jueves, julio 05, 2007

La doble raíz / Grazia Shapkareva


En Nexos 355, de este mes de julio, aparece mi ensayo breve «La doble raíz», una reflexión seriesona en torno de la escritura y la sociedad.


Y en la Gaceta del Fondo de Cultura Económica también de este mes de julio figura mi texto de narrativa «La novela de Grazia Shapkareva».

miércoles, mayo 30, 2007

Martínez Rivas


Porque son muchos los poetas jóvenes que antaño han muerto.
A través de los siglos se saludan y oímos
encenderse sus voces como gallos remotos
que desde el fondo de la noche se llaman y responden.

Poco sabemos de ellos: que fueron jóvenes
y hollaron con sus pies esta tierra. Que supieron tocar algún instrumento.
Que sintieron sobre sus cabezas el aire del mar
y contemplaron las colinas. Que amaron a una muchacha
y a este amor se aferraron al extremo de olvidarse de ellas.
Que todo esto lo escribían hasta muy tarde, corrigiéndolo mucho,
pero un día murieron. Y ya sus voces se encienden en la noche.

Carlos Martínez Rivas, «Canto fúnebre a la muerte de Joaquín Pasos», en La insurrección solitaria

lunes, mayo 07, 2007

Sobre Nellie


Acaba de aparecer el número 4 de la revista Cuaderno Salmón. Incluye, entre muchos otros textos de mayor interés, mi ensayo «El coraje de un fantasma», sobre la escritora mexicana Nellie Campobello, de quien el Fondo de Cultura Económica está por publicar un cuantioso volumen de obra reunida.
Posteo aquí el comienzo de mi ensayo:
Nellie Campobello es un fantasma. Literalmente.
Me cuenta su sobrino Carlos: veinte años después de su muerte, una Nellie invisible vuelve del Más Allá y hace perdidizos expedientes, reúne a personas distantes merced a un azar sospechoso, se obstina en que el número 7 presida siempre las cosas que la atañen —números de oficios, de contratos, de teléfono— y trabaja, paso a paso, contra el olvido que sufre y la brutalidad que la llevó a la muerte.
Nacida en la norteña Villa Ocampo, en Durango, en al parecer 1900, Nellie murió en circunstancias espantosas hacia agosto de 1986. Conocidos suyos se aprovecharon de su confianza y la secuestraron. Para entonces, muchos de sus amigos y parientes habían muerto. Era una figura destacada de la danza mexicana; además, poseía una muy rica colección de arte mexicano. Las versiones señalan que sus captores la mantuvieron alcoholizada y drogada, que la hicieron sufrir de hambre y violencias para que firmara documentos con los cuales entregaba sus bienes. Su muerte no vino a ser conocida y confirmada sino hasta 1999. Aún no se ha castigado a sus secuestradores y asesinos: tampoco han logrado recuperarse sus propiedades.
Pero veinte años después de su muerte, Nellie regresa, también, a la literatura. En 2007 el Fondo de Cultura Económica publica su Obra reunida: Cartucho, su libro mayor (1931), Las manos de Mamá (1937), los Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa (1940), sus poemas y el ensayo autobiográfico que sirvió de prólogo a la edición de Mis libros, de 1960.
Nellie regresa a las letras mexicanas, pero habría que decir, en honor a la exactitud, que escasamente ha estado antes. Nellie es un fantasma en nuestra literatura. Se le ha leído poco debido a que sus apariciones han sido infrecuentes: apenas se le ha publicado. Cartucho, por ejemplo, ha conocido sólo seis ediciones en 75 años. Tan es así que la recopilación canónica de la cultura nacional del siglo XX, Lecturas Mexicanas, no lo incluye —y da pena decirlo— en ninguna de sus cuatro series. Tampoco figura en la nómina de clásicos hispanoamericanos de la colección Archivos.
Ella misma, acaso, contribuyó a su presencia mínima: cedió el terreno muy pronto. Y lo digo porque, si bien hay testimonios de una continuada escritura, ante la recepción pobre de sus dos tomos de narrativa Nellie —luego de la reunión de su obra en Mis libros— ya nunca publicó otro título. No insistió más: y el prólogo a ese volumen de 1960 constituiría no sólo una recapitulación de su escritura sino también, asumo, la última llamada a la crítica y los lectores. Una llamada, no obstante, que se quedó sin respuesta.
Aunque, con todo, demos lugar a un matiz: hubo ciertas voces —digamos: Martín Luis Guzmán, Ermilo Abreu Gómez, Antonio Castro Leal, Emmanuel Carballo— que aplaudieron la dignidad de sus textos, pero esos dictámenes no lograron contravenir finalmente el ayuno editorial.
Ahora, se supone que los buenos libros se defienden solos. ¿Qué sucedió en este caso? ¿Por qué no ingresó la obra de Nellie Campobello al canon reconocido de nuestra literatura? Fernando Tola de Habich habla de ninguneo. Especulo, preciso: a la misoginia —lugar común en la conducta de los escritores— se habría aliado el desinterés del crítico a siquiera hojear la obra de una bailarina célebre que hacía sus pininos, previsiblemente fallidos, en el terreno de las letras, pues el sólo-escritor tiende a desconfiar de la múltiple ambición de un artista del Renacimiento. Quizá, también, el hecho de haber publicado tan poco y luego nada: al abdicar a la constancia en los estantes de las librerías con nuevos títulos, la misma Nellie pudo haber colaborado a que el crítico o el estudioso, sin leerlos, catalogase Cartucho y Las manos de Mamá como pecados de juventud a los que se habrá de compadecer con el olvido.
Pero el tiempo pasa: nuevas generaciones, otras circunstancias exigen periódicamente una redefinición del canon. Y hoy, de mayor pertinencia que discernir por qué la obra de Nellie no interesó en su momento (situación, entiendo, ya no corregible), es volver a sus páginas y examinar la validez de su lectura en los inicios negros de este milenio. ¿Cuál es el lugar de Nellie y, sobre todo, de Cartucho, su obra principal, en la literatura mexicana?

sábado, mayo 05, 2007

Sobre Steiner / Tijuana



En el número de mayo de la revista Nexos aparece mi texto «Steiner o la tradición como disidencia», una reflexión sobre Los logócratas y en general sobre varias ideas de George Steiner en torno de la tradición literaria.
Estuve en Tijuana el jueves para la presentación de El hacha puesta en la raíz, la compilación de ensayistas jóvenes que realizamos Verónica Murguía y yo para el Fondo Tierra Adentro en 2006. Mayra Luna hizo unos comentarios muy brillantes y yo me dediqué a perorar sobre cosas sin sentido. Al salir, caí en la cuenta de que, muy tonto, no postée en el blog la noticia de la presentación, para que mis numerosos lectores de Tijuana asistieran. Todo estuvo bien, por suerte. Conocí a Karla Martínez, Amaranta Caballero y Rafa Saavedra, y la pasamos muy bien después en el Dandy del Sur.

martes, abril 24, 2007

Voto a favor

Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI (y eso que sólo las teiboleras y los delincuentes se cambiaban el nombre), no es una figura religiosa. Es un jefe de Estado. El Vaticano tiene relaciones diplomáticas con México. Pero Ratzinger, alias Su Santidad (¿quién le puso ese apodo?, ¿a poco se lo cree?), se asume superior a cualquier ley; el simple membrete de “jefe de Estado” le queda chico. Por eso, fijó una postura política ante asuntos de salud pública de la ciudad de México, sobre los cuales sólo pueden decidir los ciudadanos capitalinos a través de sus representantes, elegidos por la vía democrática (¿cómo eligieron a Ratzinger para gobernar del Vaticano?).
Así, el director de un Estado declaradamente misógino (en el Vaticano las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales ni derechos políticos que los hombres) se siente con la autoridad para decirnos qué hacer o qué no hacer, si se da o no se da a las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. Lástima Herr Ratzinger. Los tiempos han cambiado.

En días como éste sí da orgullo vivir en la ciudad más progresista del país.

sábado, abril 21, 2007

Becas, coreanos y encuestas


Ya vi por ahí la convocatoria del programa de becas para jóvenes escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas. Prometo postearla aquí apenas tenga el texto completo. Cierra el 29 de junio de 2007 y siguen siendo 10,000 pesos mensuales. El ciclo empezará el primero de octubre.
Yo insto a los escritores del norte a participar. No tengo nada contra los escritores chilangos (yo casi lo soy ya, o en todo caso soy culichilango, sinalodefeño, provincapitalino, lo cual no me incomoda en nada: “no soy del tipo nostálgico que chilla”). Pero sugiero a los muchachos del norte pedir la beca: la experiencia vale mucho la pena. No, de veras. Es como tener un estudio pero sin pagar renta: más bien, te pagan para escribas. Y no un discurso para Elba Esther, ni el guión de una telenovela con Anahí: tu libro. Y no, el D.F. no es más ni menos abominable que nuestras ciudades: véanme a mí, era un mocoso ñengo de 17 por quien nadie apostaba que sobreviviría a la chilangada y ya llevo 13 años en esta bonita ciudad. El esmog me ha vuelto un poco lerdo, sí, pero nada grave: mi primer librín de narrativa saldrá en agosto. Además, ya he visto que hay dos tipos de norteños-afincados-en-el-DF: los apocalípticos y los integrados. La diferencia consiste en que los segundos aceptan probar los mixiotes, las quesadillas de huitlacoche y los chinicuiles, además de que no se colapsan ni hacen caras si los llevan a pasear a la Facultad de Filosofía de la UNAM. Los apocalípticos se la quieren vivir en malls comiendo hamburguesas. Además, no toleran el olor a mariguana en los pasillos de la Facultad, ni a sobaco sudado en el metro, y envían a la Asamblea Legislativa una iniciativa de ley que obligue a todos los ciudadanos al baño diario (pies y genitales incluidos), so pena de verse negado el ingreso al metrobús, los microbuses, el metro, la Fundación y la Facultad.
Pero regreso al tema de las becas. Yo había pensado en poner una consultoría para solicitantes rechazados varios veces (tengo experiencia en eso). Pero sería desleal, ¿no?
O la verdad no sé. Hay muchas más cosas que no sé últimamente. ¿Qué está pasando en este mundo? Un coreano mata 30 gringos y la gente se horroriza. ¡Pero si son sólo 30!, yo digo. ¡Quedan 250 millones todavía! Mientras, Bush mata iraquíes como si fueran moscas, y los gringos no entienden luego por qué los odiamos. Claro, los mismos iraquíes se encargan de matarse entre sí. Y acá, siguen las balaceras entre narcos. ¡Hasta Nexos saca su encuesta! Yo habría propuesto, ya hablando seriamente, hacer la encuesta siguiente: las mejores novelas mexicanas publicadas después de Pedro Páramo. Y que estén a la altura de. Y un requisito: que se hayan reeditado mínimo en los últimos cinco años. Para que no me vengan con sus ocurrencias de novelas que nadie conoce, que publicó Joaquín Mortiz a finales de los 70, cuando don Joaquín Padre ya estaba chocheando y sacaba cada cosa. Así no habría en la lista novelas de la autoría, muy probablemente, de su propio votante. Porque no entiendo que 79 novelas hayan sido votadas. ¡79 grandes novelas en 30 años! ¡Atención, editoriales prestigiadas de Europa, ya despierten! ¿Cómo no se han fijado en tantos tesoros escondidos, tantos secretos mejor guardados de nuestra literaturita mexicanita?
Reitero: no entiendo nada. Demasiada frivolidad y tontera. Y lo peor es que me había propuesto no hablar en este blog de los temas de moda: el coreanito resentido de Virginia y la encuesta de Nexos. ¡Qué débil es la carne!

jueves, abril 19, 2007

Elizondo

"...nada nos obliga a convertir nuestra vida interior en mala prosa."

Salvador Elizondo, Camera lucida

jueves, abril 12, 2007

Derrame de bilis

Calderón (el dibujantito, no el presidentito) publicó hoy en Reforma un cartón repugnante. (Sí, sí, ya sé, quién me manda andar leyendo ese periódico fascista.) En ese cartón, Paulina, la niña violada en Baja California a quien se le negó el aborto, aparece reiterando las palabras que dice en su spot de estos días: “A mí y a mi familia también nos hubiera gustado que nos dejaran decidir”. Pero (y he aquí la gracejada corriente de Calderón) a su derecha se ve a su bebé levantando la mano: “Por lo que a mí respecta, muchas gracias”.
Este razonamiento misógino de Calderón es similar al de uno de los anuncios que esa organización antiabortista, denmechance.org, ha desplegado en las calles de la ciudad: “Si para el violador no hay pena de muerte, ¿por qué para su hijo sí?”
Es decir: aquí la mujer no importa. Tanto la caricatura nefasta de Calderón como el anuncio ése que menciono consideran que la mujer es un receptáculo de semen cuya función es parir niños. La mujer vale madres, literalmente. Estos mochos cagados y doblemoralinos defienden el derecho de un óvulo fecundado a llegar a ser humano por encima del derecho de un ser humano ya formado y consciente a decidir sobre su propio cuerpo. Se fijan sólo en el hijo, independientemente de las circunstancias en que haya sido engendrado y, peor aún, en las que vivirá. La mujer, según ellos, no es sino un útero.
La derecha, entonces, dice defender la existencia de un óvulo fecundado; pero esa misma derecha se desentiende del niño apenas nace: no hay un buen sistema de educación pública, no hay seguridad en las calles y a veces ni en los hogares, no hay servicios médicos de calidad, no hay oportunidades dignas de empleo ni de vivienda, no hay... no hay nada. Óvulos fecundados, dice la derecha, ésos sí son importantes. Y los niños sólo importarán si, años después, aceptan salarios miserables y pagan los impuestos que no pagan los multimillonarios y sus empresas fraudulentas.
Este manoseo ya me está hartando, porque lo que se debate es despenalizar el aborto en las 12 primeras semanas de gestación, de acuerdo a la decisión de la mujer sin tener que alegar porqués. El aborto ya es legal por violación y por razones de salud. Y a nadie se le obliga a abortar. ¿Entonces? ¿Cuál es la necedad de la derecha? Decir pendejadas, por lo visto. Son muy duchos en eso. Pero si ahí se quedaran, no habría bronca. Porque el problema, lo sabemos, va más allá: no sólo las dicen. Y saben muy bien que sólo con un golpe de Estado a la pinochet podrán imponer medidas regresivas a las leyes liberales que ya son válidas en la ciudad de México, urbe, con todo, progresista y de libertades.

La Rochefoucauld y Mijail en TextoS


TextoS, la revista dirigida por el gran Enrique Martínez Pérez, germanófilo entrañable y culichi sui géneris, y editada por Francisco Alcaraz, poeta tocado por la gracia y muy querido amigo, publica en su número doble 23/24 un puñado generoso de las Máximas de La Rochefoucauld en traducción imberbe delgeney. Y, entre otros escritos de gran interés, figuran en las páginas 193-196 poemas de mi compa el Mijail Lamas, también culichi y también precario de la Fundacha.
TextoS es una revista muy cercana a mi corazón; es estrictamente literaria, se edita en Culiacán, mi tierra apátrida, y tiene una vocación universal: ha sido siempre muy hospitalaria a la literatura traducida de distintas épocas. Cosa rara, pues ya cruzó los seis años de existencia y está por sacar el número 25. Aplausos, insisto.


miércoles, abril 11, 2007

Ensayo virulento en la Luvina de esta primavera


La revista Luvina, de la Universidad de Guadalajara, en su número 46 (primavera de 2007) publica mi ensayo «Para qué la crítica en tiempos del ultraje», una diatriba vitriólica sobre la escritura académica. Aclaro: no es el único ensayo que publica la revista en este número, faltaba más: pero menciono el mío porque uno siempre siente debilidad por sus criaturas.

miércoles, marzo 28, 2007

Marcha

En un sentido estricto, nadie querría que existiera la problemática del aborto. Entre el derecho de una mujer a decidir sobre su maternidad y el supuesto derecho de una célula a desarrollarse hasta nacer, tenemos un terreno abonado para la posición dogmática. Sólo que nuestra época de libertades individuales no acepta dogmas colectivos. Así, hay quienes están en contra de que una mujer, en cualquier circunstancia, aborte, incluso si su propia vida está en peligro. En cambio, hay quienes estamos a favor de que quien desee tener un hijo lo tenga, quien desee darlo en adopción lo dé, y quien quiera interrumpir su embarazo lo haga y encuentre las condiciones sanitarias básicas que no pongan en riesgo su salud. Una posición liberal sería quizá acusada de dogmática; no lo es porque no obliga a nadie a hacer nada que vaya en contra de sus convicciones o sus deseos. Y si lo es, la enuncio así: la mujer, y no la naturaleza ni dios, es la dueña de su cuerpo; la maternidad es un accidente y no la esencia de la vida de una mujer.
Pueden comprenderse, mas no compartirse ni justificarse, las expresiones dogmáticas de la iglesia y la derecha: pero mientras el presidente de la república y el cardenal primado de México no tengan un útero, sería adecuado que escucharan las voces de quienes sí lo tienen, y de que prestaran atención a las cifras que hablan de miles de mujeres pobres que mueren o sufren daños irreparables en su salud debido a un aborto practicado en condiciones insalubles por gentes sin escrúpulos.
Por esta razón, estoy a favor de la despenalización del aborto.

Habrá una marcha para apoyar la Iniciativa de Ley de Aborto en el Distrito Federal. La cita es el próximo jueves 29 de marzo, a las 16:00 hrs., el recorrido será del Hemiciclo a Juárez a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

lunes, marzo 26, 2007

Editores y utopías

Mi querido amigo Luis Guillermo Robles, antes conocido como El Groucho (ya no lo es: perdió bigote y lentes), me recomendó este blog de Leroy Gutiérrez, de Caracas, sobre edición. Muy, muy interesante.

Soy un apasionado de los temas editoriales. La otra vez ni caso le hice a una deliciosa arrachera en El Asado Argentino, aquí en la colonia Juárez, por perorar vehementemente sobre editoriales, catálogos, títulos, autores, etcétera. Cuando el mesero me retiró el plato me di cuenta de que apenas si había comido, los demás ya iban en el café y yo tenía la garganta seca de tanto hablar y hablar. El problema: me hundo en utopías. Mi utopía es una editorial de catálogo.

lunes, marzo 19, 2007

Dibújame una vaca




Andrea y yo fuimos a ver ayer la obra de teatro de títeres Dibújame una vaca, de Amaranta Leyva, presentada por el grupo Marionetas de la Esquina. Andi se la pasó carcajada tras carcajada. La obra es definitivamente muuuuy buena; además, tiene sus partes de seria y triste emotividad que a nadie, niño ni adulto, dejan indiferentes. Está en el Teatro Wilberto Cantón (José María Velasco 59, colonia San José Insurgentes, México, D.F.), los domingos a las 13:00 horas. Tel. 5593 8334.


sábado, marzo 10, 2007

Entrada 228

Por primera vez en mi vida me dedico de tiempo completo a escribir. Acostumbrado a trabajos de oficina y horarios de 9 a 6, he escrito lo que he escrito en las noches, los fines de semana, robándole horas al sueño y fuerzas al cansancio. Eso duró más de siete años, desde que terminé la carrera, regresé de Canadá y terminé mi tesis. Del 99 al 2006. La década de los 20 se me fue, pues, en escritorios y con empleos de Gutierritos. Aprendí mucho. Sobre todo, que la frustración es necesaria para el escritor. Frustrarse por no tener tiempo suficiente para escribir engendra la paciencia, pone a prueba la vocación, acelera el arraigo con los temas privados. Quien tiene poco tiempo libre para escribir, escribe entonces sólo de lo necesario, de lo más personal, le da vida sólo a lo impostergable que exige salida en forma de palabras de dentro de sí. Se concentra en su mundo interior, busca destilar solamente lo más inalienable de su expresión. Escribe como si eso que está escribiendo fuera lo último que habrá de escribir en su vida.
Escribe de lo que le consta y le exige brutalmente ser escrito. Y se vuelve fiel ya para siempre a esa intuición o necesidad.
Eso hice y eso aprendí en mis años de oficinista.

jueves, marzo 08, 2007

elgeney en Blanco Móvil


Acaba de aparecer el número 103 de Blanco Móvil, la revista de Eduardo Mosches. La entrega, titulada Crónicas y literatura virtual, ha sido preparada por Bernardo Ruiz y Gonzalo Soltero. Y por ahí aparecen algunos textos publicados por elgeney en esta bitácora de cambiante nombre que ahora visitas. Sólo protesto porque me quitaron el segundo apellido. La etimología latina es inoperante en mi negrobilioso caso, pero hay que ser fieles a los desatinos de la naturaleza. Claro, el mundo no es perfecto, eso lo aprendí a los cinco años por ser hijo sándwich (el cuarto de seis y el decimosexto de dieciocho).

lunes, febrero 26, 2007

En Ancorajes

¿Qué escribo? Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo como parte de mi economía natural. Después, las cuartillas se clasifican en libros, imponiéndoles un orden objetivo, impersonal, artístico, o sea artificial. Pero el trabajo mana de mí en un flujo no diferenciado y continuo. ¿Qué estoy escribiendo? He aquí lo que estoy escribiendo: mis ojos y mis manos, mi conciencia y mis sentidos, mi voluntad y mi representación; y estoy procurando traducir todo mi ser inconsciente en esa sustancia dura y ajena que es el lenguaje, y que por desgracia no fue hecha para tan delicada tarea. Mañana todo eso se llamará la novela de tal, la comedia de cual, el poema de esto y el ensayo sobre lo otro. Eso estoy escribiendo ahora...

Alfonso Reyes, "Fragmentos de un arte poética"

Lo escuché en un sueño

—Soy tan ateo pero tan ateo, que no sé si es que soy el ateo perfecto o que Diosito me está tendiendo una trampa.

miércoles, febrero 14, 2007

Propuesta de poeta peruano

Reconozcamos que la medida del logro de la experiencia poética no puede ser sino el poema mismo, única explicación y justificación de la actividad poética. Y como hay más bien la tendencia a sobreestimar al poeta, yo propondría que se volviera costumbre publicar anónimamente toda poesía. Se complicaría tal vez con ello la labor de los críticos, pero se suprimiría toda posibilidad de vanidad y estoy seguro que se cambiaría de criterio en la estimación y la satisfacción estéticas. La relación sería directa y espontánea y quizá los nuevos frutos más esplendorosos.

Emilio Adolfo Westphalen, "Poetas en la Lima de los años treinta", 1974.

lunes, febrero 12, 2007

Cuán definitivos


Volvimos a nuestro alojamiento donde el pueblo nos había preparado la cena. El entusiasmo era inmenso. Nos abrazaban los campesinos, nos invitaban copas. Una marimba comenzó a tocar sones guatemaltecos. Cohetes, tiros al aire, gritos de júbilo, repiques de campanas de la iglesia. Ya no pude más: mi tierra, que la tenía en los huesos, salió a mis ojos, me puse a sollozar y a llorar. Qué alegría más desgarradora, qué ternura más acongojada y jubilosa. Las muchachas y muchachos, los viejos y los niños, las mujeres pidieron el himno nacional a la marimbita. Hacía muchos años, muchos años, que no lo había escuchado. Me tocó cantarlo con mi pueblo en aquella ocasión inolvidable. No creo ser patriotero ni sentimental: simplemente, se me reveló entonces, de nuevo, cuán definitivos son la niñez y el dominio de la tierra.

Luis Cardoza y Aragón, Guatemala, las líneas de su mano

viernes, febrero 09, 2007

Las modifica

La poesía no mejora las cosas, pero hace de lo que sea algo más decisivo: las modifica. No tiene repercusiones sobre la historia, es arte pura, no tiene repercusiones terapéuticas ni pedagógicas, procede de otro modo: anula el tiempo y la historia. Su acción se ejercita sobre los genes, sobre la masa hereditaria, sobre la sustancia —un largo camino interior—. La esencia de la poesía tiene reservas infinitas, su núcleo despide una energía demoledora pero su periferia es angosta; no suena mucho, pero sobre este poco el contacto es incandescente. Todas las cosas viran, todos los conceptos y las categorías modifican sus características en el momento en que son consideradas bajo la luz del arte —las que ella les pone, y bajo la que son puestas—. El arte pone en movimiento un torrente allí donde todo era aburrido y torpe y seco, un torrente que permanece confuso e incomprensible pero difunde semillas sobre las reducidas orillas del desierto, semillas de felicidad y de dolor, la esencia de la poesía es perfección y fascinación.

Gottfried Benn, Aforismos. Versión de José Manuel Recillas.

viernes, febrero 02, 2007

Dos en febrero


En el número de febrero de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, que dirige el gran Luis Alberto Ayala Blanco, figura el texto narrativo «Emarvi, antes», escrito por elgeney. La Gaceta se encuentra en todas las librerías del Fondo durante este mes.
Y también en la revista Nexos de este febrero aparece «Un científico ensaya sobre el cuerpo», lectura mía al ensayo La fábrica del cuerpo, el libro reciente del médico y escritor Francisco González Crussí.

martes, enero 30, 2007

Vivimos con aquellas minas de Trapalanda en el alma...

Vivimos con aquellas minas de Trapalanda en el alma. El antiguo Conquistador se yergue todavía en su tumba, y dentro de nosotros, mira, muerto, a través de sus sueños frustrados, esa inmensidad promisoria aún, y se le humedecen de emoción nuestros ojos. Somos su tumba y a la vez la piedra de su honda.

Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la pampa

El trabajo de los esclavos

La richesse industrielle, dont jouit le monde actuel, est le résultat du travail millénaire des masses asservies, de la multitude malheureuse que, dès les temps néolithiques, ont formée les esclaves et les travaillerus.

Georges Bataille, Les Larmes d'Éros

Yo creo en la misión del escritor...

Je crois à la mission de l'écrivain. Il la reçoit du verbe qui porte en lui sa souffrance et son espoir. Il interroge les mots qui l'interrogent, il accompagne les mots qui l'accompagnent. L'initiative est commune et comme spontanée. De les servir —de s'en servir —il donne un sens profond à sa vie et à la leur dont elle est issue.

Edmond Jabès, Le Livre des questions

Dos líneas de poeta norteño

Mira que nada cubre mejor la desnudez
que estar cosido a un cuerpo que se ama.

Julián Herbert, Kubla Khan

(Tema ya tratado por Steiner)

Lo scrivere — un esercizio ascetico e totalizzante, che assorbe l’attenzione e l’energia dell’intera persona — può comportare un rischio di inumanità. La scrittura cerca la vita, ma può perderla proprio perché tutta concentrata su se stessa e la propria ricerca.
Claudio Magris, Utopia e disincanto

miércoles, enero 24, 2007

Dos textos en el cambio de año




El 30 de diciembre de 2006 se publicó mi ensayo «Tario furioso» en las páginas del suplemento Laberinto, del periódico Milenio. El ensayo, que trata sobre la primera y desconocida novela de Francisco Tario, Aquí abajo, forma parte del libro Dos escritores secretos. Ensayos sobre Efrén Hernández y Francisco Tario, compilado por Alejandro Toledo (uno de los mejores ensayistas mexicanos contemporáneos) y publicado a fines de 2006 por el Fondo Editorial Tierra Adentro.

Digamos que no sé de muchos que estén muy felices con la portada del volumen, y tampoco con las correccioncitas abusivas del encargado del cuidado de la edición (que incluso perjudicó al compilador cambiándole el año de nacimiento). Por eso mismo, en el caso de mi texto, prefiero remitir aquí a la versión publicada en Laberinto, respetuosa de los términos originales.

Y en el número 119 (enero-febrero de 2007) de la bella revista Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla, aparece un texto de narrativa, «Antes de conocer a María», que, no sólo por ser mío, me gusta mucho. La revista, ustedes la conocen, es excelente y está muy cuidada y muy bien editada por Julio Eutiquio Sarabia y Armando Pinto.

sábado, enero 20, 2007

Quiero decirlo aquí

Quiero decirlo aquí
porque me dejas solo cuando me acosan los cuernos de caza
porque tiendes aduanas para cada uno de mis pasos
porque mellas el filo a mis cuchillos
y vuelcas en el jardín el petróleo de mi lámpara
Porque me humillo ante mi dios de ateo
y rezo por ti en la soledad de mi merienda
porque hay un templo y clamo por la resurrección
porque te encuentro bajo todas las piedras del desvelo
y tu parte de sábana es la parte oscura de la luna
Porque no falta quien escupa mi mano de huérfano
porque al fin de cuentas nada de esto te importa
y me falta el aire para gritarme «¡Basta ya!»
quise decirlo aquí

Guillermo Fernández, «Quiero decirlo aquí», en La hora y el sitio, en Exutorio. Poesía reunida, 1964-2003.

jueves, diciembre 07, 2006

Job, páginas 17 y18

Viejo y lleno de días.
Terminé de mecánico en un taller de barrio,
obrero montador en el Berlín amargo,
propietario de taxis que transitan el sueño.

Viejo, lleno de días, humillado en el blanco
de los ojos de Dios.
Mis carnes son la esquina de un daguerrotipo,
mi corazón es una fecha oscura,
mi afán es el salmón puesto a las brasas
junto a las márgenes del río que remontaba.

Caído en mí, distante,
hecho de campos de verdura
y ojos como canarios.
No he sido yo más mío que este plato de sopa.

Cada noche derribo, como un licor amargo,
las letras de mi nombre.
Cada mañana vuelve el Señor a edificarlas.
Tal es nuestro secreto. La mutua cicatriz.

Viejo, lleno de días,
me vuelve sabio el modo
en que voy pareciéndome a las piedras.
Y así como las chispas de un motor
se dan al aire,
así yo me abandono a la aflicción.

Julián Herbert, La resistencia

miércoles, diciembre 06, 2006

Sobre Rossi



En el número de Nexos de diciembre aparece el texto «Novela del distraído adolescente», reseña delgeney sobre Edén. Vida imaginada, el libro reciente de Alejandro Rossi, uno de nuestros excéntricos entrañables.




viernes, noviembre 24, 2006

Noticias




En el número 9 de la revista Replicante aparece mi ensayo «La narrativa enferma», una elegía furiosa a 20 años de la muerte de Rulfo y a pocos meses de la de Salvador Elizondo, una reflexión alevosa pero cierta sobre el estado de nuestra narrativa.
Y en el número 2 de Cuaderno Salmón, que también acaba de salir, se publica un breve texto mío titulado «El placer de ignorar», escrito a raíz de la experiencia de funcionario que debe saberlo todo y, sin embargo, nada o muy poco realmente conoce.

(Pero, ¿para qué sigo con este blog? A estas alturas se ha vuelto un escaparate para la autopropaganda, pero ese ánimo se me presta poco. Más bien, es una suerte de apatía la que me ocurre al plantearme la vociferación egolátrica de las noticias.)

Porque, por ejemplo, en el suplemento Hoja por Hoja de octubre apareció una breve nota de Kenya Bello sobre El hacha puesta en la raíz, la compilación de ensayistas mexicanos nacidos a partir de 1970 que preparamos Verónica Murguía y yo y que acaba de ser publicada por Fondo Editorial Tierra Adentro. Y se me pasó citarla. La pongo aquí ahora, con retraso:

«Desde las primeras páginas de este volumen se antoja ignorar, aunque sea por un instante, el irremediable transcurso del tiempo o dejar a un lado los deberes para emprender un largo recorrido por un mundo que tiene identidad propia más allá de la narrativa y la poesía: el del ensayo. El antojo nace de un prólogo que no sólo convence de lo irrelevante que puede resultar ser representativo en materia de creación y del derecho que tiene todo antologador para proponer una selección de aquellos escritos que considera novedosos y dignos de difusión, sino que esboza una imagen sugerente de las delicias literarias que un ensayo puede deparar, así como de los retos intelectuales que supone explorar las posibilidades de la intuición o moverse en el terreno de la conjetura que son característicos de este género. En ese sentido, aquí se encuentran cuarenta y siete estilos de exploración que difícilmente pueden encasillarse en uno solo, porque lo único claro es que son estilos muy diversos entre sí, pues aunque sus autores crecieron en el mismo país y época no hay ideas unívocas ni uniformes: están los que discuten, los que se preguntan, los que responden o los que retratan a un personaje, un lugar o situación y que lo mismo se acercan a la moda, la identidad, el trabajo, el conocimiento o la escritura. No sólo hay diversidad, lo mejor es que muchas veces logran arrancar sonrisas y sembrar algunas ideas que resonarán en la cabeza.» (KB)

domingo, noviembre 12, 2006

Sobre El hacha

Me permito transcribir aquí la reseña de Christopher Domínguez Michael a El hacha puesta en la raíz, publicada hoy en El Ángel, de Reforma.

Diario de Fatigas / El hacha y la raíz
Christopher Domínguez Michael

El hacha puesta en la raíz, la antología de "ensayistas mexicanos para el siglo XXI" (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2006) que Verónica Murguía y Geney Beltrán Félix han preparado y dispuesto, es el primer libro de su género aparecido desde que José Luis Martínez publicó la última edición corregida y aumentada de El ensayo mexicano moderno (FCE, 1958, 1971, 2001) y desde el Ensayo literario mexicano (UNAM), que coordinado por Federico Patán apareció en 2001. La antología de Martínez empieza con Jaime Torres Bodet (1902-1974) y durante años se detenía en Carlos Monsiváis (1938), mientras que la de Patán da principio en Antonio Alatorre (1922) y culmina con Jorge Volpi (1968). Murguía y Beltrán Félix han seleccionado a más de 40 autores nacidos entre 1970 y 1983.
Entre los ensayistas escogidos cabe distinguir a algunas de las familias intelectuales que, de no mediar algún trastorno mayúsculo, dominarán la escena literaria en los próximos años. Saltan a la vista, en primer término, aquellos escritores que ya han destacado en el mundo de la edición y en el periodismo literario, como Luis Vicente de Aguinaga (1971), un buen poeta que además cuenta con sólidas credenciales académicas y ha seguido trabajando en Juan Goytisolo y en sus hermanos.
También aparece, en El hacha puesta en la raíz, un ensayo de Rafael Lemus (1977), dueño del temperamento crítico más enérgico de su generación y quien en esta ocasión habla de Mario Bellatin, un narrador con cuyo fraseo y en su solipsismo, se identifica. No olvido a Vivian Abenshushan (1972), ensayista que practica un sentido del humor que no puede ser sino del orden moral. Y a Antonio Ortuño (1976), que habla de Beckett (pero no sólo de él) y le preocupa un tema ya clásico en la literatura del siglo pasado: la ética, la política, la responsabilidad intelectual. También aparecen en esta antología ensayos de Humberto Beck (1980), ya conocido por su librito sobre Gabriel Zaid y zaidiano él mismo por su claridad y su sentido común; de Gabriel Bernal Granados (1973), editor y escritor muy sofisticado, hombre de biblioteca, para hablar únicamente de los autores de los que saqué más provecho en una primera lectura.
Entre los ensayistas escogidas por Murguía y Beltrán Félix destacaría yo a Elisa Corona Aguilar, que en "La llegada del Expreso Hogwarts y la sordera de Willy Wonka" exhibe una virtud escasa entre los críticos de la cultura: el optimismo. Ve Corona Aguilar que en la nueva literatura infantil y en el nuevo cine para adolescentes, en Harry Potter y en Charlie y la fábrica de chocolates, de Tim Burton, se registra una importante mutación de los arquetipos narrativos que al fin parecen liberarse de las amarras decimonónicas que el siglo veinte de alguna manera preservó. Y Mayra Ibarra (1972), a su vez, cultiva el ensayo mítico-histórico en "El Adán español y la Eva india", que retoma el formato clásico de Jorge Cuesta y Octavio Paz.
Luis Alberto Arellano (1976), en su turno, presenta unas páginas que honran a la primitiva mayéutica del género, combinando a la vida y a los libros en una sola esencia, que le permite hablar de San Agustín de Hipona y de la enfermedad de su propio padre en un logradísimo ensayo. Y mientras Gabriel Wolfson (1976) se reconoce entre la heredad de Salvador Novo y de Xavier Villaurrutia, en "Para una literatura comprometida", Ignacio Sánchez Prado (1979) habla de J.M. Coetzee, un escritor al que me parece que no hemos leído como ese coetáneo nuestro que es, habitante de la periferia bárbara, premoderna y posmodernismo que es México tanto como Sudáfrica.
Me sorprendió, finalmente, encontrar que tanto Logsang Castañeda (1980) como Rafael Toriz (1983) se refieren, cada uno por su parte, a Hugo con Hofmannsthal, cuya Carta a Lord Chandos tradujo Jaime García Terrés. Ni Castañeda ni Toriz citan esa traducción. Es probable que la desconozcan (se publicó en 1990 y creo que no se ha reeditado). Pero lo que importa es que se aparezca el fantasma. Hace poco leí Genios, de Harold Bloom, libro en el cual el gran profesor de Yale se sentía obligado a explicar a sus alumnos que Hofmannsthal, el poeta simbolista austriaco, era algo más que un libretista de Richard Strauss. Veo que la Carta de Lord Chandos forma parte de la pequeña historia de la lectura en México (que a veces es la gran historia literaria). Esa clase de apuntes pueden tomarse, como aperitivo, de la lectura de El hacha puesta en la raíz, de Verónica Murguía y Geney Beltrán Félix, antología llamada a quedarse en la biblioteca de la nueva literatura mexicana.

martes, octubre 31, 2006

El hacha puesta en Bellas Artes


Este domingo 5 de noviembre, a las 12:00 horas, se presentará El hacha puesta en la raíz. Ensayistas mexicanos para el siglo XXI, compilación de Verónica Murguía y elgeney, en la Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México (Eje Central y Avenida Juárez, Centro Histórico). Los hachazos vendrán de Christopher Domínguez Michael y Mario Espinosa. Intentará moderarlos el buen Enrique Romo.

Como la sala es grande (no lo es menos el libraco, mi nerviosismo tampoco), se ruega a los coautores su gentil presencia, acompañados por unos cinco o seis amigos o parientes. De esa forma, aseguramos el lleno. Además, aquellos coautores que no han recibido o recogido sus ejemplares, podrán exigirle a Epigmenio León que los entregue en el acto (cosa que Epigmenio hará puntualmente, con profesionalismo exagerado).

Ahora, hay que considerar que a la gran mayoría de los coautores ni Vero ni yo los conocemos; así, no es improcedente plantear una agradable conversación cara a cara (ya liberados de las invisibilidades del mail) sobre este protocanónico libro.

martes, octubre 24, 2006

Explicación

«O fils et petit-fils du péché d’écrire, le mensonge sera votre respiration et la vérité, votre silence.»
Ainsi, aurait pu parler Dieu à Moïse.
Et Moïse aurait pu répondre: «Porquoi, Seigneur, pourquoi condamner Tes créatures à mentir?»
Et Dieu aurait pu ajouter:
«Afin que chacun de vos livres soit votre vérité et que, face à la Mienne, cette vérité indigne s’effondre et, d’elle-même, tombe en poussière.
«Là est Ma gloire.»

Edmond Jabès

martes, octubre 10, 2006

Oh habla del silencio

Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Oh habla del silencio.

Alejandra Pizarnik, Extracción de la piedra de locura

domingo, octubre 08, 2006

Generacíón nerviosa

El deseo profundo de escribir una prosa noble y clara, agua fresca, una prosa tranquila y convincente, con olor a buen manantial, con sabor a piedras de montaña alta, a tierra de pinares. Agua para beber. Y la convicción agotadora de que pertenezco a una generación enamorada de minucias, incapaz, me parece, de inventar un mito poderoso o un símbolo de la condición humana.

Alejandro Rossi, «Diario de guerra», en Un café con Gorrondona.

miércoles, octubre 04, 2006

Noticias

En el número reciente de Luvina (44) se coló un breve texto mío sobre Graciliano Ramos, el gran y desconocido escritor brasileño. Antecede a un fragmento de Angustia, una de sus novelas mayores, en traducción de Cristina Peri Rossi.

En el número de este mes de la revista Nexos (346) aparece "Distopía narrada por rufián", una reseña mía a la excelente novela del joven y tapatío Antonio Ortuño, El buscador de cabezas.

miércoles, septiembre 27, 2006

Tema: el padre, su muerte

When the father dies, he writes, the son becomes his own father and his own son.

Paul Auster

martes, septiembre 26, 2006

En Brisées

C’est que nous sommes aujourd’hui fort éloignés d’un temps où l’on pouvait sans être trop naïf, croire à certaines possibilités de liberté… impossible, en ces années de nouvelle et plus rude avant-guerre, de prononcer sans ironie, colère ou amertume ce simple mot: libération.

Michel Leiris, 1938

lunes, septiembre 18, 2006

El hacha puesta en la raíz

Hablaba por teléfono con mi gran amigo LJ cuando llegó un mensajero y me dejó un paquete. Traía dos ejemplares de El hacha puesta en la raíz. Ensayistas mexicanos para el siglo XXI, libro voluminoso y muy bello que compilamos Verónica Murguía y yo para el Fondo Editorial Tierra Adentro.
Se trata de una reunión de ensayos inéditos escritos por autores mexicanos nacidos a partir de 1970. El conjunto de textos es muy rico, multifacético y contradictorio. Producto de una investigación de varios meses, la selección se realizó a partir de un material muy amplio. Y el resultado, pienso, es excelente: hay en sus páginas ensayos de temas muy diversos, con estilos, ideas y enfoques muy variados, que conforman un panorama de gran interés sobre el ensayo actual en México. (Está mal que yo eche tantas flores, pero como siempre dudo de estas cosas, y ahora no es el caso, hay que aprovechar.)
Claro, desde las cinco y media de la tarde, cuando me llegaron los ejemplares, y en vez de ponerme a escribir el ensayo sobre el ensayo total, o el comienzo de la novela de Emarvi, no me he pasado sino revisando el libro de la primera página a la última; estoy muy emocionado. Ya le puse un mail a todos los coautores para darles la noticia.
Pronto estará el libro distribuido en las librerías Educal de Conaculta. Y apenas haya fechas de las presentaciones, aquí postearé los datos.

martes, septiembre 12, 2006

El cartero y la enferma

Pasaron dos horas más y ese mediodía de principios de agosto el viejo Gabriel no llegó en su bicicleta, con su impermeable gris, a entregar cartas a nadie. El jueves, dos días después, otro cartero —un hombre de cuarenta y pico de años, bigote poblado y cara gorda, parecido al fontanero Mario Bros— llegó en su motocicleta y repartió en el edificio el doble o el triple de cartas que en un día normal.
María esperó al viernes. Llegó el mismo hombre desconocido. Ella salió a la verja y le habló por sobre el asfalto con un grito exigente:
—¡¿Qué pasó con el viejo?!
El hombre le contestó, ya sentado en la moto y de espaldas al edificio, listo para reiniciar su ruta:
—¿El ruco...? ¡El ruco está enfermo!
En ese instante María se sintió huérfana de súbito, huérfana en definitiva, desertada —y se imaginó a sí misma saliendo del jardín, tomar hacia la izquierda en la banqueta y caminar, sí, caminar.
¿Buscar al anciano? Ahora sí: hablarle, romper su celda mutua de silencios.
O, si no, simplemente irse.
Y perderse.

Balada de las últimas bombas

José Eugenio Sánchez

ron es un viejo actor del blanco y negro
que hacía dinero con cualquiera vendiendo entrevistas y pistolas
mientras
en el mundo caían varias bombas
george por su parte
es un ranchero petrolero que montaba una gran troka con un longhorn en el frente
junto a su mujer que masticaba una mazorca y escupía los pellejitos por la ventanilla
y en el mundo caían más bombas
bill en cambio
fumaba mariguana y le encantaba que sus amigas se la mamaran
no por eso dejaban de caer más y más bombas
pero era diferente a la época de georgy —el hijo de george—
que buscaba afanosamente el cariño de su padre
entre las bombas que caían sobre el mundo

sábado, septiembre 02, 2006

El veto a la ley del libro

José María Espinasa

El gobierno del presidente Vicente Fox se despide vetando -se dice observándola, pero en la práctica es un veto- la Ley para el Fomento a la Lectura y el Libro, ante la campaña de la Comisión Federal de Competencia y la Secretaría de Hacienda, escandalizadas por el terrorista ataque al sagrado dogma del neoliberalismo que -dicen- representa el precio único. No sólo desautoriza a las autoridades del sector educativo y cultural -la SEP y el CNCA apoyaron dicha ley-, no sólo ignora la decisión de las cámaras -en el Senado por unanimidad, en la de Diputados por amplia mayoría- y el acuerdo de los organismos gremiales y profesionales de la cadena productiva del libro, sino que deja al desnudo lo que antes disimulaba, su desprecio por el lector y por la lectura como elemento vital del desarrollo cultural.
De nada sirvió la argumentación conceptual, los ejemplos, la disección del funcionamiento económico y social del mercado del libro, las voces autorizadas y en buena cantidad que hablaron en favor, nada, prevaleció el dogma. Se le quiso objetar como anticonstitucional y no hallaron por dónde, y terminaron vetándola porque contradecía las bondades del capitalismo salvaje. No importó que se les demostrara que incluso bajo esa óptica el precio fijo resultaba benéfico. Y, desde luego, no tomaron en cuenta nunca el valor del libro como bien social.
Sería conmovedor, si no fuera patético, que todo se instrumentara como película de Hitchcock en su peor época, con la creación de un suspenso pueril que deja para último minuto el anuncio de lo que ya sabían desde muchos días antes. La tecnocracia resuelve así las cosas, de último minuto y de la peor manera. Presidencia tuvo la ley aprobada por las cámaras durmiendo en su escritorio tres meses y sólo cuando se vencía el plazo de su promulgación decidió hacer el veto. ¿Qué cara tendrá Reyes Tamez en este momento, cuando realizó una brillante defensa de esta iniciativa? La cara de todos los que hicimos algo por esa ley es de desconsuelo, pero Fox no es nuestro patrón y fue nuestro enemigo -en este caso no nuestro adversario- a lo largo de todo su sexenio. Nosotros seguiremos haciendo libros y él espero que cumpla su promesa de retirarse al rancho.
Los diputados y senadores de la nueva legislatura tendrán de nuevo como asunto pendiente algo de lo poco que sus antecesores ya habían resuelto. Habrá que insistir, más allá de la decepción, en la pertinencia de la ley y en especial del precio único. Se tendrá que volver a explicar a las cámaras el asunto, convencer a nuevos funcionarios y esperar que algún día -y que no sea demasiado tarde para la industria y la cultura- entre en funcionamiento. Los enemigos declarados de la ley celebrarán el asunto, los que -por cobardía más que por falta de convencimiento- no la defendieron tendrán que asumir su falta de compromiso y la responsabilidad en el desastre.
Mientras tanto, se tendrá que redoblar la apuesta por un lector activo, por el que lee por placer, en bibliotecas, en libros prestados, en aquel que hace el esfuerzo de apartar algo del gasto y compra un libro para sus hijos, aquel que se siente orgulloso de tener aunque sea una mínima biblioteca familiar, aquel al que se le despertará la vocación lectora más por necesidad que por azar, por aquel que sabe que la página es un territorio de libertad que no pueden robarse. En fin, después de tantas afrentas contra la democracia y la cultura ya no debería sorprendernos una más. Y sin embargo nos sorprende.

(Este texto de José María Espinasa se publicó en La Jornada hoy sábado 2 de septiembre.)

domingo, agosto 13, 2006

Una ratificación

Verónica Murguía

Disculpa, lector, mi tardanza para escribir esta ratificación, dirigida al embajador de Israel en México, David Dannon. La periodicidad de esta columna así lo determina, y más vale tarde que nunca. Además, desgraciadamente, el asunto a tratar no perderá vigencia en mucho tiempo. Recordará el lector la vergonzosa rabieta pública protagonizada por el señor Dannon, misma que tuvo lugar el 26 de julio de este año, cuando exigió que el grupo de intelectuales y escritores que habían firmado un desplegado donde se exigía al Estado de Israel que desistiera de los bombardeos sobre Líbano, se retractaran. Dannon llamó a los firmantes, entre los que me encuentro, inmorales. Nos acusó de apoyar el terrorismo y de no lamentar la sangre israelí derramada. No repetiré aquí todos sus "argumentos". La mayoría son bien conocidos, ya que repitió la consigna de Bush, "o con nuestros bombarderos, o con el terrorismo".
Semejantes simplezas son indignas de alguien que ejerce un cargo diplomático, más aún cuando hay tantas vidas, israelíes y libanesas, en peligro. Yo, señor Dannon, ni con el gobierno que usted representa, ni con Hezbollah. El ejército de Israel bombardeó la aldea de Qana, matando a treinta niños, algunos minusválidos. Si es verdad que allí se encontraban militantes de Hezbollah, ¿por qué sólo fueron rescatados los cadáveres de civiles? ¿Cómo no convertirse en un escudo humano si los caminos y puentes han sido destruidos? Según cnn, Qana fue bombardeada más de ochenta veces.
Acusar a los firmantes de antisemitismo es un abuso. Todas mis autoridades son israelíes, y a la información que envían me atengo. En una carta del 24 de julio firmada por Peretz Kidron de Yesh Gvul, una organización pacifista compuesta por militares, se informa que miles de palestinos –eso también empeora–, incluyendo a docenas de miembros del Parlamento Palestino, están detenidos "administrativamente". Muchos palestinos han sido asesinados en Gaza en estos días, mientras el resto del mundo mira hacia Líbano. Ya hay un primer refusnik (soldado que se niega a matar) en esta guerra, Iztik Shabbat, quien firmó la carta "Valor para negarse" el 19 de julio.
Yonatan Shapira, fundador de Combatientes por la Paz, otro grupo de militares que se niegan a participar, difundió esta semana la siguiente petición: "Para poder defender a Israel, pido al mundo su apoyo para obligar a mi gobierno a detenerse." Yo no puedo hacer casi nada, excepto transcribir aquí su petición.
¿Qué lógica perversa condena a quienes secuestraron a los dos soldados israelíes y justifica a quienes destruyen un país entero en respuesta? ¿Qué no les importa el creciente aumento de odio, que se resuelve en mayor popularidad del terrorismo que amenaza a civiles israelíes inocentes? ¿Cree el señor Dannon que las matanzas de Sabra y Chatila ya se nos olvidaron? Por si él no se acuerda, mucha gente en Israel expresó su repugnancia por este acto, del que Ariel Sharon fue responsable. Por eso fue destituido de su puesto en el Ministerio de Defensa. Esa matanza tuvo como marco la primera invasión del Líbano, "una guerra de expansión, no de defensa", según Avi Shlaim, profesor de relaciones internacionales en Oxford.
Ygal Shochat, Cirujano en Jefe de la aviación israelí, también es miembro de Médicos sin Fronteras. Perdió una pierna combatiendo en Egipto en 1970. En 1996, dice, "no creí en la legitimidad de la Operación Viñas de Ira, pues el objetivo era obligar a civiles libaneses a huir, y así presionar al gobierno de Líbano para actuar contra Hezbollah." Como ahora.
Neve Gordon, maestro de la Universidad Ben Gurion en Beer Sheva, dice que es el ejército de Israel quien crea los escudos humanos. Los "escudos" son quienes andan por ahí cuando el ejército israelí asoma en busca de un terrorista. No es una elección hecha por los civiles, es la denominación que el ejército (y usted, señor embajador) usan para llamar a los muertos.
Por último citaré el final del profético "Yo acuso", de Baruch Kimmerling: "Acuso a todos –a los intelectuales judíos en Israel y Estados Unidos– quienes saben esto y no hacen nada por impedir la catástrofe. Las masacres de Sabra y Shatila serán poco comparadas con lo que sucede y sucederá, a todos, judíos y árabes, después de esta guerra étnica. Y me acuso a mí mismo por saber esto, por llorar muy poco y quedarme callado demasiadas veces."
Y yo, simplemente, no me retracto.

"Una ratificación" fue publicado en La Jornada Semanal, hoy 13 de agosto de 2006, por Verónica Murguía en su columna Las Rayas de la Cebra.

martes, agosto 01, 2006

Cina, el líder de los conjurados, en la víspera del atentado contra Augusto finge esta crítica de la democracia, por lo demás no inexacta

Augusto, ignorante de la conjura de Cina y Máximo, les pide su consejo: ¿debe abdicar, como Sila, ante el temor de ser asesinado, como Julio César? Cina, nieto de Pompeyo, lo convence de mantenerse al mando del imperio; su objetivo es impedirle la impunidad posible de quien pasa de maître de l'univers a ciudadano y asesinarlo, como un castigo ejemplar para los ambiciosos con el cual se libere en definitiva a Roma de cualquier tentación de tiranía. Pero la crítica hipócrita hacia la democracia que sale de labios del conspirador no carece de fundamento y peor aún de pertinencia para estos días nuestros, asediados por la manipulación y el cinismo de políticos arribistas.

Mais quand le peuple est maître, on n’agit qu’en tumulte:
La voix de la raison jamais ne se consulte;
Les honneurs sont vendus aux plus ambitieux,
L’authorité livrée aux plus séditieux.
Ces petits souverains qu’il fait pour une année,
Voyant d’un temps si court leur puissance bornée,
Des plus heureux desseins font avorter le fruit,
De peur de le laisser à celui qui les suit.
Comme ils ont peu de part aux biens dont ils ordonnent,
Dans le champ du public largement ils moissonnent,
Assurés que chacun leur pardonne aisément,
Espérant à son tour un pareil traitement:
Le pire des États, c’est l’État populaire.

Corneille, Cinna, II, 1

domingo, julio 30, 2006

Coda

Pero, con todo, el Estado de Israel no tiene derecho a asesinar a hombres, mujeres, ancianos y niños libaneses. No tiene derecho a destruir la infraestructura de Líbano ni a negarse a una tregua humanitaria. ¿Quién dará el primer paso? ¿Quién hará el primer acto de buena voluntad en Medio Oriente? ¿Israel cesará en sus bombardeos, Siria e Irán aceptarán abiertamente la existencia de Israel como estado nacional, Jezbolá procederá a su propio desarme, Jamas con todo y su triunfo democrático respetará los acuerdos firmados por la ANP, las grandes potencias dejarán de suministrar armamento a los diferentes implicados...?
La guerra traerá más violencia, más odio y terrorismo. Entonces, ¿cuál es la solución? ¿De dónde vendrá la buena voluntad?

domingo, julio 23, 2006

Doris Lessing, 1986

large numbers of young people, when they reach the age of political activity, adopt a stance or an attitude that is very much part of our times. It is that democracy is only a cheat and a sham, only the mask for exploitation, and that they will have none of it. We have almost reached a point where if one values democracy, one is denounced as reactionary. I think that this will be one of the attitudes that will be found most fascinating to the historians of the future. For one thing, the young people who cultivate this attitude towards democracy are usually those who have never experienced its opposite: people who’ve lived under tyranny, value democracy.

Doris Lessing, Prisons We Choose to Live Inside (1986)

jueves, julio 13, 2006

Toda la luz


«¿Por qué parecía el amor abrirle más sus heridas? ¿Qué surcos transitaba donde queriendo dejar semillas dejó llagas? ¿Qué daño le removía el horizonte?... La madre no comprende: la hija le fue siempre un misterio. Toca los labios exangües. ¿Qué plegaria dirán Señor que a Ti te apiade pues que Tus siervos le niegan la absolución? El ritual seguirá su norma, y aunque no les rasguen la ropa en señal de duelo —“No te abstengas de orar al cielo en busca de Misericordia”—, ahí estará el dolor como una aguja atravesando el pecho hasta la cintura. El cortejo emprende su lenta marcha rumbo al espacio del cementerio donde la tierra no está consagrada —¿acaso no retorna igual al polvo el polvo del suicida?—, Exaltado y Santificado sea el Gran Nombre en el mundo que Él ha creado a Su Voluntad, un rincón de santidad baldía que vomita a los inicuos: el cadáver entrará boca abajo en el ataúd para que no ofenda a la Presencia el rostro que olvidó, en su loca inmolación, su divina semejanza...»

Esther Seligson, “El entierro”, en Toda la luz

El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar Toda la luz, un volumen con lo mejor de la narrativa breve de la escritora mexicana Esther Seligson. Se trata de una autora de culto dueña de un aliento lírico lleno de emoción y una capacidad de fabulación siempre múltiple y sorprendente. Es Seligson además el ejemplo de un vigoroso apego a una vocación escritural que condensa o revela —y ya ves cómo esta circunstancia termina siendo siempre fundamental para mí— una búsqueda permanente de autenticidad artística; en su prosa no hay marcas ni deudas con las modas literarias, sino la concentración expresiva de un hálito de introspección en tramas y temas, momentos y personajes tanto más seductores y subyugantes cuanto se trata —y este dato resulta manifiesto a cada página para quien la lea con ánimo ecuánime— de un mundo personal dominado por un puñado fértil de obsesiones. «No creo que ninguna obra de arte esté absolutamente separada de la vida interior de su autor», ha escrito, «no sólo de sus sentimientos, sino también de sus ideas, de su concepción del mundo, de sus prejuicios y aspiraciones, sus fobias y sus sueños». Es Seligson (y concluyo apresuradamente) un nombre inclasificable y necesario en la prosa hispánica contemporánea.

Fragmento del futuro

Se prepararán para el día de la venganza. Reunirán sus armas: cuchillos, pistolas, palos, taladros, martillos, sartenes, lo que tengan. Cuando llegue el día, a las seis de la mañana, saldrán de sus casas. Convocarán a sus parientes, a sus vecinos, sus amigos. Les dirán: «¡Vamos a chingarnos a los ricos! ¡Vamos a saquear las casas de los millonarios, de los ladrones, de los políticos corruptos! ¡Vamos a quemar los bancos, vamos a destruir los autos de lujo, vamos a matar a los hijos de su chingada madre!» El furor se extenderá por el esmog. De las colonias jodidas de la Ciudad y el país saldrán los gritos como un solo alarido denso y dilatado, la gente asaltará los microbuses y los camiones y el metro y se dirigirá a las colonias residenciales, a los rumbos podridos de cada ciudad. Entrarán por la fuerza en las casas, no habrá resistencia en los guardias, los guaruras, los miembros del ejército. Lincharán a los puercos jefes de empresa, a los industriales, a los corrompidos dueños del poder, los jefes de la policía y de los narcos y los secuestradores, los altos lacayos de las trasnacionales que explotan a la gente, la llenan de cáncer y destruyen la Tierra, los ladroncísimos cardenales y obispos, los parlamentarios y traficantes de influencias, los especuladores y rapaces banqueros con sus esposas, sus hijos y amantes y toda persona cercana que se haya visto contaminada y beneficiada por la iniquidad. Les sacarán los ojos, les romperán la ropa, les cortarán la verga, las tetas, destruirán las ventanas con vitrales, aventarán los cuerpos asesinados a las albercas, los llevarán por las calles como trofeos, emascularán y empalarán a los juniorcitos rubios que se llenan la nariz de coca y secuestran a las sirvientas y empleadas para quemarles con colillas de cigarros los pezones y el clítoris, violarlas y dejarlas casi muertas en algún canal de desagüe, perseguirán por las calles a los que intentan huir en sus autos extranjeros: todas las salidas estarán bloqueadas por la turba, y luego de saciarse con los primeros hechos asaltarán los refrigeradores y las cavas, dormirán en las recámaras envueltos en sábanas carísimas.
Al día siguiente seguirá la venganza: entrarán en las oficinas de los rascacielos donde despachan los abogados litigantes, los inversionistas, los gangsteriles dueños de los canales de televisión y los periódicos, los grandes negociantes, los cínicos funcionarios, los caciques de los partidos políticos y los sindicatos, arrancarán las computadoras de sus conexiones en las paredes, tirarán por las ventanas los archiveros y las peceras y los diplomas y falsos títulos. Y al tercer día asaltarán las tiendas departamentales y las vinaterías y los almacenes de comida importada, se llevarán la ropa fina y los alcoholes y las piernas de jamón y los bacalaos, y al llegar la noche del tercer día: todo habrá terminado.
La venganza habrá satisfecho las ansias de justicia. Matar y robar y descuartizar a los que mataban y robaban y violaban los habrá redimido. El mal y su violencia habrán sido exterminados, arrancados de la raíz de todos: de los verdugos con su muerte y de las supuestas víctimas con el asesinato purificador. Los nuevos hombres, las nuevas mujeres, los vengados por sí mismos, serán ahora gente libre del mal.

martes, junio 20, 2006

Josefina Vicens regresa a las librerías


El FCE acaba de publicar en un volumen las dos novelas de Josefina Vicens: El libro vacío y Los años falsos, en su colección Letras Mexicanas. Un acontecimiento. Ni más, ni menos.

Antonio Ortuño presenta su primera novela



Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) acaba de publicar su primera novela, El buscador de cabezas. Violenta, divertidísima y trepidante , esta distopía política de un país no excesivamente distinto del nuestro es una de esas obras fuertes que provocan todo menos indiferencia en quien las lee. No es para nada excesivo afirmar que Ortuño ha escrito una novela excelente que augura una carrera muy sólida sustentada en una noción de la mejor literatura.

La novela se presentará el próximo martes 27, a las 7 p.m., en la Casa Refugio Citlaltépetl, en la ciudad de México, con los comentarios de Enrigue y Mejía Madrid.

domingo, junio 18, 2006

Once meses

Acabo de cumplir once meses en mi trabajo actual, como editor de literatura en una casa prestigiada. Un colega, a quien corrieron a la mala no hace poco, dijo en algún momento: "Geney no se ha enterado que aquí el editor es un achichincle, el último eslabón de la cadena". Bueno, ya me enteré. Pero no lo acepto, claro.
Se supone que esta editorial no se guía por criterios elementalmente comerciales. Es decir, se asume que esta editorial tiene un cometido con la cultura iberoamericana y universal, gracias al subsidio estatal que recibe, el cual, sin embargo, es cinco veces inferior al destinado al Partido Verde Ecologista, institución que ni de lejos ha hecho por los pueblos de Iberoamérica lo que en siete décadas ha realizado esta editorial para la cual trabajo.
Acabo de cumplir 30 años de edad, y entiendo bien que sería una arbitrariedad hacerle demasiado caso, en la conformación del catálogo de una editorial con 70 y tantos años de historia y prestigio, a un muchacho inexperto y de criterio bisoño como, según es fama, sería mi caso. Sin embargo, he caído en la cuenta, a lo largo de estos frustrantes once meses, que quizá uno de los pocos (y en esto he de sonar por fuerza arrogante) que tiene en esta casa por lo menos una pizca de congruencia e intuición editorial y otro tanto de honestidad intelectual c'est moi. Hay una lista de autores fundamentales del canon iberoamericano que, según yo, deberían ser recuperados y publicados por esta editorial que me paga tan poco por hacer el trabajo de cinco o seis editorcitos. Quizá sueno amargado; siento una frustración enorme, lo acepto. Pero a cambio de esos autores no incluidos aún en el septuagenario catálogo de esta casa, se me da la instrucción bien seguido de pedir contratos para una serie de escritores mediocres y gángsteres que, claro, logran ser publicados gracias a sus artimañas notoriamente exentas de ética.
Esta frustración tiene que conducir a un cambio, por supuesto. A más tardar he de irme en diciembre o enero; escéptico, no creo que esta editorial maravillosa y tan vulnerable a las bajas presiones de la política cambie si cambian sus dirigentes.
El aprendizaje, enorme, serviría a cualquiera para fundar una nueva editorial, como ha sido el caso de algunos ilustres antecesores. Necesito (ya saqué cuentas) cinco millones de pesos para los primeros diez años. Publicaría en mi nueva editorial (ya tengo el nombre; no lo diré) diez novedades al año, una al mes entre enero y octubre. Autores muertos o clásicos: brasileños, italianos, rusos, griegos, algunos de nuestra lengua. Contemporáneos, pocos o ninguno. Luego de diez años, la editorial se defendería sola. Tendría, claro, el prestigio que le daría la selección siempre meditada de su catálogo.
Aunque... no, en realidad no funde acaso ninguna editorial. ¿Para qué? Con esos cinco millones de pesos que, ojalá, algún pariente narco tendrá a bien facilitarme sólo por la coincidencia en los apellidos, me dedicaría a leer, vivir y viajar en el extranjero, con Andrea y Pati. Y escribiría, por supuesto, mientras alguno de estos políticos cara de mierda que hoy compiten por la presidencia de la república se encargará de lanzar al abismo a este país jodido y con vocación de perpetuo desastre.

sábado, junio 17, 2006

Máxima, siglo XVII

Il ne faut pas s'offenser que les autres nous cachent la vérité puisque nous nous la cachons si souvent nous-mêmes.

La Rochefoucauld

jueves, junio 15, 2006

Reflexiones de un patólogo sobre el abuso infantil

For the little girl of my first experience did not die “simply” as a result of a brain hemorrhage and a fractured skull. Behind the skull trauma was the fury (and at that time some of my colleagues were naive enough to say, the wickedness) of her mother. But behind the mother’s violence, the social history subsequently revealed, was a background of alcoholism and marital discord that, when discovered, added a measure of commiseration to the universal reproof. But behind this history of frustration and maladjustment was a history of victimization of the mother, who herself had been abused by her father when she was a child. Hence, guilt was split in half, for the father, by promoting maladjustment of the aggressor-daughter, seemed to share some responsibility for her acts. But behind this truculence there were too remote to influence the actions of lawyers and police officers handling her case. And behind all these miseries, there stood a violent North American society, which is but a part of a world that is, and has been from time immemorial, violent par excellence. Thus the pathologist who wishes to know the “causes of death” sees the chain of causality extended by new links, daily lengthened by research, but is never close to “the truth,” never really knows the etiology of a child’s death. The pathologist must be content to look at proximate causes, must be satisfied with externals while research continues to reveal causes behind the causes in an unending chain of causality, as when a man holding a mirror looks at his own image in a set of confronting mirrors, and sees a man holding a mirror, and in this mirror the image of a man holding a mirror, and so on, in infinite repetition. So the ideal autopsy report on an abused child, the only one that would do justice to the thorough correlations demanded by a scientific spirit, would be like a narrative containing a subplot and the subplot itself developing a subplot of its own. My colleagues, I am afraid, would not take kindly to the ideal format; for to read it would be like reading one of those literary works that preceded the novel as a genre (of which I believe Don Quixote is the outstanding example), one in which the various characters tell complex stories apparently unrelated to the leading plot, and which the reader must sit through until the leading plot, at long last, is reestablished.

Francisco González Crussí, “Reflections on Child Abuse”, en Notes of an Anatomist.

sábado, mayo 27, 2006

Pausanias en Platea

En la Batalla de las Termópilas, el ejército persa comandado por Jerjes derrotó a los griegos; la derrota terminó con la muerte trágica del líder espartano, Leónidas, cuyo cuerpo fue ultrajado con el beneplácito del rey de los bárbaros. El siguiente episodio, la gloriosa Batalla de Salamina, conoció el triunfo de las naves griegas, lo que propiciaría la retirada de Jerjes a Sardes, sus dominios seguros en Asia Menor. El persa dejó sus tropas a cargo de Mardonio, reiteradamente pintado por el parcial Heródoto como un hombre impío e impulsivo. La debacle final de los invasores habría de tener lugar en tierra, el otoño de ese año 479 a.C., en Platea. El espartano Pausanias, homónimo del muy futuro autor de la Descripción de Grecia, lidera la coalición griega.
El siguiente fragmento —que llega ustedes gracias al patrocinio libresco de mi amigo entrañable Roberto, a quien este blog y su autor rabioso le deben más de una— refiere hechos inmediatos a la caída persa y muerte de Mardonio. El traductor de la Biblioteca Gredos, Carlos Shrader, consigna en sus copiosas y eruditas notas cómo la fuente de este episodio tendría un prejuicio contra Egina, potencia marítima y rival desde siempre de Atenas. Además, buscaría limpiar la imagen del caudillo Pausanias, quien años después abandonaría Grecia para servir a los persas. Por lo demás, la
Historia del apasionado Heródoto, no hay que olvidarlo, se hacía partícipe del naciente y complejo orgullo panhelénico. Uno de sus valores, la piedad y el rechazo de la barbarie.

Por cierto que en Platea, en el contingente egineta, se encontraba Lampón, hijo de Píteas, que era uno de los principales personajes de Egina. Este sujeto, abrigando un propósito extremadamente impío, corrió a entrevistarse con Pausanias y, a su llegada, se apresuró a decirle lo siguiente: «Hijo de Cleómbroto, acabas de realizas una gesta de una magnitud y una brillantez colosales, y la divinidad te ha permitido salvar a la Hélade y conseguir, que nosotros sepamos, una gloria muy superior a la de cualquier otro griego. Culmina, por consiguiente, tu hazaña, a fin de te aureole una notoriedad mayor, si cabe, y para que, en lo sucesivo, a la hora de incurrir en actos incalificables contra los griegos, todos los bárbaros se abstengan de tomar la iniciativa. Como quiera que, a la muerte de Leónidas en las Termópilas, Mardonio y Jerjes ordenaron que le cortaran la cabeza y que la clavasen en un palo, si tú, en reciprocidad, haces lo mismo con el primero de ellos, serás elogiado, ante todo, por la totalidad de los espartiatas, pero también lo serás por el resto de los griegos, ya que, si mandas empalar a Mardonio habrás vengado a Leónidas, tu tío paterno». Esto fue lo que dijo Lampón en la creencia de que su sugerencia agradaría a Pausanias, pero éste le respondió en los siguientes términos:
«Extranjero egineta, agradezco tu deferencia y tu preocupación por mi persona, pero la idea que has propuesto no es atinada, De hecho me has encumbrado a gran altura, haciendo lo propio con mi patria y mi hazaña, y luego me has reducido a la nada al aconsejarme que ultraje un cadáver y al pretender que, si así lo hago, mi fama se verá acrecentada: tal proceder es más bien propio de bárbaros que de griegos, y es algo que les censuramos. Desde luego, ojalá que, si de ello depende, no cuente yo con la aprobación de los eginetas y de quienes toleran esos desafueros; a mí me basta con practicar la piedad, de obra y de palabra, con el beneplácito de los espartiatas. Y por lo que se refiere a Leónidas, a cuya venganza me instas, proclamo que ya ha sido sobradamente vengado: lo ha sido, tanto él como los demás que perecieron en las Termópilas, con el homenaje de las innumerables vidas de los aquí caídos. Tú, por tu parte, no vuelvas a darme consejo alguno; es más, debes estarme agradecido por no ser castigado.»

Heródoto, Historia, IX, 78-79

miércoles, mayo 17, 2006

El Fernando Vallejo affaire

En menudo problema tenemos al ensayista frustrado. Sergio Téllez-Pon ha escrito un texto, «Sobre la narrativa de Vallejo», en que ejerce una defensa del autor colombiano, frente al ¿ataque? del ensayista frustrado, el bloguero rabioso, el escritor novato. Hay ciertos aspectos que el ensayista frustrado habría de puntualizar, pero el escrito que tiene en mente exige más tiempo y dedicación del que, por sus burocráticas labores editoriales, puede invertir en estos días furiosos. En ese ensayo-ficción, el ensayista frustrado habría de insistir en su crítica de la misantropía intolerante del narrador de Fernando Vallejo. No una crítica de otros valores y recursos de La virgen de los sicarios y El desbarrancadero, muy bien reseñados por Téllez-Pon, sino una crítica de ese narrador protofascista que, no hay que negarlo, también deslumbra con su prosa vivaz, exacta e impecable.

Habría que, también, aceptar la polémica de la voz narrativa. A diferencia de Borges, Deniz o Nabokov, autores que proponen o exigen con su obra una definición estética y vital de sus lectores, puntos de partida para la reflexión y discusión a partir de los cuales pueden surgir inquisiciones creativas feraces, Vallejo —el autor y el narrador— es dogmático: no tolera en nada una exploración narrativa que no se halle estrictamente apegada a la primera persona, con el mismo énfasis lapidario con que Macedonio Fernández no aceptaba, ni de lejos, la novela realista.

Lo cual es una amputación suicida; habría que decir, sencillamente, que hay historias que se narran en tercera y otras en primera persona porque, dicho de una forma muy simplista, hay hechos que le pasan o podrían pasar a uno y hechos que le pasaron o habrían pasado a otros. ¿...Que llevamos milenios narrando en tercera persona? ¿...Que no hay manera de saber qué pasa en la cabeza de otra gente? Pues la disyuntiva, planteada en esos términos, peca de falta de sustento: primero, narrar es una actividad humana fundamental que se ha venido haciendo desde el origen de la historia y se hará incluso un segundo antes del fin de la especie, en primera o tercera persona, en forma oral o por escrito, sobre hechos reales o ficticios; y, segundo, la ficción —principio elemental— construye personajes y no sabe nada de personas reales cuya cabeza, en efecto, es bendita e ineluctablemente incognoscible. Y si hay narradores que, de manera genial, siguen narrando en tercera persona, se debe a que asumirán (yo pienso) que lo necesario no es la congruencia estricta con un cómo castrante y prejuicioso sino la efectividad estética y vital del qué.

Ahora, sobre los géneros. Patalear contra su majadera existencia es tan infantil como aceptarlos acríticamente. Existen por razones muy claras y específicas: han respondido a necesidades expresivas de cada época y seguirán existiendo porque la literatura es forma, y toda forma habla de contornos, precisión, límites: transfigurados, problematizados —palabra que, según Margaret Atwood, tiene el defecto de no existir—, rebautizados o replanteados una y otra vez, los géneros son tres, acaso cuatro: asumen envases y etiquetas diferentes y Vallejo, con todo y su propensión a épater l’intellectualité, se inscribe fértilmente en las reglas y la tradición de… ajá, la ficción autobiográfica.

Vallejo, a no dudarlo, es uno de los autores más auténticos y poderosos de la lengua. Pero su narrador o, más concretamente, los dicta virulentos de su narrador —compartidos, según es fama, por quien le ha dado vida— no tienen que ser por fuerza aplaudidos por la universalidad de sus lectores. Más que nada, al ensayista frustrado le parece irrevocable que la empatía y la imaginación son dos atributos infaltables en su idea propia de lo narrativo. Ambos partirían de una postura ante la realidad en mucho diferente de la argüida por nuestro autor colombiano. Pues el narrador de Vallejo no se distingue ni por su empatía ni por su imaginación. Todo o casi todo en él es, en su relación con el mundo, belicosidad, juicio, intolerancia: punto final. No hay ahí incomodidad, incertidumbre, debate, introspección dudante: puntos suspensivos, germen para reflexiones futuras, extendidas, tenaces en el pensar de sus lectores.

Lo cual, insistamos, no excluye los valores fulgurantes de esa prosa no raramente perfecta.

lunes, mayo 15, 2006

Insistencia

No, no sé mucho de rebeldes. Acaso, que rebelde es hoy el nombre de un grupo musical y una telenovela estupidizante sobre hijos de papi, juniorcitos caprichosos, y Revolución sólo una avenida al sur de la ciudad de México, justo donde se hallan las oficinas del Programa Tierra Adentro. Triste el destino de la palabra rebelión en México, hoy en día.
Sé, sin embargo, que Marcos está diciendo lo que nadie más: desde hace tres años, desde hace cinco años y medio, ha dicho lo que hoy es más claro: la democracia mexicana ha sido traicionada. Ha señalado a la izquierda oficial, la del PRD, como una mafia política venal y veleidosa, prostituida y traicionera. Ha señalado la corrupción del sistema partidista en su conjunto, y ha insistido en las injusticias de la fallida transición democrática. Ha dicho estas cosas sin morderse la lengua, sin pisarse la cola: creo que tiene razón y que es necesario e importante que esto se siga diciendo, aunque de nada sirva ni servirá a fin de cuentas.
¿Hay lugar hoy para la violencia revolucionaria? De regreso de un siglo de mitos y dogmatismos, de revoluciones traicionadas, purgas y manipulaciones de la verdad histórica, no es dable creer en la posibilidad de la violencia revolucionaria. Tú, que conoces la historia de Marioralio, habrás entrevisto en esas páginas el miedo a ese futuro probable. Es miedo y no deseo. Reconocimiento y no esperanza de una posibilidad. Pero realmente, ¿cómo saberlo? Temo, presiento la amenaza de una guerra civil. Las circunstancias están dadas para una rebelión general, pero, y en eso tienes razón (una vez lo dijiste) a final de cuentas nada pasará, nada cambiará. Es ingenuo creer en la gente, ver en el pueblo otra cosa que no sea una muchedumbre oprimida, deseducada, corrompida también, inconstante, aprovechada y estúpida.
Hace doce años la moda era ser neozapatista, creerle todo a Marcos. Lo recuerdo, yo estaba en la Fac de Filosofía, muchos iban a Chiapas en las caravanas zapatistas, hacían colectas, todo eso. Desencantado desde entonces, acusaba yo entonces a Marcos de un iluso, un fanfarrón o un manipulador.
Hoy la moda no es Marcos. Hoy la izquierda arribista, la izquierda del votar-por-el-menos-malo, la izquierda cínica está con el autoritario, mentiroso, voluble, abusivo, cínico, trepador, irrespetuoso, fascista y exiguo de entendederas Andrés Manuel López Obrador, a quien se le perdona todo porque enfrente se halla el chamuco: Salinas, Falderón, Fox, Marta, Diego, Abascal, la ultraderecha, los tecnócratas, los lacayos de los ricos. Hoy la izquierda ingenua está con Patricia Mercado y su partido deforme, esos ejemplares parásitos del sistema de partidos, la minoría que, al no tener que perder sino el registro, toma las banderas del 2% de votantes: la legalización de la mariguana, la despenalización del aborto, la equidad de género, el matrimonio de homosexuales, aun sabiendo que, incluso con 5 diputados en el Congreso, sus propuestas liberales —por lo demás urgentes— no encontrarán el menor eco de nadie, ni de la sociedad ni de los demás partidos, para volverse ley y tal vez realidad; si Patricia Mercado tuviera el 30% de preferencias en las encuestas, ¿defendería esas banderas?
Hoy la moda es defender al Peje López Obrador, escoria en un medio de escorias, de los ataques sucios de la ultraderecha. Y a la ciudad de México ¿quién la defendió del despotismo del Peje, su falta de transparencia, sus amigos corruptos, su arbitrario uso de la justicia, su desprecio por la cultura, su desconocimiento de las necesidades verdaderas de los habitantes de la capital (mejores empleos, mejores opciones de vivienda, mayor seguridad, mejor transporte público)?
De regreso a Marcos. Él entendió que dentro de la democracia (y disculpa que no use comillas ni cursivas, pero esa palabra, hay que aceptarlo, ha sido siempre, desde la era de Pericles, un lobo con piel de oveja, si bien, quizá, el lobo menos malo de todos) la violencia revolucionaria se volvía por entero inefectiva, si es que alguna vez fue lo contrario. ¿Hay lugar para violencia revolucionaria, hoy en este país?, insisto. ¿Hay manera de despertar a las masas jodidas para que subviertan el orden inmoral y corrompido de nuestro tiempo? ¿Hay forma de que la rabia contenida, la humillación sufrida una y otra vez por los de abajo hallen expresión violenta y transformen la historia? No creo. La violencia se dará como en San Salvador Atenco hace dos semanas: estallidos de coraje súbitos, incontrolados, inefectivos, ante los cuales se usará, sin piedad, la fuerza policiaca de un Estado protofascista como el nuestro.
Más que un hecho, el rebelde habrá de volverse un testimonio. Eres muy serio, no te gusta la frivolidad. Eres más moralino que yo, en cuyo blog rabioso faltan la ironía y las fotos, como dijo Groucho. ¿Marcos se reduce a presumir sus piernas, a seducir con gracejadas a los reporteros europeos? ¿Eso es todo el neozapatismo? No peques de parcial. Marcos entendió que la única forma de dignificar la lucha rebelde era perpetuarla en la palabra, volverla cuestionamiento moral y así, entonces, hacer imposible, alejar, no volver prioridad la llegada al poder. A través de la sola palabra jamás derrocará nadie ningún sistema político.
No sé de rebeldes, cierto. ¿Remordimiento de pequeñoburgués? Ajá, pero no es culpa mía. Fue la cigüeña, es todo. Pero el remordimiento, la candidez, la desmemoria vienen no de quien compra baratijas en Liverpool: vienen de la envidia. Es el reconocimiento de la imposibilidad propia para, sin contemplaciones, romper con la sociedad corrompida y acusarla, hostigarla, confrontarla. No, no es una moda: hay el desencanto, hay la furia. Existe en mí esa obsesión de la búsqueda sobre el cómo cambiar el mundo: Darío Aspettani se va a la Sierra Sureña a repartir medicinas, libros, alimentos; Poza reescribe correspondencia para separar el mal del bien; Marioralio sueña con una Guerra. ¿Cómo cambiar la realidad? Buscando, quizá, la verdad. Inútil, terca, fastidiosamente. Significa el rechazo, entraña el disgusto de quien escucha. Así le iba a los incómodos profetas frente a los reyes impíos de Judea. Como el héroe imposible de Ibsen, el enemigo del pueblo —héroe del martirologio futuro— es quien dice la verdad. Y la verdad, acaso, sí existe; decimos que no porque es, cómo negarlo, intolerable.

Respuesta

Amigo,
¿cómo decirte que te equivocas? ¿Cómo decirte que una vez más eres un sujeto preso del glamour y la frivolidad? ¿Es acaso, como sostienes, que el autonombrado Subcomandante Marcos es el único líder moral de este país? ¿A qué le llamas líder moral? ¿Qué lugar ocupan quienes dieron su vida (y la cara, por supuesto) en una lucha por los pobres de este país? ¿Acaso Lucio Cabañas o Genaro Vázquez se ocupabande decir que eran las mejores piernas del sureste mexicano? ¿Dónde quedan los hombres de la FARP, del EPR, del ERPI, del CCRP-CJ28J? ¿Son invisibles? ¿Les tomarás en cuenta sólo si dieran entrevistas para EFE o la AFP? ¿Necesitas que el gobierno mexicano les otorgue el mismo reconocimiento que el EZLN? ¿Necesitas que den una gira por la UNAM y ciudades importantes? ¿Has sentido alguna vez el miedo de quienes son perseguidos y desaparecidos? ¿Has visto a tus conocidos desaparecer por estar vinculados a estos grupos? ¿Sabes acaso del horror de gente como los hermanos Antonio y Héctor Cerezo? ¿Has mirado un poco más allá de tu vida pequeñoburguesa?
Disculparás, Geney, que cuestione tu propuesta de inconformidad, pero me da la impresión de que la conseguiste en el palacio de hierro o en liverpool. Me da la impresión de que despertaste y sentiste que hablar del subcomandante Marcos era la moda. Me da la impresión de que tarde o temprano utilizarás ropa furor habana y camisetas con el rostro del che.
Perdóname, amigo, pero creo que muy poco sabes de un grupo rebelde.

domingo, mayo 14, 2006

Declaración (desencantada) de marquismo

El Subcomandante Marcos es el único líder moral en México. (El otro sería, en la esfera literaria, Gerado Deniz.) Es Marcos, también, el más lúcido y franco analista político. Lo defienden (y no sé qué tanto haya de candidez o desmemoria en lo que digo) su integridad y su congruencia. A diferencia de otros tantos «líderes» y «analistas», Marcos no tiene compromisos con los grupos de poder, no mantiene una hidden agenda que, como sucede en el caso de los políticos de todos los partidos o los articulistas de todos los periódicos, condicione y pervierta su postura de compromiso y lucha moral con los de abajo. Cualquier otro, como hay muchos en la izquierda oficial mexicana, habría ya negociado sus principios y habría aceptado prostituir su pasado de lucha guerrillera. Marcos podría haberse quitado el pasamontañas, y sería ya gobernador de Chiapas o candidato a senador de la república por el pseudoPartido de la pseudoRevolución pseudoDemocrática. A cambio, por supuesto, del silencio cómplice y la traición con los jodidos.
Pero no lo ha hecho.

Su lucha, sin embargo, fracasará. No llegarán sus palabras verdaderas a los oídos o los ojos de quienes deberían escucharlas, leerlas, los humillados y ofendidos de este país. Seguirán siendo manipuladas, tergiversadas por los aparatos de propaganda del sistema político. No habrá por lo tanto una respuesta general, un levantamiento, ni violento ni pacífico, para subvertir el orden inmoral de las cosas en nuestra sociedad.
Pero la lucha de Marcos es necesaria. Lo otro, callar, la indiferencia, son vergonzantes. Todos lo hacemos: somos cobardes, alegamos deberes, vocaciones, compromisos, hijos, la escritura, para no tomar la decisión visceral de romper con la sociedad, aislarse de ella, huir de ella y acusarla con la vehemencia intransigente de un profeta veterotestamentario. Marcos, mientras escucha las acusaciones que lo postulan de violento, fundamentalista, intolerante, payaso, títere tanto de la izquierda (según la derecha) como de la derecha (según la izquierda) o farsante que busca el martirio y un lugar en la historia como segundo Che, hace y dice lo que cualquier ser humano con dignidad tendría que hacer, inapelable e impostergablemente, ante la injusticia, la miseria y la corrupción. Prefiere la congruencia moral y la búsqueda de la verdad, antes que la popularidad y el aplauso, ya no digamos el poder o el dinero.

Marcos es un testimonio: más un testimonio que un hecho.

sábado, mayo 13, 2006

Otra rabia

Palabras del Subcomandante Marcos durante el mitin del 12 de mayo

Compañeros y compañeras de la otra campaña:
Hoy, como en otras ocasiones, nos convoca el dolor.
El dolor de ver a nuestras compañeras, a nuestros compañeros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y de otras organizaciones, grupos, colectivos, familias y personas atacados por las policías de los malos gobiernos en San Salvador Atenco.
Los malos gobiernos del municipio de Texcoco, de filiación perredista; del estado de México, de extracción priísta, y el gobierno federal, que encabeza el panista Vicente Fox Quesada.
No fue, como dicen allá arriba, un operativo para imponer el orden.
Fue un ataque de destrucción y aniquilamiento, perpetrado con la impunidad de quien se sabe protegido por la ley de arriba, la ley del poderoso. La ley que justifica el asesinato de un joven, el empleo de armas de fuego en contra de población civil indefensa, la destrucción de viviendas humildes, las golpizas salvajes sobre todo lo que se moviera, la agresión sexual en contra de mujeres y muchachos, las detenciones arbitrarias e indiscriminadas. En suma, el fascismo.
Todo esto con una coartada, que apenas duró unas horas en los medios de comunicación, la del estado de derecho, la de la imposición de la ley.
El mismo estado de derecho que ha convertido la justicia en mercancía cara, cuyo costo sólo puede ser pagado por el que tiene dinero. Así hemos visto a Marta Sahagún, del PAN y esposa de Vicente Fox, comprar a jueces para cubrir el enriquecimiento ilícito de su familia. Y si alguien se atreve a denunciarlo públicamente, nueva compra de la justicia para acallar y penalizar a quien dijo la verdad.
El mismo estado de derecho que solapa y cubre a los legisladores que, como Diego Fernández de Cevallos, del Partido Acción Nacional, se dedican a usar su posición política para favorecer el crimen organizado. El mismo estado de derecho que no sólo permite, también promueve el uso de recursos de la nación para que el PAN invierta en el negocio redondo de los puestos públicos y la inflación de encuestas, como hacen con ese enano mental con aspiraciones de dictadorzuelo que es Felipe Calderón.
El mismo estado de derecho que da prerrogativas legales al brazo político del crimen organizado, el Partido Revolucionario Institucional, y a ese gánster venido a menos que es Roberto Madrazo.
El mismo estado de derecho que encubre la corruptela institucionalizada llamada Partido de la Revolución Democrática, y que alimenta y nutre, con los mismos embaucadores de siempre, la campaña de Andrés Manuel López Obrador.
Compañeros y compañeras:
Allá arriba, en algunos lados, están proponiendo orientar su ocio a la teoría de la conjura, de la conspiración, del complot ideado para arruinarles el negocio en el que han convertido las elecciones.
Pero acá abajo sabemos lo que pasó: la maquinaria represiva del Estado echada a andar sin importar dónde, cuándo, quién ni cómo.
Quieren que abajo nos convenzamos de que sólo es posible la política de arriba, con ellos y ellas, bajo sus reglas y tiempos.
“Pruebas”, piden los de arriba cuando se les señalan las violaciones a los derechos humanos con que aplicaron “su ley”. “Pruebas” repiten sus ecos amaestrados.
Como si allá arriba se hubieran tomado la molestia de reunir “pruebas” para hacer lo que hicieron.
¿Y los partidos políticos y sus candidatos? ¿Acaso les importa lo que acá bajo sucede?
No.
Se enteran por los medios de comunicación y van corriendo con sus asesores de imagen para hacer el cálculo de qué impacto puede tener en las encuestas el despotricar prometiendo, si llegan a la Presidencia, convertir todo el país en el Atenco del 3 y 4 de mayo (como hicieron Calderón y Madrazo); o quedarse callado, como hizo AMLO, limitándose a condenar la violencia, “venga de donde venga”, como si fuera equiparable la de los pobladores a la de los policías.
Atentos a las encuestas, a estos políticos no les interesa ni la democracia, ni la libertad, ni la justicia.
Porque ninguna de estas banderas, abrazarlas, hacerlas suyas con consecuencia, inciden en las encuestas.
Compañeros y compañeras:
Todo esto lo sabemos, y por eso también nos convocan hoy la indignación y la rabia.
La indignación y la rabia que provoca el saber que, para los de allá arriba, las mujeres son el botín de guerra prometido de antemano a las tropas del “orden”.
La agresión que recibieron y reciben nuestras compañeras por el hecho de ser mujeres.
El querer no sólo golpearlas y detenerlas, también humillarlas y destruirlas moralmente.
Y el mensaje no es sólo para ellas como mujeres que luchan por un país mejor, por otro México.
Es para todas las mujeres en México.
Para el sistema económico y político todas son el botín con que se paga a quien impone con la fuerza lo que no puede sostener con la razón.
Someterse de buen grado al desprecio, al maltrato, a la agresión sexual, a la violación; o ser obligadas a ese sometimiento con el uso legal de la violencia. Esta es la alternativa que, para todas las mujeres de abajo, humildes y sencillas, ofrece el sistema, independientemente del signo político que se simule allá arriba.
¿Quién puede enorgullecerse de aplaudir esto como símbolo de la modernidad democrática en nuestro país?
¿Quién puede ser honesto y guardar silencio frente a esta crueldad?
¿Quién, como mujer, como ser humano, en México o en cualquier parte del mundo, puede saber de lo que significó ser mujer en San Salvador Atenco, en el estado de México, el 3 y 4 de mayo de 2006, y seguir de largo, no hacer nada y seguir cargando la humillación propia, disfrazando de destino y mala suerte lo que han convertido en maldición?
¿Quién puede conocer todo eso y tomar el micrófono, la cámara, la computadora, el estrado, la mesa, el transporte, el lapicero, la herramienta de trabajo en el campo o en la ciudad, el libro, el cuaderno de apuntes, el juguete, encender la radio o la televisión, leer el periódico o una revista, y no ver y no oír, o, peor aún, ver y oír y pensar que tal vez se lo merecían, “quién les manda ser estudiantes, trabajadoras, indígenas, quién les manda ser pobres, quién les manda no ser diputadas, senadoras, gobernantes, funcionarias, empresarias; en fin, quién les manda ser mujeres”.
¿Qué mujer en México, sin importar sus ideas, puede honestamente quedarse callada?
¿Quién como joven, anciano, niño, hombre o mujer, puede saber lo que significó ser uno u otra en Atenco el 3 y 4 de mayo, y permanecer inmóvil?
¿Quién puede escuchar la historia de los dolores de esos compañeros y compañeras y no sentir la misma rabia y la misma indignación?
¿Quién puede escuchar la decisión de seguir luchando que sigue en su corazón, y no sentir la misma rebeldía?
No nosotras, no nosotros, no la otra campaña, no los compañeros y compañeras que somos de quienes sufrieron el ser de abajo y de izquierda en la larga jornada del terror de arriba los días 3 y 4 de mayo en San Salvador Atenco.
Ni indiferentes, ni callados, ni inmóviles.
Nosotras, nosotros, la otra, no dejaremos a nuestras compañeras y compañeros solos, solas. Ni en la cárcel, ni en su dolor, ni en su rabia, ni en su lucha.
No importan ni el tiempo que tarde ni la coyuntura que allá arriba decidan e impongan.
No importa si somos muchos o pocos.
No importa si se nos ataca o se nos alaba.
No importa si se nos comprende y apoya, o si se nos condena y persigue.
Cumpliremos el deber primero que adquirimos como parte de la otra: ser con los otros y otras, apoyarnos, no dejarnos solos.
Seguiremos gritando y seguiremos movilizando, todos, todas, en todo el país.
Si piensan que con la represión nos van a detener o a desanimar, que tomen el ejemplo de nuestros compañeros y compañeras detenidas el 3 y 4 de mayo.
Si es la represión, con la coartada partidaria o mediática que sea, con la que decidan enfrentar nuestra demanda de justicia, que de una vez vayan haciendo lugar en las cárceles, en los hospitales y en los cementerios, porque esto no se va a detener hasta que todos los presos y presas del 3 y 4 de mayo salgan libres.
Allá arriba no les importamos.
No les importa el horror que provoca el saber lo que le hicieron a nuestros compañeros y compañeras y a personas que ni siquiera sabían de qué se trataba.
Calculan que los golpes y amenazas, el tiempo, las mentiras y el silencio terminarán por mandarnos a un rincón olvidado.
Se equivocan.
Seguiremos con nuestras protestas y movilizaciones, en todo México y en el mundo.
Sabrán que acá abajo ni perdonamos ni olvidamos.
Y no será la nuestra una rabia como la de antes, como la de siempre.
No.
Ahora es y será una indignación organizada, otra rabia.
Apenas empezamos, no nos detendremos.
Que saquen a todos los presos, a todas las presas, o que de una vez nos metan a todos a la cárcel.
Desde la otra Ciudad de México.

Subcomandante insurgente Marcos.
México, Mayo de 2006.