Su lenguaje establece una crítica porque, si bien se inscribe en la tradición del XIX, pasa por el tamiz de nuestro siglo y denuncia las convenciones de nuestra lengua: la profusión en el uso de los dos puntos, el ritmo sintáctico deliberadamente alambicado, la morfología retorcida de algunas palabras y un pequeño juego tipográfico, son prueba de una conciencia plena en el manejo de nuestro idioma. En todo caso, Cartas ajenas es una obra donde la tensión que revitaliza al lenguaje sucede gracias al aliento y conciencia que les infunde su autor.
Bitácora de Geney Beltrán [χe’nɛi bel’tɾan], escritor mexicano (Tamazula, Durango, 1976).
martes, agosto 16, 2011
Contra la tradición de los oligarcas
La revista Litoral e publica el texto crítico «Cartas ajenas: contra la tradición de los oligarcas» de Josué Sánchez Hernández, sobre mi novela Cartas ajenas.
Acá cito un párrafo:
Su lenguaje establece una crítica porque, si bien se inscribe en la tradición del XIX, pasa por el tamiz de nuestro siglo y denuncia las convenciones de nuestra lengua: la profusión en el uso de los dos puntos, el ritmo sintáctico deliberadamente alambicado, la morfología retorcida de algunas palabras y un pequeño juego tipográfico, son prueba de una conciencia plena en el manejo de nuestro idioma. En todo caso, Cartas ajenas es una obra donde la tensión que revitaliza al lenguaje sucede gracias al aliento y conciencia que les infunde su autor.
Su lenguaje establece una crítica porque, si bien se inscribe en la tradición del XIX, pasa por el tamiz de nuestro siglo y denuncia las convenciones de nuestra lengua: la profusión en el uso de los dos puntos, el ritmo sintáctico deliberadamente alambicado, la morfología retorcida de algunas palabras y un pequeño juego tipográfico, son prueba de una conciencia plena en el manejo de nuestro idioma. En todo caso, Cartas ajenas es una obra donde la tensión que revitaliza al lenguaje sucede gracias al aliento y conciencia que les infunde su autor.