud. Y a nadie se le obliga a abortar. ¿Entonces? ¿Cuál es la necedad de la derecha? Decir pendejadas, por lo visto. Son muy duchos en eso. Pero si ahí se quedaran, no habría bronca. Porque el problema, lo sabemos, va más allá: no sólo las dicen. Y saben muy bien que sólo con un golpe de Estado a la pinochet podrán imponer medidas regresivas a las leyes liberales que ya son válidas en la ciudad de México, urbe, con todo, progresista y de libertades.
La Rochefoucauld y Mijail en TextoS
TextoS, la revista dirigida por el gran Enrique Martínez Pérez, germanófilo entrañable y culichi sui géneris, y editada por Francisco Alcaraz, poeta tocado por la gracia y muy querido amigo, publica en su número doble 23/24 un puñado generoso de las Máximas de La Rochefoucauld en traducción imberbe delgeney. Y, entre otros escritos de gran interés, figuran en las páginas 193-196 poemas de mi compa el Mijail Lamas, también culichi y también precario de la Fundacha.
TextoS es una revista muy cercana a mi corazón; es estrictamente literaria, se edita en Culiacán, mi tierra apátrida, y tiene una vocación universal: ha sido siempre muy hospitalaria a la literatura traducida de distintas épocas. Cosa rara, pues ya cruzó los seis años de existencia y está por sacar el número 25. Aplausos, insisto.
miércoles, abril 11, 2007
Ensayo virulento en la Luvina de esta primavera
La revista Luvina, de la Universidad de Guadalajara, en su número 46 (primavera de 2007) publica mi ensayo «Para qué la crítica en tiempos del ultraje», una diatriba vitriólica sobre la escritura académica. Aclaro: no es el único ensayo que publica la revista en este número, faltaba más: pero menciono el mío porque uno siempre siente debilidad por sus criaturas.
miércoles, marzo 28, 2007
Marcha
En un sentido estricto, nadie querría que existiera la problemática del aborto. Entre el derecho de una mujer a decidir sobre su maternidad y el supuesto derecho de una célula a desarrollarse hasta nacer, tenemos un terreno abonado para la posición dogmática. Sólo que nuestra época de libertades individuales no acepta dogmas colectivos. Así, hay quienes están en contra de que una mujer, en cualquier circunstancia, aborte, incluso si su propia vida está en peligro. En cambio, hay quienes estamos a favor de que quien desee tener un hijo lo tenga, quien desee darlo en adopción lo dé, y quien quiera interrumpir su embarazo lo haga y encuentre las condiciones sanitarias básicas que no pongan en riesgo su salud. Una posición liberal sería quizá acusada de dogmática; no lo es porque no obliga a nadie a hacer nada que vaya en contra de sus convicciones o sus deseos. Y si lo es, la enuncio así: la mujer, y no la naturaleza ni dios, es la dueña de su cuerpo; la maternidad es un accidente y no la esencia de la vida de una mujer.
Pueden comprenderse, mas no compartirse ni justificarse, las expresiones dogmáticas de la iglesia y la derecha: pero mientras el presidente de la república y el cardenal primado de México no tengan un útero, sería adecuado que escucharan las voces de quienes sí lo tienen, y de que prestaran atención a las cifras que hablan de miles de mujeres pobres que mueren o sufren daños irreparables en su salud debido a un aborto practicado en condiciones insalubles por gentes sin escrúpulos.
Por esta razón, estoy a favor de la despenalización del aborto.
Habrá una marcha para apoyar la Iniciativa de Ley de Aborto en el Distrito Federal. La cita es el próximo jueves 29 de marzo, a las 16:00 hrs., el recorrido será del Hemiciclo a Juárez a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Pueden comprenderse, mas no compartirse ni justificarse, las expresiones dogmáticas de la iglesia y la derecha: pero mientras el presidente de la república y el cardenal primado de México no tengan un útero, sería adecuado que escucharan las voces de quienes sí lo tienen, y de que prestaran atención a las cifras que hablan de miles de mujeres pobres que mueren o sufren daños irreparables en su salud debido a un aborto practicado en condiciones insalubles por gentes sin escrúpulos.
Por esta razón, estoy a favor de la despenalización del aborto.
Habrá una marcha para apoyar la Iniciativa de Ley de Aborto en el Distrito Federal. La cita es el próximo jueves 29 de marzo, a las 16:00 hrs., el recorrido será del Hemiciclo a Juárez a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
lunes, marzo 26, 2007
Editores y utopías
Mi querido amigo Luis Guillermo Robles, antes conocido como El Groucho (ya no lo es: perdió bigote y lentes), me recomendó este blog de Leroy Gutiérrez, de Caracas, sobre edición. Muy, muy interesante.
Soy un apasionado de los temas editoriales. La otra vez ni caso le hice a una deliciosa arrachera en El Asado Argentino, aquí en la colonia Juárez, por perorar vehementemente sobre editoriales, catálogos, títulos, autores, etcétera. Cuando el mesero me retiró el plato me di cuenta de que apenas si había comido, los demás ya iban en el café y yo tenía la garganta seca de tanto hablar y hablar. El problema: me hundo en utopías. Mi utopía es una editorial de catálogo.
Soy un apasionado de los temas editoriales. La otra vez ni caso le hice a una deliciosa arrachera en El Asado Argentino, aquí en la colonia Juárez, por perorar vehementemente sobre editoriales, catálogos, títulos, autores, etcétera. Cuando el mesero me retiró el plato me di cuenta de que apenas si había comido, los demás ya iban en el café y yo tenía la garganta seca de tanto hablar y hablar. El problema: me hundo en utopías. Mi utopía es una editorial de catálogo.
lunes, marzo 19, 2007
Dibújame una vaca
Andrea y yo fuimos a ver ayer la obra de teatro de títeres Dibújame una vaca, de Amaranta Leyva, presentada por el grupo Marionetas de la Esquina. Andi se la pasó carcajada tras carcajada. La obra es definitivamente muuuuy buena; además, tiene sus partes de seria y triste emotividad que a nadie, niño ni adulto, dejan indiferentes. Está en el Teatro Wilberto Cantón (José María Velasco 59, colonia San José Insurgentes, México, D.F.), los domingos a las 13:00 horas. Tel. 5593 8334.
viernes, marzo 16, 2007
sábado, marzo 10, 2007
Entrada 228
Por primera vez en mi vida me dedico de tiempo completo a escribir. Acostumbrado a trabajos de oficina y horarios de 9 a 6, he escrito lo que he escrito en las noches, los fines de semana, robándole horas al sueño y fuerzas al cansancio. Eso duró más de siete años, desde que terminé la carrera, regresé de Canadá y terminé mi tesis. Del 99 al 2006. La década de los 20 se me fue, pues, en escritorios y con empleos de Gutierritos. Aprendí mucho. Sobre todo, que la frustración es necesaria para el escritor. Frustrarse por no tener tiempo suficiente para escribir engendra la paciencia, pone a prueba la vocación, acelera el arraigo con los temas privados. Quien tiene poco tiempo libre para escribir, escribe entonces sólo de lo necesario, de lo más personal, le da vida sólo a lo impostergable que exige salida en forma de palabras de dentro de sí. Se concentra en su mundo interior, busca destilar solamente lo más inalienable de su expresión. Escribe como si eso que está escribiendo fuera lo último que habrá de escribir en su vida.
Escribe de lo que le consta y le exige brutalmente ser escrito. Y se vuelve fiel ya para siempre a esa intuición o necesidad.
Eso hice y eso aprendí en mis años de oficinista.
Escribe de lo que le consta y le exige brutalmente ser escrito. Y se vuelve fiel ya para siempre a esa intuición o necesidad.
Eso hice y eso aprendí en mis años de oficinista.
jueves, marzo 08, 2007
elgeney en Blanco Móvil
Acaba de aparecer el número 103 de Blanco Móvil, la revista de Eduardo Mosches. La entrega, titulada Crónicas y literatura virtual, ha sido preparada por Bernardo Ruiz y Gonzalo Soltero. Y por ahí aparecen algunos textos publicados por elgeney en esta bitácora de cambiante nombre que ahora visitas. Sólo protesto porque me quitaron el segundo apellido. La etimología latina es inoperante en mi negrobilioso caso, pero hay que ser fieles a los desatinos de la naturaleza. Claro, el mundo no es perfecto, eso lo aprendí a los cinco años por ser hijo sándwich (el cuarto de seis y el decimosexto de dieciocho).
lunes, febrero 26, 2007
En Ancorajes
¿Qué escribo? Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo como parte de mi economía natural. Después, las cuartillas se clasifican en libros, imponiéndoles un orden objetivo, impersonal, artístico, o sea artificial. Pero el trabajo mana de mí en un flujo no diferenciado y continuo. ¿Qué estoy escribiendo? He aquí lo que estoy escribiendo: mis ojos y mis manos, mi conciencia y mis sentidos, mi voluntad y mi representación; y estoy procurando traducir todo mi ser inconsciente en esa sustancia dura y ajena que es el lenguaje, y que por desgracia no fue hecha para tan delicada tarea. Mañana todo eso se llamará la novela de tal, la comedia de cual, el poema de esto y el ensayo sobre lo otro. Eso estoy escribiendo ahora...
Alfonso Reyes, "Fragmentos de un arte poética"
Alfonso Reyes, "Fragmentos de un arte poética"
Lo escuché en un sueño
—Soy tan ateo pero tan ateo, que no sé si es que soy el ateo perfecto o que Diosito me está tendiendo una trampa.
miércoles, febrero 14, 2007
Propuesta de poeta peruano
Reconozcamos que la medida del logro de la experiencia poética no puede ser sino el poema mismo, única explicación y justificación de la actividad poética. Y como hay más bien la tendencia a sobreestimar al poeta, yo propondría que se volviera costumbre publicar anónimamente toda poesía. Se complicaría tal vez con ello la labor de los críticos, pero se suprimiría toda posibilidad de vanidad y estoy seguro que se cambiaría de criterio en la estimación y la satisfacción estéticas. La relación sería directa y espontánea y quizá los nuevos frutos más esplendorosos.
Emilio Adolfo Westphalen, "Poetas en la Lima de los años treinta", 1974.
Emilio Adolfo Westphalen, "Poetas en la Lima de los años treinta", 1974.
lunes, febrero 12, 2007
Cuán definitivos
Volvimos a nuestro alojamiento donde el pueblo nos había preparado la cena. El entusiasmo era inmenso. Nos abrazaban los campesinos, nos invitaban copas. Una marimba comenzó a tocar sones guatemaltecos. Cohetes, tiros al aire, gritos de júbilo, repiques de campanas de la iglesia. Ya no pude más: mi tierra, que la tenía en los huesos, salió a mis ojos, me puse a sollozar y a llorar. Qué alegría más desgarradora, qué ternura más acongojada y jubilosa. Las muchachas y muchachos, los viejos y los niños, las mujeres pidieron el himno nacional a la marimbita. Hacía muchos años, muchos años, que no lo había escuchado. Me tocó cantarlo con mi pueblo en aquella ocasión inolvidable. No creo ser patriotero ni sentimental: simplemente, se me reveló entonces, de nuevo, cuán definitivos son la niñez y el dominio de la tierra.
Luis Cardoza y Aragón, Guatemala, las líneas de su mano
Luis Cardoza y Aragón, Guatemala, las líneas de su mano
viernes, febrero 09, 2007
Las modifica
La poesía no mejora las cosas, pero hace de lo que sea algo más decisivo: las modifica. No tiene repercusiones sobre la historia, es arte pura, no tiene repercusiones terapéuticas ni pedagógicas, procede de otro modo: anula el tiempo y la historia. Su acción se ejercita sobre los genes, sobre la masa hereditaria, sobre la sustancia —un largo camino interior—. La esencia de la poesía tiene reservas infinitas, su núcleo despide una energía demoledora pero su periferia es angosta; no suena mucho, pero sobre este poco el contacto es incandescente. Todas las cosas viran, todos los conceptos y las categorías modifican sus características en el momento en que son consideradas bajo la luz del arte —las que ella les pone, y bajo la que son puestas—. El arte pone en movimiento un torrente allí donde todo era aburrido y torpe y seco, un torrente que permanece confuso e incomprensible pero difunde semillas sobre las reducidas orillas del desierto, semillas de felicidad y de dolor, la esencia de la poesía es perfección y fascinación.
Gottfried Benn, Aforismos. Versión de José Manuel Recillas.
Gottfried Benn, Aforismos. Versión de José Manuel Recillas.
viernes, febrero 02, 2007
Dos en febrero
En el número de febrero de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, que dirige el gran Luis Alberto Ayala Blanco, figura el texto narrativo «Emarvi, antes», escrito por elgeney. La Gaceta se encuentra en todas las librerías del Fondo durante este mes.
Y también en la revista Nexos de este febrero aparece «Un científico ensaya sobre el cuerpo», lectura mía al ensayo La fábrica del cuerpo, el libro reciente del médico y escritor Francisco González Crussí.
martes, enero 30, 2007
Vivimos con aquellas minas de Trapalanda en el alma...
Vivimos con aquellas minas de Trapalanda en el alma. El antiguo Conquistador se yergue todavía en su tumba, y dentro de nosotros, mira, muerto, a través de sus sueños frustrados, esa inmensidad promisoria aún, y se le humedecen de emoción nuestros ojos. Somos su tumba y a la vez la piedra de su honda.
Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la pampa
Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la pampa
El trabajo de los esclavos
La richesse industrielle, dont jouit le monde actuel, est le résultat du travail millénaire des masses asservies, de la multitude malheureuse que, dès les temps néolithiques, ont formée les esclaves et les travaillerus.
Georges Bataille, Les Larmes d'Éros
Georges Bataille, Les Larmes d'Éros
Yo creo en la misión del escritor...
Je crois à la mission de l'écrivain. Il la reçoit du verbe qui porte en lui sa souffrance et son espoir. Il interroge les mots qui l'interrogent, il accompagne les mots qui l'accompagnent. L'initiative est commune et comme spontanée. De les servir —de s'en servir —il donne un sens profond à sa vie et à la leur dont elle est issue.
Edmond Jabès, Le Livre des questions
Edmond Jabès, Le Livre des questions
Dos líneas de poeta norteño
Mira que nada cubre mejor la desnudez
que estar cosido a un cuerpo que se ama.
Julián Herbert, Kubla Khan
que estar cosido a un cuerpo que se ama.
Julián Herbert, Kubla Khan
(Tema ya tratado por Steiner)
Lo scrivere — un esercizio ascetico e totalizzante, che assorbe l’attenzione e l’energia dell’intera persona — può comportare un rischio di inumanità. La scrittura cerca la vita, ma può perderla proprio perché tutta concentrata su se stessa e la propria ricerca.
Claudio Magris, Utopia e disincanto
Claudio Magris, Utopia e disincanto
miércoles, enero 24, 2007
Dos textos en el cambio de año
El 30 de diciembre de 2006 se publicó mi ensayo «Tario furioso» en las páginas del suplemento Laberinto, del periódico Milenio. El ensayo, que trata sobre la primera y desconocida novela de Francisco Tario, Aquí abajo, forma parte del libro Dos escritores secretos. Ensayos sobre Efrén Hernández y Francisco Tario, compilado por Alejandro Toledo (uno de los mejores ensayistas mexicanos contemporáneos) y publicado a fines de 2006 por el Fondo Editorial Tierra Adentro.
Y en el número 119 (enero-febrero de 2007) de la bella revista Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla, aparece un texto de narrativa, «Antes de conocer a María», que, no sólo por ser mío, me gusta mucho. La revista, ustedes la conocen, es excelente y está muy cuidada y muy bien editada por Julio Eutiquio Sarabia y Armando Pinto.
Digamos que no sé de muchos que estén muy felices con la portada del volumen, y tampoco con las correccioncitas abusivas del encargado del cuidado de la edición (que incluso perjudicó al compilador cambiándole el año de nacimiento). Por eso mismo, en el caso de mi texto, prefiero remitir aquí a la versión publicada en Laberinto, respetuosa de los términos originales.
Y en el número 119 (enero-febrero de 2007) de la bella revista Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla, aparece un texto de narrativa, «Antes de conocer a María», que, no sólo por ser mío, me gusta mucho. La revista, ustedes la conocen, es excelente y está muy cuidada y muy bien editada por Julio Eutiquio Sarabia y Armando Pinto.
sábado, enero 20, 2007
Quiero decirlo aquí
Quiero decirlo aquí
porque me dejas solo cuando me acosan los cuernos de caza
porque tiendes aduanas para cada uno de mis pasos
porque mellas el filo a mis cuchillos
y vuelcas en el jardín el petróleo de mi lámpara
Porque me humillo ante mi dios de ateo
y rezo por ti en la soledad de mi merienda
porque hay un templo y clamo por la resurrección
porque te encuentro bajo todas las piedras del desvelo
y tu parte de sábana es la parte oscura de la luna
Porque no falta quien escupa mi mano de huérfano
porque al fin de cuentas nada de esto te importa
y me falta el aire para gritarme «¡Basta ya!»
quise decirlo aquí
Guillermo Fernández, «Quiero decirlo aquí», en La hora y el sitio, en Exutorio. Poesía reunida, 1964-2003.
porque me dejas solo cuando me acosan los cuernos de caza
porque tiendes aduanas para cada uno de mis pasos
porque mellas el filo a mis cuchillos
y vuelcas en el jardín el petróleo de mi lámpara
Porque me humillo ante mi dios de ateo
y rezo por ti en la soledad de mi merienda
porque hay un templo y clamo por la resurrección
porque te encuentro bajo todas las piedras del desvelo
y tu parte de sábana es la parte oscura de la luna
Porque no falta quien escupa mi mano de huérfano
porque al fin de cuentas nada de esto te importa
y me falta el aire para gritarme «¡Basta ya!»
quise decirlo aquí
Guillermo Fernández, «Quiero decirlo aquí», en La hora y el sitio, en Exutorio. Poesía reunida, 1964-2003.
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